d i e c i s é i s

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24 de noviembre del 2017.

—Wow.

Parecía estárselo comiendo con la mirada. Al menor por lo general, le gustaba usar pantalones ajustados que sin ser consciente de ello, hacían resaltar sus largas y bien formadas piernas. JinYoung siempre sabiendo cómo nunca desperdiciar de las cosas que le ponían en sus narices, disfrutaba esa vista de un castaño yendo de un lado hacia otro, pidiendo las órdenes y haciéndole remarcar aquellos carnosos y frescos muslos que reclamaban por la atención del pelinegro. Y joder, claro que le encantaba mirarle sin discreción y descaro alguno, como si fuera un maldito enfermo, pero aún así, sabía que no era el único que soñaba con follarse a aquel niño, y todo gracias al pequeño montón que también le miraban de una manera morbosa y demasiado insana, que ocasionaban que se pusiera completamente furioso.

—No lo mires. —escupió y trató de decirlo lo más calmadamente posible. Trató, bien lo dijo, mas no pudo y se escuchaba con aquel tono mandante y amenazador.

—¿Qué te pasa? ¿Cómo puedes desperdiciar una vista así? —WooJin inquirió, comenzó a morderse su labio inferior y el pelinegro comenzó a verse un poco más irritado mientras los segundos pasaban, así, haciendo que el rubio dirigiera la vista de inmediato a aquel rostro rígido que le miraba sin expresión alguna y le juzgaba en silencio. —Hey, ¿qué te ocurre? Ni que fuera de tu propiedad o algo por el estilo.

—Solo deja de mirarlo.

No era algo sorprendente ni algo nuevo, Park JinYoung jamás había sido bueno con respecto a ocultar sus celos. Nunca lo había sido. En respuesta, WooJin sólo le ignoró y volvió a pasear su mirada por aquel chico que se encontraba entregando pedidos y dando vueltas por el local.

—¡Buah! —Kim exclamó, levantó sus manos con cierta exageración y bufó. —Siempre la mejor carne ya tiene dueño. Qué desperdicio.

El pelinegro le miró sin comprenderle, volteó rápido su vista en dirección a la que se refería su compañero... Y ahí estaba otra vez, el castaño y su gran amigo, o bueno, eso quería pensar; haciéndole mimos al de piernas carnosas. JinYoung después de aquello, supo que no se encontraba de humor, ni mucho menos, era su día con respecto a llevar a cabo su plan con la conclusión de que aquel niño termine en su misma cama, no después de los estúpidos comentarios del idiota de su compañero y ahora el pelirrojo con el menor. Realmente, estaba a nada de encerrarlo en su apartamento para que nadie más pudiera verlo, sino fuera él. Parecía una jodida y enferma obsesión.

—¿Y cómo te encuentras? —WooJin preguntó, tampoco quería armar un lío ahí mismo con el pelinegro. Eran buenos amigos y a pesar de que el mayor fuera un poco creído, tenía que hacer caso a sus órdenes a pesar de que le pesara mucho. Ambos se ayudaban mutuamente y si Park quería que le quitara los ojos de encima a aquel castaño, debía hacerlo.

Hace mucho que no tenían una plática tan conmovedora o profunda como aquella, solo se veían en el trabajo y la mayoría del tiempo se la pasaban peleando por un puesto significativo en la empresa. JinYoung y él siempre habían sido unidos, tanto que jamás imaginaron volver a quedar en los mismos trabajos y verse por segunda vez después de unos tres años, pero cuando el jefe los tenía catalogados como uno de los mejores empleados de su empresa, los puso a competir por tomar su puesto cuando éste llegara a jubilarse a causa de no tener un hijo a quien heredársela. Y gracias a dios o por arte de magia, JinYoung le había rogado para que fuera a tomar un café con él a pesar de las peleas que había de por medio, y WooJin, no pudiendo rechazar algo que jamás era visto viniendo de parte de un hijo de puta sin corazón como lo era Park, terminó accediendo a la insistencia del mayor. Quien sabe en cuantos años más volviera a suceder, sería un milagro si eso pasara otra vez.

Call Me Daddy || JinGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora