Adrien y yo entramos una de las habitaciones del pasillo.
Caminé alrededor de la cama, y deslicé un dedo por el marco de la ventana que daba vista a un viejo cementerio, hice una mueca de asco al ver mi dedo sucio.
- Parece el cuarto de una niña. -susurré.
- Mira esas muñecas. -dijo él, parecía pensativo.
Me volví para mirar las muñecas, todas estaban rotas, les habían sacado los ojos y les faltaban brazos y piernas a la mayoría.
- A lo mejor se rompieron con el tiempo. -sugerí.
- El tiempo no saca ojos, brazos o piernas. La dueña debió tener algún trauma psicológico para hacer esto.
- ¿Eso crees? Deberías haber visto mis muñecas.
Él me dijo algo más, pero no logré entenderlo, estaba demasiado concentrada en las nuevas sensaciones que estaba experimentando.
- ¿Hola? Nicole? -Adrien agitaba su mano delante de mis ojos.
- Perdona? Qué decías?
Tuve que parpadear varias veces para despabilar.
- Qué tienes? Te noto rara.
- Hace días que escucho cosas que no tengo que escuchar y percibo olores que no debería percibir un ser humano. Creo que estoy desarrollando mis... poderes. -expliqué.
- ¿Intentas decir que puedes olfatear, escuchar y esas cosas sin transformarte en perro o lobo o algo así?
- Solo cuando me concentro.
- ¿No será que te estás convirtiendo? -rió.
- Eres un idiota.
Dije y lo empujé al pasar por delante de él.
- Era broma. ¡Qué carácter! Deberías...
Regresé y le tapé la boca.
- Shhh! Hay alguien aquí. -advertí mirando a todos lados de forma cautelosa.
- Seguro es uno de los chicos.
- No huele como uno de los chicos Adrien. -rodé los ojos.
Lo agarré del brazo y lo arrastré hacia un armario de ventanillas inclinadas, nosotros podíamos ver lo que había afuera, pero era imposible que nos vieran dentro.
- Estás loca?
- Shhh! Aquí viene. -susurré tapándole la boca nuevamente.
Aquel armario apenas tenía espacio para nosotros dos, estábamos demasiado cerca, si levantaba un poco la cabeza quedaría a escasos centímetros de sus labios.
Solo la ropa separaba mi cuerpo del suyo.
Comencé a acalorarme.
- Nicole...
Sentí su aliento en mi cuello. Y lo escuché tragar saliva.
- ...esto...es...una idea muy mala...
Y por desgracia para mí supe a qué se refería...
- Piensa en cosas feas, Adrien. Piensa en focas!
Entonces un extraño entró en la habitación en la que estábamos, ambos lo vimos, estaba encapuchado y no le vimos la cara, pero no daba buena espina su apariencia.
El encapuchado inspeccionó la habitación minuciosamente, caminando alrededor como había hecho yo apenas unos segundos atrás y luego sacó un cuchillo que había detrás de una muñeca.
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Invisible guys
FantasyNicky tiene 17 años y una vida aparentemente normal, pero tras la extraña llegada de Adrien a su casa, ambos deberán fingir que son hermanos ante los ojos del mundo, para proteger un secreto los afecta a ambos. Junto a sus amigos Shane, Lisa, Camill...