Sin poder liberarme ni luchar me llevó a la superficie, tragué mucha agua y creo que perdí el conocimiento, porque lo siguiente que recuerdo es que estaba sobre una cama, supuse que estaba en el hospital, pero luego me di cuenta que seguía en el yate, estaba en un cubículo.
Miré a mi alrededor y vi a un Adrien muy furioso a mi lado. Fue él quien me sacó del agua, deduje.
- ¿Acaso estás loca? ¿Cómo se te ocurrió tal estupidez? –gritó.
- No puedo perder ese collar, tú no lo entiendes. –grité de vuelta.
- Sí que lo entiendo, eres tan malditamente superficial que no puedes perder un estúpido collar, –la vena de su frente estaba muy tensa, pero él seguía gritando- ¿Sabes lo que entiendo? Que eres una chiquilla malcriada que el peor dolor que conoce es la pérdida de un collar o de su auto.
- Basta Adrien, cállate! –advertí entre dientes. Lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.
- Tú no sabes lo que es sufrir, pasar hambre, no sabes que es el dolor ni tienes cicatrices. –volvió a gritar.
- ¿Terminaste? –pregunté con la voz más fría de la que fui capaz.
Me miraba fijamente, muy, muy furioso. Se movía de un lado a otro como un león enjaulado. Pero continué hablando, esta vez sin llorar, aunque moría de ganas.
- Si no tengo más cicatrices es porque en mi cuerpo no hay lugar para una más.
Y tras decir esto quise salir de allí, él me detuvo cogiéndome por el brazo antes de que llegara a la puerta y cuando lo miré a los ojos había rabia, duda y tal vez un poco de arrepentimiento en ellos. Me zafé con brusquedad de su agarre y salí del cubículo dejándolo dentro, solo.
Lo odié, solo dios sabe cuanto lo odié en ese momento.
Agradecí que Adrien condujera de camino a casa, y que no dijera una palabra, de vez en cuando me miraba y abría la boca como si quisiera decir algo, pero luego se arrepentía y no decía nada. Su silencio me posibilitó perderme en mis pensamientos y unos minutos después que me quedara dormida en mi asiento.
Estaba agotada.
Cuando entramos en la casa mamá nos recibió sonriente.
- Se divirtieron?
Nosotros solo asentimos.
- No hizo ninguna estupidez?
Le preguntó mamá a Adrien, que me miró serio y luego negó con una sonrisa forzada en sus labios
y yo intenté sonreír también, pero mi boca debió hacer una mueca extraña porque la sonrisa de mamá desapareció de su hermoso rostro al instante.- Perdí mi collar mamá. -confesé.
- Entonces es imposible que no hayas hecho una estupidez.
- No hizo nada señora Muller, solo nos puso a todos a buscarlo. -mintió Adrien.
Si quitamos la parte en la que me lancé a mar abierto, con varios metros de profundidad y casi me ahogo, pues no hice nada estúpido.
Mamá me abrazó.
- Lo siento querida, yo sé lo importante que era para ti. Ojalá pudiera reemplazarlo, pero algo con ese valor es irreemplazable.
- Voy a ducharme y a dormir ¿Sí? No me llamen para cenar, no tengo hambre.
Me fui a mi habitación, me duché y me acosté a dormir.
Estaba todo blanco, no veía nada, solo a ella, estaba frente a mí, a pocos metros, igual que la última vez que la vi, no había cambiado nada.
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Invisible guys
FantasyNicky tiene 17 años y una vida aparentemente normal, pero tras la extraña llegada de Adrien a su casa, ambos deberán fingir que son hermanos ante los ojos del mundo, para proteger un secreto los afecta a ambos. Junto a sus amigos Shane, Lisa, Camill...