TREINTA Y SIETE

541 40 0
                                    

—¡¿Vas a volver?! ––chillé dando saltitos, repentinamente alegre.

––Mañana sale mi vuelo. Supongo que llegaré en unas quince horas.—contestó él con la misma emoción.—Debería estar ahí para el sábado en la noche.

––Estoy muy feliz de que regreses, Nate. ––dije con sinceridad.—Estos últimos días no han ido muy bien...

Nathan me preguntó la razón, a pesar de que ya sabía que Shawn había terminado conmigo.

No lo estaba pasando nada bien, aunque al menos ya era capaz de pasar el día completo sin derramar ni una sola lágrima. Las noches eran otra historia completamente diferente.

La rutina que adopté el febrero pasado después de nuestra primera cita se repitió. Los primeros tres días no fui capaz de salir de mi cuarto y poco a poco tuve que irme impulsando a hacer algo por mi misma.

Si él había podido abandonarme así nada más, entonces no tenía por qué condenar el resto de mi vida a la tristeza. Si él había sido capaz de dejar todo lo que teníamos tan fácilmente, entonces yo podría intentar hacer exactamente lo mismo.

Tal vez algún día él reflexionaría sobre lo que pasó y sobre su decisión, pero hasta ese día yo seguiría avanzando.

Claro que pensarlo era mucho más fácil que hacerlo. Desearía ser capaz de perder los sentimientos tan rápido como lo perdí a él.

En el momento en que Nathan colgó, me sentí tranquila. Era bueno saber que al menos él no me había abandonado.

El viernes en la noche, Bárbara apareció por mi habitación con Paige en brazos. Me apresuré a cargarla.

––¿Por qué no estás lista aún?---preguntó mirando mi atuendo.

––Porque no voy a ir.---contesté encogiéndome de hombros.

Era el cumpleaños de Shawn y sus padres habían organizado una pequeña cena en su casa, a la cual habían tenido el detalle de invitarnos. Yo decidí que no quería ir desde el principio. No tenía ningún deber ahí.

––-Vamos, Bree. Demuéstrale que no eres esa clase de chicas que dependen de un chico para estar bien. Que no te afecte.—me animó.

––Pero si me afecta...––respondí.—Teníamos planes para este día. No sé si seré capaz de verlo a la cara y aceptar que no serán posibles.

––Con más razón deberías ir. Es bastante probable... No, es completamente probable que él haya pensado en ello tanto o más que tú. Si te ve hoy, se dará cuenta del gran error que cometió. Lo suyo aún puede repararse. ––Dijo. Tomó a la bebé de nuevo y se acercó a la puerta.—Nos vamos en media hora. Llámame si necesitas que te ayude con algo.

Me quedé sentada en la cama viendo hacia un lugar mucho más lejano que la alfombra de mi habitación. ¿Cuánta razón podría tener Bárbara? Es decir, si Shawn hubiera querido arreglar las cosas, ya había tenido suficientes días para hacerlo, pero siendo sincera, el consejo de Bárbara me creó una pequeña chispa de esperanza que fue lo suficientemente fuerte como para moverme a hacer algo por mi misma.

Treinta minutos más tarde, salí de la habitación siendo toda tacones, vestido, cabello y maquillaje. Bárbara me abrazó, feliz de que finalmente haya decidido ir. Se acercó a mi oído y susurró:

––Demuéstrale quien eres. Déjale claro que no va pisotearte.

* * *

Cuando el auto de Niall se detuvo y bajamos frente a la casa de los Mendes, mi teléfono vibró.

Mi vuelo llega en treinta minutos. Xx Nate.

Una sonrisa involuntaria escapó de mis labios. Niall y Bárbara me miraron mientras bajaban del auto.

––¿Puedes prestarme tus llaves?

Mi hermano mayor me miró con una ceja levantada. Le expliqué que Nathan estaba llegando antes y que yo iría a recogerlo. Bárbara me miró con un poco de desaprobación, pero al mismo tiempo sabía lo feliz que me encontraba de volver a ver a Nate.

Cuando llegué al aeropuerto, la mujer en el altavoz estaba diciendo que los pasajeros provenientes de Canadá entrarían por la sala cuatro. Me deshice de los zapatos altos y corrí desesperadamente en esa dirección sin importar que la gente se me quedara viendo, de todas formas, había muchas razones para correr en un aeropuerto.

Los pasajeros ya estaban ahí cuando llegué. Empecé a esquivar gente, buscándolo, pero no lograba verlo. Me detuve para enviarle un texto desde mi teléfonos, pero unas manos se colocaron frente a mis ojos, impidiéndome ver. Sonreí inmediatamente y aparté sus manos para girarme y abrazarlo.

––¡Nate!—chillé y me colgué de su cuello. Rodeó mi cintura con sus brazos y me levantó del suelo.

––Te extrañé mucho.—dijo en voz baja.

Yo solo me limité a sonreír con el rostro enterrado en el espacio entre su hombro y su cuello.

Estaba ridículamente feliz de verlo.




MOMENTO NAUBREY <3 Basta, yo ya no sé con quién diablos shippeo a Bree :c

-ELIZABETH

VICTIMA II: El verdadero Shawn (Shawn Mendes)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora