d i e c i s i e t e

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Su madre había llegado apenas el día de ayer a Seúl, ésta se marcharía el martes y Kim quería pasar hasta las más mínimas horas junto a ella, aveces se les era imposible verse desde que YuGyeom decidió rehacer su vida como el adolescente responsable que aparentaba ser, dejar la casa de sus padres, cumplir la mayoría de edad en una gran ciudad sin miedo a tener que llegar a una hora exacta a su hogar y poder darles un espacio a sus padres, ya que por más de que el menor fuera bien reconocido por ser un chico tranquilo y no problemático, sabía que tenía que construir una vida más allá de la fantasía, no seguir dependiendo a sus diecinueve años de edad aún de personas que solo por ser su hijo, le pagaban algunas cosas de sus estudios, sus tres comidas del día y varias necesidades del chico. Así que por ello, aún teniendo en cuenta de que sería una mala decisión y se arrepentiría rápido por ello, tuvo el coraje de decirle con algunas lágrimas encima a sus padres que se iría de ahí a una ciudad con más oportunidades de las que había en Namyangju.

'Toc Toc'

—¡YuGyeom, llaman a la puerta! —el grito de su madre desde la otra habitación contigua interrumpió al menor quien se encontraba amarrando sus agujetas. —Ve a abrir.

¿Quién podría ser? El día de ayer se había visto con BamBam y éste le había dicho que iba a estar muy ocupado. Así que con la demasiada pereza que tenía encima, caminó con pasos lentos hacia la entrada y en cuanto abrió la puerta vió la figura del pelinegro reclinado en la pared del pasillo cruzado de brazos.

—Hasta que se algo de ti.

—¿Qué haces aquí? —respondió mientras lo empujaba al exterior. —Este no es el mejor momento para que estés aquí, por favor vete. Yo te hablo después.

—Hijo, ¿quien era? —la mujer de baja estatura se asomó por la puerta para visualizar al apuesto economista. —¡Oh dios! Y yo con estas fachas, ¿quién es cariño?

—No es na-

—Soy su novio. —escupió, estiró una mano en dirección a la mujer y colocó su otra mano en la cintura del castaño que lo miraba extrañadamente. —Mucho gusto, señora Kim.

—Oh. —miró con rostro de confusión a su hijo. —No, yo, yo no sabía que mi YuGy tenía novio.

—Decidimos dejarlo en secreto hasta que nos conociéramos en persona. —dedicó una sonrisa encantadora a la mujer en la puerta. —Estoy muy contento de por fin conocerla. ¿Qué les parece si los invito a comer? Quisiera saber acerca de usted.

—No, no te preocupes, podría hacer algo de comer, no gastes en mi.

—Sería un placer llevarlos a comer, quiero conocer mejor a mi suegra, además de que le debía una comida a mi amor. —JinYoung acercó al menor para dejar un beso en su sien.

—Bien, dejen voy a cambiarme y salimos a comer.

El pelinegro entró al departamento después de YuGyeom mientras la madre del menor se metió a su habitación.

—Ven acá, bebé. —JinYoung se sentó en la orilla del sofá y dió ligeros golpes en su muslo para indicarle que se sentara. —¿Por qué no contestabas mis llamadas? —una vez que el menor se sentó encima de él, el economista comenzó a pasar sus manos por su espalda.

—Pensé que querías que estuviera de ¿qué palabra utilizaste? ¿Puta? —arrebató las manos del pelinegro.

—Lo siento, bebé. No medí mis palabras. —empezó a dejar besos por detrás de su cuello. —¿Me vas a perdonar? —JinYoung dirigió sus labios hacia los del menor, YuGyeom tomó una mejor posición colocando sus brazos alrededor del cuello del pelinegro para comenzar a besarlo.

Call Me Daddy || JinGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora