-6-

668 40 5
                                    

*Narradora ____*

Me abro la cremallera del vestido y me lo quito, quedándome en bragas y sujetador.

Pongo las manos debajo de sus axilas y tiro de Alan con mis escasas fuerzas. Los dos caemos al suelo, y el suelta un suave gemido.

Se vuelve a hundir en la inconsciencia. Me pongo en pie con rapidez y arrastro su pesado cuerpo hasta el cuarto de baño.

-En… serio… me… debes… una… -le digo con cada tirón.

Doy una patada para abrir la puerta de la ducha y lo meto en ella con un último empujón. Apoyo su cabeza en mi regazo y, aunque solo me cubre la ropa interior de color beis, no me siento avergonzada.

¿Cómo voy a estarlo cuando él se siente tan borracho y vulnerable  en mis brazos?

Ni siquiera recordará esto dentro de una hora.

Me quedo de rodillas y me estiro para llegar al grifo. Pongo la temperatura más baja antes de abrirlo.

El agua cae sobre nosotros y, diez segundos después, Lo se despierta, escupiendo agua como si estuviera ahogándose. Subo un poco la temperatura cuando trata de enderezarse, levantándose de mi regazo. Resbala cuando intenta apoyarse en los azulejos.

Cierra y abre los ojos lentamente. Alan todavía no ha dicho ni una palabra.

-Tienes que lavarte..Hueles a alcohol -le indico desde mi lado de la ducha.

Él hace un ruido incoherente y cierra los ojos con fuerza. No tenemos tiempo para esto. Me pongo en pie, cojo el champú y el jabón, y me acerco a él mientras el agua sigue cayendo sobre nosotros.

-Venga -le digo con suavidad, recordando que odia que le hable en tono normal cuando tiene una mañana mala. Al parecer, según él sueno aguda como si estuviera sacrificando bebés panda.

Deja que le quite la camiseta por la cabeza y apenas es capaz de ayudarme con los brazos. El agua se transforma en riachuelos sobre sus abdominales, dibujando un trazado que suele quedar oculto por la ropa. Nadie imagina la buena forma en la que está, ni que frecuente el gimnasio.

Esta es una de esas sorpresas agradables, ver lo que hay además de su belleza. Envidio a todas las chicas que logran experimentar esa sensación con él. Sacudo la cabeza… «¡Concéntrate!». Arranco la mirada de las curvas de sus bíceps y me concentro en quitarle los vaqueros, nada más.

Los desabrocho y tiro de ellos hacia abajo. Cuando la pesada y empapada tela se atasca a la altura de los muslos, abre los párpados. Me sonrojo sin control a pesar de que no es la primera vez que lo desnudo.
Me mira detenidamente.

-____… -murmura Alan con somnolencia.

De acuerdo, no tenemos tiempo para esto. Tiro con fuerza. Y por fin, consigo bajar el pantalón por sus muslos musculosos hasta llegar a los tobillos, donde la labor es mucho más fácil. Ahora solo le cubren los bóxer negros, y voy a tener que recurrir a todas mis fuerzas.

Cojo el gel y lo vierto en una esponja que deslizo por su torso delgado, por sus abdominales, por su… mmm… mejor me salto esa zona…, por sus muslos y pantorrillas. No tengo tiempo para enjabonarle la espalda, pero no creo que sea un problema. Lo peor es el olor.

El aroma a bourbon sale por cada uno de los poros de su piel, y después de haber probado varios jabones y colonias, hemos encontrado algunos capaces de disimular ese olor tan repugnante.

Su adicción me asusta a veces. El alcoholismo puede destruir el hígado y los riñones y quizá algún día no despierte después de una noche de borrachera. Pero ¿cómo voy a pedirle que lo deje? ¿Cómo voy a juzgarlo? Así que por ahora, lo mejor es esto.

Le enjabono el pelo con champú mientras él mantiene los ojos abiertos, usando sus escasas fuerzas para permanecer consciente. Revive, pero no estoy segura de que sepa dónde estamos.

-¿Te diviertes? -le pregunto a Alan mientras le masajeo el cuero cabelludo.

Él asiente lentamente, y clava los ojos en mi sujetador beis, que ahora parece transparente.

«¡Mierda!».

Le pellizco el brazo y levanta la mirada hacia mí. Sus ojos se transforman, volviéndose de un color ámbar más intenso que destila calor. Me observa fijamente, con demasiada intensidad. No me gusta que me mire de esta manera, y él lo sabe.

Mi acosador (Alan y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora