Capítulo 3: Soy una bolsa de golpes.

136 9 0
                                    

**Dave**

Pesadillas, cada vez que recibo una carta de mi madre termino teniendo una serie de pesadillas que no me dejan dormir. Así que cuando baje a desayunar en la mañana, la casera al ver mis ojeras cambio mi taza de leche por una de café bien cargado.

Cuando todos estuvimos en la mesa para desayunar, la casera nos avisó que no estaría durante toda la próxima semana y que Damaris estaría a cargo. Al oír eso un escalofrío recorrió mi espalda, y estoy seguro que también por el resto de los residentes de la casa.

Termine de tomar el desayuno y me prepare para partir a clases, Tomy salió a mi siga huyendo de su madre que le traía un suéter de repuesto. Caminamos por las calles húmedas por la leve llovizna otoñal de la madrugada; muy propia de la zona; hasta llegar al paradero cercano a uno de los puentes que cruzaba el rió que dividía al pueblo en dos, así que al verlo cerca Tomy corrió hasta el paradero tironeándome del brazo.

Al llegar ahí ocurrió algo de lo más extraño, el paradero como nunca se llenó por una gran cantidad de chicos, así que decidí tomar el brazo de Tomy, llevarlo hacia atrás y así esperar al siguiente bus, para no irnos incómodos. Fue ahí cuando tropezamos con dos chicas a las que no logre identificar, me gire recibiendo así lo que sería mi primer golpe propinado por parte de la reina de hielo.

—Auh...—me queje sobando mi brazo, Tomy soltó una pequeña carcajada, fulminándolo luego con la mirada. 

—Lo siento...—dijo al verme, parecía bastante nerviosa miraba hacia todos lados perdida. A su lado su amiga le sostenía el brazo, y acariciaba su espalda tratando de tranquilizarla, esa era una imagen que nunca había visto de la reina de hielo. —De verdad lo siento... 

—No te preocupes.— dije resignado, el autobús apareció y el paradero se vacío quedando solo nosotros cuatro. 

—Mina, por eso prefiero irme en bicicleta...—dijo la chica a su amiga. 

—Te entiendo, pero no podíamos ir a clases en bicicleta llevando todas estas cosas. Hubiésemos tenido un accidente, y estoy segura que no quieres lesionarte nuevamente y perderte una competencia.

—Ok, no hables más.

Las chicas no volvieron a hablar hasta que llego el bus, donde ambas amigas subieron llevando una gran cantidad de bolsas. Luego junto a Tomy subimos sentándonos lo más cercano de la puerta, me despedí del chico antes de bajarme en el paradero fuera de la escuela, ahí Robín me esperaba, llevaba consigo un par de lienzos nuevos que tenía que ayudarle a llevar. Así que al bajarme mi amigo me entrego mi parte de los lienzos, al mismo tiempo que la reina de hielo y su amiga bajaron llevando una gran cantidad de bolsas.

—No me digas que ibas en el mismo autobús que la reina de hielo.

—Cállate, mejor cruza la calle.

Ya en la escuela fuimos directo hasta el salón de artes donde dejamos los lienzos nuevos en la bodega. Antes de ir hasta nuestros respectivos salones la maestra de arte nos intercepto, pidiéndonos que participáramos en el concurso inter escolar de arte, Robín no lo pensó dos veces y dijo que sí incluyéndome. Mientras caminábamos respectivamente a nuestros salones, decidimos que haríamos una obra para cada categoría para aumentar nuestras posibilidades de ganar, puesto que la profesora nos había prometido comprarnos un set de acuarelas, acrílicos y pinceles nuevos si ganábamos.

Llegue hasta el salón y fui ignorado por completo, algo a lo que estaba acostumbrado, fui hasta mi puesto designado y la reina de hielo dio un brinco. Esa chica sí que tenía los nervios de punta. Saqué los cuadernos correspondientes a la primera clase y termine por ignorar al resto del salón por todo lo que fue el primer periodo.

Un paso más cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora