t r e s

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YuGyeom bufó y trató de mantener los pies aún en tierra a pesar de que estuviera pensando con todo menos con la cabeza. Su maldita erección seguía presente y dolía como la mierda, su corazón no dejaba de latir fuerte y quería llorar. Se sentía tan sucio pero lo peor era que su mente le gritaba que ahora ya no se sentía tan presionado ni mucho menos tan necesitado a pesar de que su erección demostrara lo contrario.

El castaño tomó aire y después lo soltó para acomodarse su cabello nuevamente y pasar las manos por sus ropas y alisarlas aunque sea un poco debido a que estaban totalmente arruinadas y arrugadas después de los sucesos.

Sabía que al tipo pelinegro ya no volvería a verlo y que no volvería a cruzar por la puerta para continuar con lo que habían dejado a la mitad, e incluso, la curiosidad le picaba un montón por saber qué diablos había sucedido y qué había sido todo aquello. YuGyeom jamás había sido un chico que se dejaba tocar, mucho menos por un extraño. Pero aquellos orbes negros los seguía teniendo tan grabados y sabía que no los olvidaría por un buen tiempo, incluso, se sentía tan bien después de todo y no encontraba razón para arrepentirse.

Tomó el pomo de la puerta y la abrió, no sin antes ver a los laterales del pasillo y apagar la luz del pequeño lugar.

Una vez se percató de que no había nadie a su alrededor, o al menos, no nadie paseándose por ahí, salió con una mano cubriendo su entrepierna aún despierta y maldijo a JinYoung por lo dentro mientras miraba que cada vez se hacía más creciente de solo recordarlo y volver a imaginar aquellos labios rosados encima de los suyos congeniando tan bien y jugando a la par.

Tenía que arreglar esto ahorita, pero mierda, no conocía ningún sanitario donde podría encerrarse y cumplir con sus necesidades. Y diablos, no podía masturbarse en aquel pequeño cuarto sabiendo que no tendría nada para limpiarse y no dejar ni una sola huella de semen por ahí.

—Mierda.

Susurró en cuanto vio a BamBam entrar por el pasillo y verle con una expresión de alivio después de estarlo buscando demasiado tiempo alrededor del apartamento a pesar de que no fuera un lugar tan grande como para perder a un tipo tan enorme como lo era YuGyeom.

—¡Hey!, ¡¿dónde estabas?!

La mano de YuGyeom se separó de inmediato de su entrepierna y la llevó a un costado de su cadera mientras le dedicaba una sonrisa un tanto incómoda y forzada a su amigo.

—Estaba... —rascó su nuca un tanto nervioso no encontrando las palabras correctas para que no lo delaten. —Estaba... Aquí.

Apuntó con un dedo el suelo y BamBam solo chasqueó la lengua esbozando una sonrisa un tanto traviesa.

—Podría jurar que ya había pasado por aquí y no te había visto... —se sobó la sien— Pero bueno, —levantó la mirada encarando a su amigo. —¿qué hacías aquí si estabas en la barra de bebidas?

YuGyeom tragó duro saliva en cuanto oyó aquella respuesta tan fluida e inocente de parte de BamBam.... Estaba jodido.

—Tuve ganas de ir al baño... y ahora mismo estaba regresando pero me entretuve un poco...

BamBam no tan conformado con las palabras de su amigo, solo bufó y le dio una sonrisa.

—Bien, haré como que te creo. —ladeó un poco su cabeza. —A lo que venía... —se quedó pensando un poco. —¡Ah, sí! Les hable a mis amigos un poco de ti. Mark te recuerda mucho y quiere verte ya que le conté que estabas practicando un poco las artes marciales y él es bueno en eso, así que... ellos están esperándonos en la barra de bebidas.

¿Ellos?

BamBam esperó una respuesta de su amigo pero incluso a éste se le vio una cara de terror y no respondió ante lo dicho.

Call Me Daddy || JinGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora