Sudor y lagrimas

1.1K 74 3
                                    


- Despertad putas, a trabajar-  las luces se encendieron, despertando bruscamente a todas las mujeres. Era el hombre de la noche anterior. 

Edith dio un pequeño toque a Helena para que se despertara. Bajó de la litera y se puso en fila como las demás. Helena la siguió después.

- Andando- Todas salieron del barracón.

Llegaron a una explanada con un agujero en el medio.

- Coged una pala y poneos a cavar un hoyo mas grande. Si encontráis un cuerpo seguid cavando- el hombre se fue dejándolas solas. Las primeras cogieron sus palas y bajaron, seguidas de las demás. 

Algunas resbalaban y caían abajo, llenándose de barro.

Todas empezaron a cavar sin parar.

Pasaron las horas y llegaron las cuatro de la tarde. No habían comido y cavaban sin fuerza.

Una de las mujeres más ancianas, cayó al suelo cansada de cavar y por el calor. Edith se acerco a socorrerla sin pensarlo, pero antes de llegar una bala atravesó la cabeza de la señora. El guardia había vuelto.

- Sube- Edith ignoro al chico la primera vez, pero al gritar la orden de nuevo, Edith decidió  subir. Subir lentamente para no caerse, pensando cada movimiento y en lo que podía pasarle al encontrarse con le guardia.

Al llegar, se puso dos metros delante de él. 

- Acércate- Edith cumplió la orden y se puso junto a él. Miro a Helena, temblaba y daba pequeños gemidos de miedo 

- Trabajad- todas cumplieron, menos Helena que se quedo mirando  Edith hasta que se fue de su visión.

El señor la cogió del brazo bruscamente y la llevo hacia el barracón.


                                                        HORAS ANTES, CREMATORIO

- Los cuerpos son de las cámaras de gas- uno de los que trabajaban en el crematorio se dirigía a los demás.

- ¿Cámaras de gas?- pregunto uno.

- A ver, cuando llegan los judios son separados por sexo y después los llevan a la izquierda o a la derecha. Si vas a la izquierda, te llevan a las cámaras de gas. Una muerte lenta pero indolora. Mientras que si vas a la derecha, trabajas en el campo. Suelen ir gente joven y que puedan trabajar. Dicen que es mejor morir en las cámaras  que la que puedes sufrir si trabajas.- Los murmullos se oían por todo el crematorio hasta que la puerta se abrió y entro un carrito con más cuerpos aun.

- Pobres niños.- El carro repleto de niños pequeños se acercaba a ellos. Adler cogia los cuerpos y los dejaba en el suelo. 

Al coger uno de ellos, se movió un poco. Al ocurrir esto, lo dejo con cuidado en el suelo. Una niña de ocho años. Rubia y ojos azules. Suponía que era alemana. 

 Al abrir sus ojos  miro alrededor. Todos los demás se acercaban a la niña en cueros. Esta se arrastraba alejándose de ellos. Empezó a llorar. Adler se acerco a ella. 

- Tranquila pequeña. No te haré daño- acerco su mano a ella. La niña se alejó más.

- Soy Adler, ¿tú como te llamas?- intento convencerla de esta manera.  

- Rita- Se secó las lagrimas.

- Me encanta tu nombre y eres muy guapa- la chica se sonrojo.


                                                                   BARRACÓN DE EDITH

El hombre cerró la puerta y dio una sonrisa a Edith.

- Por fin puedo hablar contigo- se acerco a Edith y puso su boca en su oreja. 

-  Adler esta aquí. Trabaja en los crematorios.- Edith se quedo paralizada.

¿Estaba aqui?


1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora