NIGHTMARE | P. PEVENSIE

18. FATHER.

18.

PADRE.

                    - Ahora mismo siento como toda la vida que crearon para mí, es toda una mentira ahora –dije entre dientes viendo a los dos hombres frente a mí.

- Si lo dices de esa manera, suena peor que en mi cabeza –menciona mi padre con una copa de vino en su mano.

- No es momento de decir eso, Lucian, tu hija está a punto de quitarte la cabeza.

- Hazme el favor de una vez por todas, bebé, porque este infierno que creo Aslan para nosotros esta volviéndome más loco.

- Lucian –lo reprendió Aslan, mi tío.

Es tan extraño decirlo en voz alta en mi cabeza, de la noche a la mañana paso de ser un ser de divinidad a mi tío pero viéndolo desde otro lado, también soy una divinidad así que no esta tan mal.

Los observo, lucen tan diferentes, personalidades tan diferentes. Mi padre viste más andrajoso, tipo guerrero y rebelde, su cabello es largo y algo desordenado y por otro lado mi tío, algo más formal pero no tanto. Sabemos como es Aslan, la voz de la conciencia y cordura, a lo mejor quiere representar eso en sus vestiduras.

- ¿Y donde se supone que esta esa otra tía que tengo pero que tampoco sabía? –pregunte cruzándome de brazos.

- En la tierra de los hombres, donde habitan los reyes de antaño, ella quería vivir una vida más normal y desde hace tiempo no sabemos de ella, más o menos desde tu nacimiento.

- Genial, no sería la única que me deja.

- ¿Muy rencorosa? Ya veo a quien lo sacaste –menciono mi padre dejando la copa vacia en la mesa y caminando hacia mi.- ¿le das un abrazo a tu padre? Quiero sentir a mi pequeña aun sabiendo que te iras de nuevo.

Me abrazo, sentí sus brazos rodearme y gruñí por su acto. No se merecía mi amor, ni nada, me había mentido y ahora estaba en un mundo donde se suponía que estaba vivo y Aslan estaba en versión humana. A lo mejor esto un sueño, porque la definición de locura le quedaba corto.

- ¿Entonces que se supone que sucederá ahora? –pregunte después de que mi padre me abrazara.

- Esperar que te traigan de nuevo a la vida –responde Aslan.

- ¿Y cómo harán eso?

- Presiento que ellos no se quedaran con los brazos cruzados al ver a su reina morir –respondió mi padre.

- Ni tú te lo crees, Lucian.

- Eres mi hija, eres una reina.

- Una reina de mentiras.

Rodé los ojos y me puse frente a la ventana, admirando como una dríade pasaba frente a mí saludándome, le devolví el saludo gustosa y pude escuchar risas a lo lejos. Mas narnianos hicieron presencia, pude ver faunos, centauros correr y demás especies que antes no había visto con tanta energía y alegría.

- ¿Qué es este lugar?

- El país de Aslan –respondió él mismo.

Me gire tratando de ocultar mi sonrisa socarrona y mi padre pareció leer mis pensamientos ya que vio a Aslan con cara de pocos amigos.

- Por lo menos él tiene un país.

- Cuando la bruja blanca lo debilito, su gobierno se disminuyo a proteger a Narnia y armar soldados que lo acompañaran en su misión –respondió Aslan con tanto formalismo que por un momento olvide que era mi tío.

Pero una pregunta cruzo por mi cabeza deshaciendo todo el rompecabezas que estaba armando.

- ¿Por qué entonces los telmarinos nos invadieron?

Ambos hombres se vieron con asombro ante mi pregunta y supe que había dado en un tema que aun ellos no estaban preparados para explicar.

- Kas, cariño, a veces de tanto prepararse para enfrentar a un enemigo terminas cediendo ante él –respondió mi padre con sutileza.

- Pero los narnianos casi se extinguieron –añadí confusa.

- No podía protegerlos a todos, Kassia, debía proteger primero algo más importante, a ti –finalizo.

- No me culpes por lo que sucedió, creeré que todos los nuestros murieron por mi culpa.

Un nudo se formo en mi garganta y él pareció notar que después de mucho tiempo, recordaría la muerte de los nuestros y haría algo que no estaba acostumbrada hacer a menudo, llorar.

- Te lo dije, Lucian, ocultarle a tu hija la verdad la destrozaría.

Aslan salió de la casa sin decir más, ni siquiera me dio una última mirada. Mi padre estuvo estático unos segundos y cuando por fin reacciono la primera lágrima ya había salido. Lo peor de ser de las últimas es que eres testigo de la muerte de los tuyos, pude ver la sangre correr por sus cuerpos, sus lágrimas de dolor, escuche sus lamentos y no supe hacer nada, solo mirar.

- ¿Hay algo de todo lo que me dijiste vivo que sea verdad? –limpie la lagrima y él me miro dolido.

- Que te amo y eres lo mejor que me ha pasado, Kassia.

- ¿Dónde está mamá? –pregunte cambiando de tema.

- Cambio, el dolor de verte convertirte en ese monstruo que evito que fueras por muchos años la cambio, casi no está aquí... Culpa a Jadis por eso.