Era un domingo por la tarde y no había nadie en el local. Ultimamente la gente, ya no venía a platicar con nosotras, no se sentaba a comer con sus amigos, todo había cambiado por una maldita cosa. El delivery.
SI había algo que mi padre detestase era el delivery. No le gustaba que fuese algo práctico, simple y rápido. A él le interesaba más el local, salir a la puerta y respirar el aire fresco, abrir y que esté Manolo esperando y esas cosas. Mi padre era más tradicional. Ahora con respecto a la tecnología,cero. El no usaba cocinas a gas, ni computadoras, ni celulares, ni siquiera televisión. ¿Cómo hacía?. Jugaba al solitario, andaba en bicicleta, cocinaba en horno de barro y todo ese tipo de cosas que a mi mucho no me gustaba hacer.
-¿Otro día con poca clientela?-Rubius entraba al local, mirando a su alrededor.
-Si-le contesté- cada vez entra menos gente. Si seguimos así, vamos a tener que cerrar.
-¿Pero de qué estás hablando hija?- mi padre gritaba desde el fondo. Siempre escuchaba las conversaciones que yo tenía con mis amigos- me encadeno a la puerta, antes de cerrar la pizzería. Ya sabes que con tu madre...
-...lo construyeron con amor y paciencia-le dije de mala gana. Era el verso que me decía siempre. Era cierto, con mi madre habían construido ese lugar cuando tenían 20 años. La pizzería era un lugar al que recurrían todos. Mi madre cocinaba y mi padre atendía las mesas y el mostrador. La gente amaba a mi madre, pero luego de su muerte, dejaron de venir, porque ya no se encontraba esa alegría que le ponía a todo. Así ocurrió hasta hoy. Solo unos pocos clientes habían quedado vigentes, uno de ellos era Rubius.
El se dedicaba a hacer videojuegos, los subía a Youtube y la gente lo compartía, lo votaba y disfrutaba de todo eso. Yo lo conocí cuando me mudé a Madrid, hace dos años. Desde ese momento, es mi mejor amigo. Obviamente el era más afortunado que yo, tenía muchos amigos, una novia maravillosa y un trabajo espectacular.
-Tu padre tiene razón, Lola-me dijo- además si cierra la pizzería,¿ dónde encontraré una pizza más rica?. No existe-reímos y vi a su novia entrar por detrás.
-¡Sammy!- grité con toda felicidad. Sammantha era la novia de Rubius. Era una chica delgada, con buenas curvas, pelo rubio y enrulado y ojos celestes. Era una chica muy simpática, a la cual yo quería mucho- ¿Cómo te encuentras?
-Bien amiga. Veníamos con Ruben a traerte una noticia que te encantará-dijo y se sentó en la barra.
-¿Qué es?. Dime.
-¡Estoy embarazada!
-¿Me lo dices enserio?-asintió- ¡Felicidades!- salí de detrás del mostrador y corrí a abrazar a ambos. Rubius había luchado mucho por ella, y me ponía muy feliz que halla logrado algo tan importante para él.
-Por eso hemos venido-dijo Rubius- queríamos festejar y vinimos aquí. A por nuestro menú de siempre.
-Me parece genial-les dije- ¡Necesito dos grandes de muzzarella y jamón!.
-¡Enseguida!-gritó mi padre. El se encargaba de cocinar ahora. Yo me encargaba de atender a los clientes. Al rato, me alcanzó dos cajas con las pizzas dentro.
-Gracias-dijo Rubius- toma- me extendió unos billetes.
-No. Hoy la casa invita. Se lo merecen.
-Eres la mejor-Sammy me abrazó y salieron. Al mismo tiempo Stacey entraba. Ella era mi mejor amiga, nos conocíamos desde chicas y nunca nos separabamos. Eramos casi como hermanas.
-Hola Lola -saludó con un beso- Tengo un regalo para ti.
-¿Un regalo para mi?.
-Si-me hizo una seña para que acerque mi oído a su boca. Era definitivo que no quería que mi padre escuche- te he conseguido el número de un chico. Una chica me dijo que estaba soltero y que busca novia.
-¿Pero quien es?¿Cómo se llama?.
-Solo se que se llama Skip y que tiene 22 años-me dijo
-¿Qué andan susurrando tanto?-mi padre estaba detrás nuestro.
-Nada-dije ocultándo el papel-Cosa de mujeres- me miró con cara rara y codeé a Stacey para que me ayude a salir de esa situación incómoda.
-Señor Ayala, tanto tiempo....se lo ve....bien-dijo toda colorada.
-No. Me está preocupando la pizzería. Los clientes ya no vienen y no podemos vivir a base de los pocos que asisten aquí. Necesitamos un milagro.
-¿Y si pone un delivery?- preguntó Stacey- Yo tengo una moto, lo único que es necesario es alguien que reparta.
-Yo puedo hacerlo-dije segura. No era mala idea. Recorrería Madrid y además trabajaría y ayudaría a que el local no quiebre.
-Está bien-dijo mi padre- es nuestro último recurso. No nos queda más por hacer. Pero con una condición.
-¿Cual?-preguntamos ambas.
-Manejarás con cuidado. No quiero perderte como a tu madre.
-Eso no sucederá. Puedes estar tranquilo-lo besé en la frente y salí. Debía ir a buscar mi licencia a casa y preparar unos volantes para anunciar el delivery. La aventura comenzaba.
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Un Amor por Celular
General FictionLola es una joven de 20 años, trabaja en una pizzería como repartidora,donde conoce a una mujer llamada Becca. Ella le pasa el número de un desconocido al que comienza a hablarle, pero sin saber ni quien, ni como es. ¿Logrará conocer al hombre que l...