Capítulo 18: amores enemigos

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Cerca de mi cama, había una especie de tubo, que salía de una máquina.Lo desconecté sin problemas. Intenté acercarlo lo más que pude al chocolate, pero solo por unos pocos centímetros no lo alcanzaba. Busqué con la mirada desesperadamente por toda la habitación, algún medio por el cual llegar a él. La verdad es que no estaba tan lejos, solo que la camilla era muy alta y mi brazo no era tan largo como parar llegar. Me saqué el suero, y los cables que rodeaban mi brazo, así que las máquinas que avisaban que yo estuviera viva, empezaron a sonar como si me estuviera agarrando un para cardíaco.

Estaba super nerviosa, me acerqué lo más que pude al chocolate, rozando con la punta de mi uña el envoltorio. Tenía la mitad del cuerpo sobre la cama y la otra mitad flotando en el aire, pero como yo no soy una mujer muy cuidadosa, pasó lo que era obvio que me iba a pasar. Si, me caí.

Me caí con tan mala suerte, que quedé boca arriba y mucho mas lejos del chocolate que antes. Una enfermera, que antes no había visto, entró desesperada por el ruido de las máquinas. Me observó por un largo rato y luego al chocolate. Lo levantó, se lo guardó en el bolsillo y se fue.

-Hija de...-pero no continué. La mujer ni siquiera se había molestado en levantarme. Me sostuve de un caño de la camila, y me paré como pude. Me senté y no me conecté a la máquina. No era necesario, ya habían visto que estaba viva. 

Mi habitación era compartida, no era que tenía a un paciente super enfermo al lado mío, pero a unos metros había una camilla con un hombre que tenía un respirador artificial y estaba inconciente. Su máquina comenzó a hacer un ruido ensordecedor y un médico (que era bastante guapo) entró desesperado. Vi una secuencia de películo, con desfibriladores y un montón de enfermeras intentando revivir al pobre hombre que no podía respirar. Al final no le pasó nada, pero yo me sentía genial. Solamente me faltaban los pochoclos.

-¿Qué rayos le ha ocurrido?-preguntó el médico- Si su respirador andaba perfecto- comenzó a recorrer la habitación, siguiendo el camino de un tubo que llegaba a una máquina cerca de mí. Resulta que el tubo que yo había desconectado para agarrar mi amado chocolate, era parte de su respirador artificial. Pero no era tan ingenua como para decir que yo casi lo mato.

-¿Ha encontrado el problema doctor?- una enfermera se acercó a él.

-Estaba desconectado, pero ¿quién pudo haberlo hecho?-me miró fijamente, pero yo ya me había acostado en mi cama y había encendido el televisor. Lo miré de reojo por unos minutos, en el que parecía que el me analizaba y luego anotó algo en un papel- Señorita Ayala,¿ cómo se siente hoy?.

-Emm...yo..eh...bien..si...bien.

-¿Ha visto quien desconectó el respirador?

"Yo", pensé- No, nadie ha tocado eso.

-Bien-siguió analizándome con la mirada- Y dígame, ¿por qué se ha desconectado  de su máquina?.

-Intentaba alcanzar un chocolate-dije apenada.

-Mhhmm- anotó algo más- Vale, aquí está su alta. Ya no es necesario que esté aquí- estaba feliz por mi alta, pero algo me dice que me estaba hechando para que no cause mas problemas.

Las enfermeras y el médico salieron y me devolvieron mi ropa, la cual me puse muy rápido. Noté que en mi bolsillo había un poco de dinero, así que tomé el enorme oso rosa y me dirigí a la cafetería. Compré un chocolate y salí de allí.

El pasillo conducía a un sector de pediatría donde había una enorme caja que decía "Aquí donaciones". Coloqué el oso en la caja y me fui. Había algún niño que lo querría mas que yo.

Caminé hasta mi casa que estaba a unas pocas cuadras de allí y Fido saltó a recibirme.

-Hola amigo- le acaricié la cabeza y le puse comida- espero que no la hayas pasado mal aquí estando solo.

Ladró y luego se fue al jardín. Lo primero que hice fue tomarme una ducha para quitarme el horrible olor a hospital, puse una comida instantánea en el microondas y salí al jardín a tomar un poco de aire. Mi móvil estaba en el bolsillo y noté que tenía un mensaje de Becca, la chica que me había dado el número de Kipy. Este decía:

"Hey,¿cómo has estado?. Espero que Kipy no te haya traído ningún problema. Bsss".

Y le respondí:

"Bien, Kipy es un amor. Gracias x preguntar"- no le iba a dar todo un sermón de mi hospital,etc.

Consulté el saldo de mi crédito y vi que tenía mucho, así que lo llamé a Kipy.

-¿Lola?-preguntó.

-Si,¿quién mas?.

-Oh..eres tu.

.¿Pasa algo?

-No. Es que no esperaba a que llamaras, creí que...nada, olvídalo.

-¿Acaso no querías que llame?¿Es un mal momento?

-No- se lo escuchaba cansado, como apenado de algo- Es que me he peleado con alguien. La he arruinado.

-¿Con la chica de la que hablabamos?. Creí que la odiabas.

-Ese es el problema. No la odio, al contrario, no puedo sacarla de mi cabeza.

-¿Y por qué no la llamas?.

-Es...complicado.

-¿Qué es lo que le ocurre a los hombres?. Todo es complicado para ellos cuando se trata de dar explicaciones- estaba enojada, y no me daba cuenta de que me estaba enojando con la persona equivocada.

-¿Y a ti qué te sucedió?

-Lo mismo. El hombre de que te hablé la ha líado feo. Ya ni siquiera quiero hablar de él.

-¿Lo querías?- no entendía porque le interesaba tanto, pero me hacía bien hablarlo con alguien.

-Si, pero por mi que ni aparezca. En estos momentos siento un odio profundo por él.

-Y si existe la posibilidad, no se , digo, de que él quiera arrepentirse, lo perdonarías.

-No se, ha sido muy reciente. ¿Por qué te interesa tanto esto?.

-Ehh..no nada.

-Vale-era raro-Cuéntame de tu chica.

-La cosa es que yo la he dejado, pero ahora me arrepiento muchísimo de haberlo hecho. Fue una manera dea de hacerlo además. Ya te lo he dicho, la amo demasiado.

-Yo si fuera tu, la llamo y hablo con ella. O me juntaría con ella.

-Si tu fueras ella, ¿me perdonarías?.Solo es un ejemplo, no es que tu fueras ella, o algo así

-Vale-reí- no conozco la situación, pero si has sido un buen pretendiente si. A veces desearía que..

-¿Qué?-estaba como impaciente-dime.

-Que tu fueras mi pretendiente. Es que tenemos cosas en común y basicamente pensamos lo mismo.

-Si...puede ser que algún día se de- estaba coqueteando conmigo- lo quieres matar, ¿no es así?.

-No tienes idea las ganas que tengo, menos mal que te tengo a ti, tu si eres confiable Kipy, a ti si te quiero como a nadie.

-Es de la misma forma que yo te quiero a ti. Debo irme Lola.

-Vale, cuídate.

-Tu también.

Y cortó.

Un Amor por CelularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora