c a t o r c e

3.9K 354 783
                                    

YuGyeom y BamBam llevaban ya una hora en los camerinos debido a la competencia de baile que el menor tendría el día de hoy, y el peligris, siendo siempre un gran fan de sus movimientos y sus largas piernas, se había asegurado de confirmarle la noche pasada que esperara por él mañana, que iría temprano y que estaría ahí con él para apoyarlo.

Y viéndolo de la forma positiva, ellos siempre habían sido así, demasiado unidos y bastante melosos que cualquier tipo desconocido que les viera, llegaría a decir que tenían todo, menos una amistad, pero a pesar de que fueran el chisme en boca de todas las personas, solo ellos sabían el amor mutuo que se tenían, la confianza y la amistad que no hallaba sobrepasar a más. Por eso mismo, BamBam no dudó ni un segundo en querer estar ahí para su mejor amigo y alentarlo a que todo estaría bien si primeramente él creía en sí mismo. Incluso, se había encargado de comprar unas gaseosas para ambos y traerle sus dulces favoritos para que pudiera sentirse consentido y animado después de dar su presentación.

Pero al contrario, los pensamientos del mayor siendo completamente positivos y alentadores, los del menor se encontraban al borde de la depresión.

Ya que había sido aceptado, eso el menor lo tenía en claro, pero aún así, a pesar de los elogios que le había dado el encargado de la competencia, no dejó de sentirse frustrado, nervioso y presionado.

JinYoung había ignorado su mensaje donde le había invitado a que viniera a verle, y a decir verdad, una mitad de él se sentía decepcionado por pensar que un hijo de puta sin sentimientos como él llegaría a tener un poco de compasión y atención por el menor. Quiso contarle a BamBam, pero cuando estaba apunto de hacerlo, cerró la boca en cuanto recordó las sospechas que el peligris estaba teniendo acerca de su relación un tanto extraña con el economista, y por ello mismo, prefirió suspirar, mover sus pies nervioso y evitar que el sudor comenzara a bajar por toda su frente en cuanto una chica le llamó diciendo que era el siguiente.

—¿Y si llego a equivocarme en algo? —el menor habló nervioso mientras sentía sus piernas querer fallarle en aquel momento y a su mente amenazarle con querer olvidar la coreografía que había estado aprendiendo durante toda una semana entera.

—Lo harás bien.

El mayor le contestó calmado y carcajeó un poco ante el nerviosismo de su mejor amigo en aquellos instantes mientras apoyaba una mano en su hombro dándole su apoyo completo.

—Tengo miedo Bammie, ¿qué tal que si son mucho mejores bailarines que yo?

—No he visto a nadie más dedicado al baile como tú, ni siquiera en las películas. —le sonrió, quitó la mano de su hombro y esta vez comenzó a palmarle la espalda. —Ahora ve y rómpete una pierna. —y le empujó en dirección al escenario.




...

El pelinegro llevaba más de media hora sentado viendo como niños estúpidos se movían descoordinadamente con la música. Estaba comenzando a dolerle la cabeza gracias a la música tan alta y a Mark a un lado de él gritándole a los participantes que lo hicieron bien, inclusive, a los que habían fallado y no habían recibido si quiera un aplauso.

—¿Cuándo es el turno de YuGyeom? —preguntó descarado, sin ninguna expresión en su rostro y tratando de no notar que estaba desesperado.

—¡Shh!, ya es el siguiente. —susurró Mark chillando de la emoción y callándolo al instante. —¡Vamos, YuGy! —y empezó a aplaudir como una madre apoyando a su hijo aún sin que empezara la presentación.

La gente hablaba entre sí sin poner ni una pizca de interés en las presentaciones, y cuando YuGyeom se paró en el centro del escenario y la música empezó a sonar a través de las bocinas, todas las miradas se dirigieron a ese chico que parecía dejar el alma en el escenario.

Call Me Daddy || JinGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora