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*Narradora ____* (Aviso capítulo hot)

Al despertarme, reflexiono acerca de mi situación. No es muy buena. Un desconocido de nombre Alan me tiene prisionera en su apartamento,creo.

En ese mismo momento, alguien toca la puerta.

-¿Qué es lo que quiere?-pregunto con frialdad.

Entonces Alan entra.

-¿Qué es lo que pasa? Pareces enojada...-me pregunta tranquilo.

Entonces, todo el rencor y toda la ira que llevo dos días acumulando se desbordan de un golpe.

-¿Enojada? ¿Estás bromeando? ¡Ya no puedo más! ¿Cuánto tiempo más piensas tenerme así?-le digo enojada.

Alan me observa por un momento sin abrir la boca. Siento que un combate interior se libra en su mente.

Bruscamente, se sienta en un filo de la cama.

Respira hondo,poco a poco se a cerca a mi.

Lo tengo a 5 cm de mí.Levanto la mirada.

-¡Dime de una vez! …-le grito pero no tengo tiempo de terminar, su boca ya está sobre la mía.

Enloquecida, quiero empujarlo, pero mi cuerpo no me obedece. Mis músculos se tensan.

Suavemente, sus labios rozan los míos, los presionan delicadamente. Una deliciosa sensación de vacío se instala en mi pecho. Respiro el aroma de su loción.

Una fragancia almizclada con un toque de ámbar. Sus ojos están tan cerca de los míos que siento que me ahogaré en ellos.
¡No, no puedo hacer esto!

Pero su mirada hace que mi consciencia se calle. No me resisto. Entonces su boca se apodera de la mía. Sin que me oponga, nuestras lenguas se interrogan, se descubren con precaución. Entablan una lenta danza de aterciopelados movimientos que me aturden. Miles de sensaciones me asaltan, cada una más
deliciosa que la anterior.

Mis músculos se relajan. Él me aprieta con más fuerza por los hombros, su gesto es suave, un
escalofrío me recorre muy a mi pesar. Su contacto hace nacer en mí algo indescriptible. Quisiera que esto no se detuviera nunca...

Mis manos alrededor de su nuca para jalarlo hacia mí. Él se estremece y entonces empieza a recostarse  sobre la cama sin romper nuestra cercanía.

Dominándome con todo su ser y su mirada envolviéndome, comienza a descubrir mi cuerpo, torturándome.

Sus dedos rozan mi cuello, mi nuca, el lóbulo de mis orejas, provocando mil escalofríos, mientras que sus labios siguen el camino de sus manos con delicadeza. Él murmura mi nombre, me susurra cuánto
me desea, acentuando cada palabra con un beso, se detiene en las zonas que me arrancan gemidos.

Es más fuerte que yo, mis senos se tensan mientras que lentamente, en una exquisita tortura, sus caricias lo conducen hacia mi camiseta. Empieza a adentrar su mano dentro de mí camiseta.

Mi respiración se acelera. Alan juega con la tela del sosten , excita la punta de mis pezones endurecidos a través de mi sostén, recorre mis curvas, divirtiéndose con mis reacciones y con un salvaje brillo en los ojos... pero no me quita  mi camiseta.

Él continúa su progreso por encima de la prenda. Una bocanada de calor quema mi pecho, me arqueo, solicitando sus caricias, pero él no detiene su juego, apreciando volverme loco.

Continuando con su aventura, me atormenta un poco más trazando un camino de lava hasta la línea de mi cintura. Él sonríe, satisfecho de su efecto cuando tenso mi pelvis, antes de enlazarme firmemente.

Las palmas de sus manos calientes sobre mi piel, la presión de sus dedos alrededor de mis caderas... Cada partícula de mi cuerpo que toca es sensible a su contacto. Atenta al recorrido de sus dedos, intento no moverme.

¡Es tan... perturbador!

Me besa de nuevo. Este beso, más apasionado que el primero, más profundo, más sensual, me deja jadeando de deseo.

De nuevo, ese contacto sobre mi piel desnuda. Me cuesta trabajo contener mis suspiros. Al mismo tiempo, Alan agarra la camiseta para después quitármela completamente. Delicadamente, desabrocha mi sostén rozando mi hombro, las curvas de mis senos y las aureolas sensibles y tensas de deseo.

Mi corazón golpea con más fuerza cada vez.
Una vez que mi pecho está enteramente ofrecido a su vista, toma mis pezones entre sus labios, los dibuja con la punta de los dedos. Los provoca con la lengua, los mordisquea, los aspira. Ondas de calor me atraviesan, escalofríos corren por mi piel. Paso mis dedos por la seda de su cabello sin retener los
suspiros que se me escapan.

Alan desabrocha mi pantalón, luego me lo quita, explorando cada parte que descubre, mis caderas, el interior de mis muslos, mis rodillas, mis tobillos.

Sus caricias son cada vez más íntimas y audaces, como si quisiera marcar su presencia sobre todo mi cuerpo, que reclama persuadiéndose de que efectivamente estoy allí, que esto no es una fantasía.

¡Si es un sueño, por favor que no me despierte jamás!

Pronto, sólo mis bragas de encaje se interponen entre mi feminidad y él. Al descubrirlas. Alan contiene el aliento.

Lentamente, desliza dos manos bajo el fino resorte de un lado al otro de mi cintura, acercándose a mi sexo para tocarlo.

De la manera más sensual, baja el pedazo de encaje por mis piernas. El roce de la tela agregada a la caricia de sus manos es un delicioso calvario. Ahora me toca a mí contener el aliento. Algunos instantes más tarde, me encuentro desnuda entre sus brazos.

Luego enciende la lámpara de la cabecera. Una suave luz tenue nos inunda. Su camisa vuela. Su torso, a la vez poderoso y fino, sus músculos marcados y la línea de sus abdominales me fascinan. Su pantalón y su bóxer toman el mismo camino que su camisa, revelando sus atléticos muslos, sus finas piernas y su
deseo más que evidente.

¡Dios mío! ¡Es todavía más apuesto desnudo que vestido!

Se extiende a mi lado. Nuestros cuerpos están ahora al descubierto. Su olor almizclado me invade. Me atrevo a tocarlo. Su piel es suave, firme. Dibujo cada músculo con la punta de los dedos mientras que él echa su cabeza hacia atrás. Bajo sus manos, su cuerpo se contrae. Desciendo por sus muslos, rodeo su
sexo que se endurece bajo mi audacia. Ahora yo me divierto con el deseo que provoco en él. Lamo sus labios con avidez, saboreo su piel y hago que mis manos desciendan hasta perturbarlo.

Mi bravura le sorprende y parece divertirle, un obscuro brillo danza en sus ojos y me vuelve más atrevida. Juguetona, rozo la base de su virilidad, tardándome un poco para hacerlo gemir, le enredo una mano alrededor antes de remontar hacia sus caderas.

–____… ¡vas a volverme loco!-suspira Alan con una voz ronca.

De repente, me atrapa por las muñecas, reúne mis brazos encima de mi cabeza y las aprisiona con una mano de acero antes de chocar contra mi boca con un  beso febril. Su cuerpo pesa suavemente sobre mí. Él se inclina hacia el buró para tomar un preservativo y lo pone muy cerca.

Sus muslos duros se imponen a los míos, abren firmemente mis piernas. Contra mi sexo ya húmedo se presiona la rígida barra de su miembro erguido. El saberlo tan cerca me excita todavía más. Tengo el sentimiento de estar indefensa. Mientras que me veo reducida a su voluntad, mis pensamientos se enloquecen. Amo su dominación, tanto como la temo.

-Eres tan bella-murmura.

Me callo, igualmente fascinada por su belleza y la fuerza viril que ésta emite. Enderezándose, maltrata mi pecho, exasperando mis pezones hasta obtener mis gemidos. Najo sus caricias, ondulo, mientras que descargas de placer me atraviesan.

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¿Queréis que sigáis con el capítulo hot? Respondan en los comentarios.

Pd: os echaba de menos,por fin he vuelto.

Mi acosador (Alan y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora