d o c e

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—Mark, ¿no tienes nada que decirme?

El rubio levantó su vista, mirando hacia su novio con total confusión y dejando el móvil sobre la mesa.

—No... —su contestación fue dudosa, tratando de recordar si había algo pendiente que había olvidado decirle y JinYoung estuviera impaciente para que le contase; pero realmente su mente estaba en blanco, siempre le decía que lo amaba y le había deseado buena suerte hoy en el trabajo. No había nada qué decirle si lo pensaba bien. —¿Tendría qué?

El pelinegro rodó los ojos, se sentó recto sobre el sofá y pasó una mano por su rostro mientras miraba al rubio con cierto enojo.

—Iré directo. —suspiró y sus orbes se guiaron directo hacia los ojos de su novio. —La anterior vez que fui a tu oficina escuché como estabas con tu jefe dentro de su oficina. —cortó y apretó sus labios. —¿Me quieres ver la cara de imbécil, Mark?

El rubio hizo una mueca y trató de acercarse al pelinegro, acción que el contrario solo se alejó de él y le empujó suave en su brazo.

—¿Qué estás diciendo? —preguntó preocupado mientras se sentía intimidado por su mirada llena de furia sobre él. —No sé de qué me estás hablando.

Mark se sinceró y JinYoung le miró con asco.

—Sí, hazte el desentendido. —alzó sus manos en exageración y se pasó una mano por el pelo tratando de no gritarle. —Escuché claramente como te decía que se fueran a su apartamento. Y curiosamente, cancelaste nuestra cita por cosas que te había encargado tu jefe. —el rubio frunció el ceño y JinYoung supo que después de lo que iba a decir, iba a joderlo. —¿Te metiste con él para que lanzara tu línea de ropa más rápido, verdad?, ¡¿no es así?!

Mark iba a hablar, pero cuando abrió la boca y su voz quiso amenazar con salir quebrada, tuvo que pasar saliva y cerrar los ojos tratando de no llorar. Era demasiado sensible, y temas como estos de ser infiel no iban para nada con él.

Le conocía, sabía que JinYoung era celoso y demasiado posesivo, pero jamás habían llegado al punto de desconfiar del otro e insinuar que le estaba engañando. Se juraron siempre tener confianza entre ellos, y que si tenían duda de algo, primero iban a preguntar y ya después dejarían que las cosas se desenvolvieran por sí solas.

Y realmente, le partía el corazón que JinYoung pensara así de él.

Que le viera como si fuera una zorra que caía a los pies de cualquiera.

—¿Qué te hace pensar que era yo el que estaba adentro con él? —habló a pesar de sentir sus ojos aguarse y su voz rota en el transcurso de su pregunta.

—Estaba diciendo tu nombre. —escupió y Mark quiso realmente reír por lo dentro a pesar de las lágrimas que seguían retenidas sobre sus ojos. —Tengo que decir que ustedes dos no eran demasiado discretos.

Y mierda, claro que quería reír, pero después de haber escuchado lo dicho, solo quiso llorar, decirle lo idiota que era y preguntarse a sí mismo qué había hecho mal para que pensase así de él.

¿Desde cuándo JinYoung creía que él era así?

Siempre le contó todo, desde los piropos que un día le echaron en la calle, hasta los chicos que le coqueteaban en el trabajo. Y obviamente, si Mark ya no quisiera tener una relación con JinYoung, se lo diría. No quisiera verlo sufrir y seguir andando con él solo por pena o miedo a su reacción.

—JinYoung, en verdad me decepcionas.

Susurró y de sus ojos comenzaron a caer pequeñas gotas de agua, y el pelinegro realmente se sintió mal por hacerle derramar lágrimas. Pero mierda, no podían jugar así con él y mucho menos dejarle plantado mientras ponía excusas para ir al apartamento de su jefe y tener sexo.

Call Me Daddy || JinGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora