Capítulo 10: Paseo en Bicicleta.

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**Lena**

Me sentía pésimo, mi cuerpo estaba entumecido y mis manos aun temblaban. Para que tía Jesica no se percatara de mi estado subí corriendo las escaleras hasta mi cuarto, ahí me metí al baño donde estuve por más de media hora sumergida en la tina tratando de comprender lo que me había ocurrido.

Hasta antes de mi ataque de histeria —porque realmente no lo podía considerar de otra forma—, me había sentido bastante bien. Primero, había logrado desde mi perspectiva mantener una sana convivencia con Dave, nuestra relación se iba volviendo más cercana, incluso lo considero un gran amigo, cosa que hace algo más de un mes lo hubiese creído imposible. Segundo, en cuanto a mi trastorno psicológico... bueno aún les temía a los chicos, pero ahora ya no sufría tantos ataques de pánico, sobre todo durante los últimos días, ya que desde que me había propuesto a no golpear y desmayarme frente a los chicos había tenido buenos resultados.

Así que no tenía motivos para ese extraño colapso. Cuando salí del baño más calmada de lo que había estado hace un rato decidí llamar a Mina por consejo.

¿Ocurrió algo? Es extraño que me llames a estas horas...— la voz de Mina sonaba preocupada.

—Digamos que tuve un ataque de histeria frente a la madre de Dave.

Decidí contarle todo con hasta los más mínimos detalles. Mina realmente tuvo una paciencia única ya que la tuve al teléfono por más de una hora.

Es extraño, claramente la presencia masculina no fue el factor detonante, lo único fuera de lugar seria la madre de Dave y dudo que la conozcas como para reaccionar de ese modo... la única opción que veo es que se parezca a alguien de tu pasado olvidado y tu subconsciente reacciono a la semejanza. Creo seriamente que el lunes deberías ir a hablar con la psicóloga.

—Y yo creo que le podrías quitar perfectamente el trabajo a la señorita Gemma.— comente, realmente había sonado demasiado técnica.

Podría ser una buena opción de futura profesión, ahora baja a la cocina y prepárate leche tibia con melisa. Trata de dormir, mañana me pasare por tu casa y llevare a Ginger conmigo. Tres cabezas piensan mejor que una, quizás ella vea lo que te produjo esa reacción poco deseable.

—Concuerdo... Buenas noches Mina.

Le colgué y baje a preparar la leche con melisa. Tía Jesica estaba concentrada viendo una película así que no me vio. Me metí a la cama y trate de pensar en algo que no fuera mi ataque de pánico frente a Dave y su madre.

No sé cuándo me quede dormida por primera vez, supongo que debe haber sido pasadas las dos de la mañana, que fue la última vez que había visto la hora en el reloj de mi mesa de noche. En mi sueño me encontraba llorando en un rincón mientras veía las sombras de un adulto golpeando a un niño, cuando la persona que maltrataba termino de golpear a su víctima y dejarla agonizante en el piso se giró como si me estuviera mirando, dejándome ver una figura femenina.

Desperté sobresaltada. Me tuve que sentar en la cama, y cuando ya me encontré un poco mejor, gire mi cojín, y tome a Ariel, mi sirena de peluche y trate de conciliar nuevamente el sueño, quedándome dormida por segunda vez cercano a las cuatro de la mañana.

Las pesadillas volvieron a inundarme, claramente no pasaría buena noche... Me encontraba en un pasillo oscuro, tenía algo más de cinco años mientras era perseguida por algo que me era completamente desconocido, cada vez que intentaba girar mi cabeza hacia atrás se escuchaba un grito terrible, desperté cuando logre ver una cabellera rubia y de frente un niño llorando.

Ya para ese momento eran las siete de la mañana, intentar volver a dormir sería difícil. Me levante y me coloque ropa deportiva, para luego salir a trotar con una leve llovizna encima. Si no podía dormir lo mejor sería ejercitarme y prepararme para las presentaciones tanto de patinaje como para las del club.

Un paso más cercaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora