Perdida

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31 de diciembre de 1943

Un día único en el año, donde las familias suponían acercarse, cantar y celebrar por lo que vendría para el año nuevo: salud, dinero, una pareja... pero ese sueño estaba muy lejos para el barracón de Edith. Esa noche fue horrible. Ni siquiera sabían que era Navidad, esa palabra solo parecía un recuerdo lejano.

Al llegar al barracón, las mujeres se esparcieron en sus literas y se quedaron calladas. Ya no había temas de que hablar, solo de la muerte que salía de vez en cuando o de lo que pasaría cuando acabara la guerra: como formarían sus vidas sin nada.

Edith dejó a Rita en la cama y le dio un trozo de pan de su comida semanal. La miró desesperada: hacía tiempo que llevaba enferma, tosía con frecuencia y tenía una fiebre altísima, nunca parecía mejorar.

Helena estaba mejor era una mujer fuerte aunque no lo pareciera. Edith se sentó junto a ella en el borde de la escalera.

- No se si aguantará más tiempo.- dijo Edith mirando a Rita.- Lleva tiempo con fiebre, una que nunca había visto en mi vida.

- Nada de esto lo habíamos visto nunca y espero que nadie más lo vea en mucho tiempo.- Hubo un silencio extraño, Edith quedó sorprendida con sus palabras, eran tan peculiares que salieran de su boca tan infantil.- ¿Has vuelto a ver a Adler desde...?-

De pronto, las luces se apagaron, dando a conocer que era el toque de queda. Todas las chicas se fueron a sus literas y se acostaron. Edith nunca respondió a la pregunta sobre Adler a Helena, simplemente huyeron a sus sueños para dormir mejor.

Pero un sonido las despertó. La puerta del barracón se había abierto y de allí, un oficial apareció agarrado a una botella de vino mientras que cantaba villancicos de forma ebria y horrible de oír. Al saber de su presencia, creo que todas las presentes se quedaron petrificadas, sabiendo que en ese estado no iba pasar nada bueno, y estaban en lo cierto.

De una cinta colgaba una ametrelladora que agarró riendo y tambaleándose. Dejo caer la botella y levantó el arma dando dos disparos al techo. En ese momento Edith despertó, mirando con miedo al hombre. Sin saber que hacer, pero sabiendo que iba a pasar agarró del pequeño y huesudo brazo a una Rita dormida.

Después de esos disparos empezó a silbar y acercándose a la fila de literas de enfrente de Edith, apuntó con el arma. Simplemente apretó el gatillo sin parar, riendo como un loco, matando a la mitad de alli presentes.

Al ver esa masacre, Edith reaccionó de repente y cogió a Rita y la puso detrás de ella, agarrándola cada vez más fuerte, esperando que no llegara el momento, pero como esperáis llegó.

Se acercó a la litera y puso su ametralladora enfrente de Edith. Lo único que Edith vio fue la risa de ese hombre, después todo fue sombra. Una fuerza extraña agarró a Edith y la tiro para abajo solo viendo negro. Los gritos de las mujeres la hacían gritar y llorar a ella, haciéndola cerrar los ojos del puto miedo que sentía, dejando en dudas si estaba viva o no.

Llegó el silencio, despertó por la mañana. En acto reflejo miró hacia atrás viendo a ver si Rita estaba bien, llevándose la tranquilidad de que si, pero algo iba mal. Sentía algo en sus piernas, algo pesado. Nada menos que el cuerpo agujereado de Helena. La sangre corría por el vestido de Edith y traspasaba la madera, haciéndose ver.

Acaricio su mejilla sin vida. No la salía ni una palabra. Salió fuera. Solo un grito de desesperación en esa mañana 1 de enero de 1944

1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora