16.
LA FAMILIA.
- ¿Aslan?
Entrecerré los ojos para visualizar mejor el enorme león que estaba junto al risco. La luz del sol iluminaba su pelaje haciéndolo ver como si se bañara en diamantes, era magnífico. Se giró sobre sus cuatro patas, mostrando su pose de ferocidad y no pude estar más fascinada en mi vida. Camino hacia mí hacia paso sigiloso y pase saliva porque estar ante su presencia, en cierto modo tan de cerca era algo que no me había pasado antes, solo lo miraba de lejos.
- ¿Cómo te encuentras, Kassia? –pregunto ante mí.
- Siendo sincera, sé que ya debo estar muerta para estar ante tan magnífica deidad.
Solté una risa nerviosa observando a mí alrededor como dríades bailaban en el aire regocijándose por su belleza y zigzagueaban entre los árboles, cantando una melodía narniana.
En definitiva debo estar muerta.
- No debes tomar las cosas tan rápido, pequeña, recuerda que la paciencia es un don de pocos.
Oh santísima sabiduría.
Sonreí por cortesía porque la paciencia era algo que mantenía al mínimo, así que no quería contradecirlo.
- ¿Entonces no estoy muerta? –pregunte después de unos segundo meditando cual sería la pregunta indicada que saldría de mi boca.
- ¿Crees que lo estás?
Fruncí el ceño sintiéndome la más estúpida de todas, ¿Me sentía muerta? O solo era producto de mi cabeza, si era así, no quería que terminara.
- ¡Kassia!
Sacudí la cabeza sintiendo como cada bello corporal se erizaba. La voz que acababa de escuchar era una que al escucharla siempre me traía paz y tranquilidad, cosa que no había tenido en los últimos meses pero era una voz que se había apagado cuando murió.
Era la de mi madre.
Un nudo se me instalo en la garganta cuando seguí escuchándola, llamándome y no pude evitar que el pánico me invadiera. No era que le tuviera miedo ni mucho menos, sino que decían que cuando la muerte te visitaba, te reunía con los que habíamos perdido en vida. Así que escucharla solo significaba una cosa:
Estaba muerta.
- ¿Kassia?
Una mano se posó sobre mi hombro y cualquier control emocional que había mantenido para evitar derrumbarme, poco a poco, se fue apagando.
La mano era fría y no tenía aquella suavidad que solía poseer.
Ya Aslan no estaba ante mí, ya no tenía a las dríades bailando en el aire, ya no había un sol resplandeciente, ya no había nada más que oscuridad. Estaba en mi casa, la que meses atrás se había incendiado pero que ante mis ojos, se estaba volviendo a recrear ese momento.
Las lágrimas empezaron a acumularse en mis ojos y con el corazón en la mano me gire, para encararla. Tenía ojeras, ya sus ojos no tenían ese brillo acogedor y estaba pálida.
- ¿Dónde está tu hermana?
¿Mi hermana? Muerta.
Fruncí el ceño confundida por aquella pregunta y la mire con la lastima destellando en mis ojos.- Madre, Kailan murió, ¿no lo recuerdas?
- Solo recuerdo el momento en el que tu corazón se volvió negro y dejaste de ser la luz... ¡Para convertirte en oscuridad!
Un estremecedor grito salió de su garganta, desconcertándome por sus palabras. Un fuerte pitido no dejaba de sonar en mi cabeza, era irritante y no me dejaba escuchar nada más. Solté un jadeo de dolor colocando mis manos sobre mis oídos en un intento de que el ruido cesara pero fue inútil, seguía allí, atontando mis demás sentidos.
De repente ya no estaba escuchando aquel irritante sonido que me provocaba dolor. Abrí los ojos temerosa de lo que podría encontrarme, ya que los había mantenido cerrados por el dolor; y vi a una pequeña niña castaña a unos pocos metros de mí, junto a los árboles y la luz del día. Podría tener 6 o 7 años, vestía un hermoso vestido blanco y un moño adornaba su cabello ondulado.
- Kassia –tenía una dulce voz que me obligo a verla con ternura a pesar del dolor al que antes me habían sometido.
- ¿Quién eres tú? –pregunte bajando la guardia.
- Kailan, ¿no me recuerdas? –respondió con naturalidad pero lo que hizo en mí, fue que el pánico volviera a surgir en mí.
No debería estar viéndola, cuando la asesinaron era apenas una bebé no aquella niña que tenía ante mí.
La mire por unos lacónicos segundos detallándola rápidamente y pude ver aquel parecido con mi madre, sus ojos y cabello oscuro.
- Tengo algo que mostrarme –me tomo de desprevenida de la mano produciendo una ola de emociones en mi interior.
- ¿A dónde me llevas? –pregunte mientras me las ingeniaba para no dañar el vestido, que no me había percatado que llevaba; mientras caminábamos a través del bosque.
- A casa, papá estará a gusto con verte.
Se me encogió en corazón y mire lo sonriente que era, emanando tranquilidad y dulzura.
- ¿Cómo están papá y mamá? –pregunte.
- Mamá no deja de llorar, culpándose por dejar que te convirtieras un monstruo y papá, no sale de casa, piensa que Aslan lo reprenderá por nunca decirte la verdad –veo como se encoge en hombros, restándole importancia-. Ya sabes cómo son los hermanos mayores.
No sé en qué parte de me perdí de todo lo que dijo Kailan, si la parte donde mi padre nunca me dijo "la verdad" o en la parte donde Aslan es hermano de mi padre pero las palabras se me quedan en la punta de la lengua en cuanto llegamos a casa y veo a dos hombres discutir a través de la ventana.
- Esta aquí Kassia –un hombre alto y de cabello oscuro está parado frente a mi agotado padre.- está aquí, Lucían.
- ¡Te dije que no la trajeras! ¡Que la cuidaras! –Exclama mi padre furioso encarando al hombre.- ¿Dónde está?
El hombre frente a mi padre gira su rostro en nuestra dirección y la pequeña Kailan deja de estar a mi lado. Puedo observar la familiar mirada que está en los oscuros ojos del hombre y recuerdo del único ser al que se la he visto, viene a mi mente.
- Aslan –susurro y mi padre lo observa furioso.
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NIGHTMARE | P. PEVENSIE
Fanfiction"Aquel que ose mirarte a los ojos sufrirá las consecuencias de sus actos." [Peter Pevensie] [Las crónicas de Narnia: el príncipe Caspian] 20/05/18 #1 en Crónicas de Narnia