Los Caballeros del Zodiaco: La Saga de Quetzalcóatl

Capítulo 24.- Huitzilopochtli, el Poderoso Guerrero del Sol

Mientras que la batalla de la Pirámide de la Luna había llegado a su fin; una nueva batalla, ésta vez en la Pirámide del Sol, está a punto de iniciar, y los Caballeros Atenienses se enfrentarían a un enemigo más fuerte que Coyolxauhqui.

Hyoga: ¡Hemos llegado!

No había necesidad de adentrarse en la Pirámide del Sol, ya que justo en su base había una extensa explanada donde un templo sobre un amplio basamento era iluminado por un potente sol. Era tan potente aquel sol, que pareciera que aquel sitio estuviera en medio de un día de verano, y el calor que resultaba, era sofocante.

Shiryu: ¿Cómo es posible que el sol brille con esta intensidad en este nivel a pesar de que ya esta anocheciendo?

Ikki: Ya veo. Debe tratarse de uno de los trucos del guardián de la Pirámide del Sol.

Shiryu y Hyoga asintieron al oír la conjetura de Ikki

???: Así es... Yo soy el representante del nuevo sol.

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Mientras tanto, en la cima de la Pirámide de la Luna, Kiki se encargó de verificar el cuerpo prácticamente inerte de Shun, que yacía en el suelo tras su combate contra Coyolxauhqui.  

Kiki: ¡Shun! Amigo...  ¿Qué te sucedió?

Coyolxauhqui: ¡Está muerto! 

Coyolxauhqui también yacía a escasos metros de Shun y tirada en el suelo.

Kiki: ¡Te equivocas! El aun vive, aunque muy débil su cosmos aun existe... ¡Shun escúchame!"

Coyolxauhqui: Absurdo... (apenas puede hablar) ...dices que he sido vencida por un hombre y que el sobrevivió... (sonrió sarcásticamente) ...supongo que todo queda en manos del sol. 

Y dicho eso, la diosa de la luna expiró. Por otro lado, la mente de Shun resonaba en un lugar sumamente cálido y pacífico.

Shun: Cuanta tranquilidad... (sigue pensando) apenas puedo percibir mi cuerpo, no puedo moverme; pero... tampoco deseo hacerlo, quizás ya he muerto, Ikki hermano, lo lamento pero ya no podré alcanzarte y pelear a tu lado.

Pronto como si fuese cayendo en un sueño profundo, Shun cedía a la calma cuando una calidez extraña a aquel lugar lo invadió, era en un principio violenta pero poco a poco le reconfortaba.

Shun: A... ¿Ahtena? (comienza a gritar) ¡Atena! (siguió gritando mientras se incorporaba bruscamente pero busco a su alrededor y solo vio a June y a Kiki, quienes parecían levemente agotados) ¿Kiki? ¡Por un momento creí que el cosmos de Atena me reconfortaba... pero... ¿Acaso fuiste tú?

Kiki: Shun, me alegro que no haya sido muy tarde.

June: (apenas comienza a despertar y ve a Shun ya recobrado) ¡Shun! ¡Estás vivo! (corre hacia él y lo abraza) ¡Creí que habías muerto, estaba muy preocupada por ti!

Shun: No te preocupes, June. Estoy bien.

Después de unos momentos, Kiki le explicó a Shun como Athena tiempo atrás había introducido su sangre en el cuerpo de Kiki.

Shun: Ya veo. Es asombroso, con tu cosmos avivado con la sangre de Athena, pudiste sanarme... (mira hacia Kiki y June) ¡Kiki, June, debemos seguir adelante! 

June: ¡De acuerdo!

Shun trató de ponerse en pie pero se balanceó y cayo nuevamente; pero June se encargó de levantarlo y tomarlo en sus brazos nuevamente. Sorprendido, Kiki se dirigió hacia Shun.

Kiki: ¡Shun! No te precipites, apenas fui capaz de rescatarte de la muerte pero tu cosmos y tu cuerpo están agotados si me permites seguir orando te...

Shun: Ya veo... (interrumpió a Kiki) ...pero antes Kiki, deseo pedirte un favor...