Capítulo 18.- Esmeralda, el Jaguar que volvió de la Muerte

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Mientras que los demás caballeros van a despertar a los dioses aztecas, Ikki corrió por cuenta propia en su propio camino, con tal de adelantarse a salvar a Saori. Se detuvo para descansar y ver a su alrededor. Estaba en medio de un valle árido. Observó la piedra que llevaba en la mano. El símbolo que tenia tallado brillaba con mas fuerza que cuando salió del poblado. Mas no pudo concentrarse mucho en ello porque algo llamó su atención. Ikki empezó a sentir un escalofrío, y eso se debió a que a él se acercaba un cosmo que le pareció demasiado familiar. Pero sacudió su cabeza, ya que no era tiempo de pensar en esas cosas. Volvió a mirar la piedra y avanzó en la dirección indicada.

Ikki: ¡Debo ir a donde Athena! 

No tuvo que correr demasiado cuando la piedra adquirió un brillo aún mas intenso. Ya el sol se había ocultado por completo, e Ikki estaba batallando bastante para encontrar su camino. Pero la piedra era una buena guía y no tardó mucho en encontrar un templo de forma piramidal. Pero no fue lo único que llamó su atención. Había ahí alguien... Podía sentir un cosmo muy poderoso, pero por mas que se esforzaba no lograba identificar si el cosmo era agresivo o no.

Guardó la piedra y se giró para buscar a la persona que tenía este cosmo. No podía ver nada mas que las sombras que formaba la escasa luz de la luna que entraba por entre los árboles. Entonces sintió algo que le estaba persiguiendo. Instantáneamente se llevó las manos al rostro para ver de qué se trataba. Al percatarse de que había una persona cerca, la espantó con fuerza y trató de concentrarse en el cosmo que sentía. Pero al hacerlo, desapareció sin dejar ningún rastro. Ikki sintió coraje, no sabía porqué, pero le desagradaba en demasía. Aunque más tardó en buscarla a ella que en que ella la viera a él, y fue ahí mismo donde Ikki se encontró, de manera inesperada, con su hermano Shun. 

Shun: ¡Hermano! ¡Creí que se trataba del enemigo!

Ikki: Shun, ¿Qué haces en este lugar?

Shun: ¡Eso mismo iba a preguntarte!

Ikki: No importa. Siento un cosmos demasiado familiar por ahí.

Shun: ¡Hermano, a tu espalda!

La misteriosa persona se abalanzó sobre Ikki, pero éste logró esquivar su movimiento, así que encendió su cosmo y una llamarada surgió a su alrededor. Cuando la llama que lo rodeaba se apagó, Ikki se encontró con el poseedor del cosmo, mirándolo fijamente a los ojos.

Shun: Hermano, ¿Lo acabas de ver?

Ikki se sorprendió. No se había dado cuenta en que momento había aparecido esta persona que estaba tan cerca de él. Instintivamente dio un salto hacia atrás para ver mejor a su oponente. Era una mujer, una muy joven, de cabello rubio. Los ojos de Ikki lucharon bastante para quitarle la vista de encima. Portaba un casco y una capa característicos de los guerreros aztecas, además de portar una máscara, rasgo único de las amazonas de Athena. Su aspecto le hizo recordar a alguien demasiado cercano a Ikki, alguien que había estado en la Isla de la Reina Muerte y que murió a manos de su propio padre, el maestro de Ikki. La joven iba protegida por una armadura dorada que brillaba fuertemente... Todo el conjunto había dejado impresionado a Ikki, lo cuál no era precisamente fácil de lograr... y menos con esa apariencia demasiado peculiar.

 y menos con esa apariencia demasiado peculiar

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Los Caballeros del Zodiaco: La Saga de QuetzalcóatlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora