Capítulo 21: Nunca te recordaré

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Encontramos una enorme heladería. Era rosa, pero completamente rosa. La cara se Kipy era increíble.

-Creo que se han pasado un poquiiiito con el rosa-dijo irónico.

-A mi me gusta.

-Eso porque eres niña.

-Exacto- saqué la lengua y entré- La verdad que parecía una heladería para niñas pequeñas. Nos atendió una mujer que tenía un sombrero de helado (obviamente rosa), y con una terrible voz aguda nos ofreció millones de cosas para agregarle a nuestro helado. Como por arte de magia los únicos gustos que había eran frutilla y cereza. Kipy y yo pedimos el de cereza.

-Esto es un infierno-dijo en voz baja.

Luego de darnos los helados, la mujer nos dió un sombrero igual al suyo y nos condujo a una mesa que estaba en el centro del local. La mesa era un corazón que decía "La vida es color de rosa" y las sillas eran frutillas con cara.

-Debes estar jodiendo-Kipy levantó la silla y se la puso a mirar. Yo estaba muriéndome de la risa. Nos sentamos y tardamos un rato en darnos cuenta de que todo el mundo llevaba esos ridículos sombreros y estaban más felices que nunca. Es más, parecían que los había abducido un OVNI lleno de unicornios vomita arcoiris.

-Te ves sexy con tu gorro de helado- le dije. Me miró fijamente a los ojos, intentando comprender la situación.

De la nada, millones de niños de muy poca edad, comenzaron a correr alrededor nuestro, gritando alocadamente y comiendo sus helados. Definitivamente nos habíamos equivocado de heladería.

-Creo que no es un lugar muy romántico-dijo Kipy.

-¿A no?. Yo estaba a punto de besarte, pero si tu lo dices....

-¡No dije nada!- gritó. Me besó y los nenes dejaron de correr. 

-¡Mamá, están intercambiando saliva!-un niño pequeño nos estaba señalando. Con Kipy nos miramos y reímos. La madre del niño, lo tomó del brazo y nos lanzó una mirada furiosa a nosotros.

-Es un lugar para niños, no un hotel- salió caminando y se llevó al niño que nos seguía mirando.

-La señora tiene razón- un muchacho nos hablaba. Miré su cartel con nombre y distinguí que era Buffer. Se me hacía conocido, pero no le dí importancia.

-Ha sido solo un beso-renegué.

-Veo que sigues con el idiota ese- ahí fue cuando me di cuenta de quien era. Era Skip, el de la mansión.

-Vamos Lola. No quiero que estés cerca de él- Kipy me tomó de la mano y me sacó de mi silla.

-¡Espera!. No voy a hacerle nada hombre. Es un lugar de niños. Si fuese a matarla no sería aquí.

-Eres un animal- Kipy avanzó para golpearlo pero lo frené.

-¿Qué ganas con molestarnos?- grité- no tienes derecho a hacernos daño.

-Solo quería pedirte disculpas por lo que te he hecho.

-¿Disculpas?. Me has disparado, eso no tiene perdón. Tu deberías agradecerme por no haberte denunciado.

-¿Y por qué no lo has hecho?.

-Porque eres un pobre imbécil al que no le da la cabeza. Tu solo piensas en ti y en nadie más. A estas alturas si sigues así te quedarás solo en tu gran mansión, adorandola y sin nadie a quien recurrir. Y no digas nada más, porque no me interesan tus patéticas excusas, ya no tienes pretextos. Por algo es que has terminado trabajando en un lugar como este.

-Lola...

-Adiós- me dí la vuelta, pero sabía que esto no había terminado allí- Espera, he olvidado de hacer algo- me acerqué hacia él y sin ningún problema le partí el helado en la cabeza. Todo el mundo miraba y algunos niños reían. Kipy estaba colorado de la vergüenza, pero yo me sentí muy bien- es para qu tu me recuerdes por siempre, algo que yo nuca haré.

Finalemente, tomé a Skip de la mano y me fui lo más tranquila.

-Nunca me imaginé que tu....

-No me conoces aún mi amor- lo besé y seguí caminando.

Adiós a un idiota.

Un Amor por CelularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora