Llegada

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La noche llegó repentinamente, pero los rayos de los focos, cegaban por segundos a Edith. Su vagón era pequeño, de madera y llena de gente. Se pegaban y apretujaban. 

Pero las puertas se abrieron, dando a ver el horrible lugar que les esperaba a todos. 

-Salgan de los vagones, rápido- los nazis cogían y llevaban a todos por unas inestables rampas, acabando todos en el suelo. 

Entraban en los vagones para ver a los fallecidos y sacarlos del vagón. Estos iban acompañados de judíos que les hacían el trabajo sucio.

Los nazis, empezaron  a separar a mujeres de hombres, que iban a lados distintos. 

Edith progresaba andando por una interminable fila, que las mujeres y niñas se dirigían a la izquierda y derecha. La mujer delante suya, una anciana, la llevaron a la izquierda. 

A ese lado, había un barracón de ladrillo, con una chimenea sacando un humo negro. Era demasiado negro.

Con el turno de Edith no tardaron tanto, llevándole a la dirección contraria de la anterior mujer. 

A ese lado había un pequeño grupo de mujeres de entre veinte y cincuenta años. Todas asustadas y sin apenas fuerzas del viaje.

Edith mostró interés por una de ellas: Parecía pequeña e indefensa, con pelo rubio carbón y ojos marrones. No había nadie que la abrazara ni protegiera del frío invierno. Pero ella lo podía cambiar.

- Hola- Edith levanto tímidamente la mano, llamando su atención. La otra respondió con un breve saludo.

- Soy Edith- la otra persona giro completamente para responder pero, el corro fue empujado como un rebaño hacia un barracón.

Se entró por una pequeña puerta sin ventanas, que llevó a una zona de pertenencias. Se tenían que quitar todos sus objetos de valor: anillos, joyas, gafas... Edith no tenia nada en sus manos, ni su recién conocida.

La ropa fue lo siguiente de lo que le quitaron. Edith se quitó todo lo que llevaba puesto, y de un bolsillo de la blusa, salió una fotografía de su familia. Rápidamente la cogio de el suelo y la observo entre sollozos.

                                                               20 de Abril de 1930 

-Venga familia, sonreíd- Un fondo de la puerta de Brandenburgo y su familia posando sonrientes.

Edith era bastante joven en ese momento, y su hermano aún más. Sus padre no tenían canas y sonreían siempre.

Y lo más importante, eran personas. 

Después de que el fotógrafo sacara cinco fotografías, Edith salió fuera de el local a tomar el aire. Le cortaba la respiración ese vestido tan ridículo que le había puesto su madre.

Su hermano, la siguió por detrás, tirando de el lazo de atrás de su vestido.

Su hermana giro, dandole una sorpresa, y levantó a su hermano por los aires. 

- Gira más rápido hermana, gira- Los dos carcajeaban sin parar. Las risas resonaban en su cabeza

                                                                      Auschwitz

La fila continuaba hasta una silla, en la que se sentó Edith. Debajo de sus pies reposaba una alfombra de cabello.

Una mujer la agarro del cuello y con la otra mano, corto la trenza que llevaba. Después, siguió dando unos retoques para dejar un pelo corto y sin nada. Las lagrimas caían sobre sus senos. 

Por fin, llegaba la última fila, donde una mujer, reposaba con un cuchillo. Edith se sentó, mientras que otra dos mujeres detrás suya, la cogieron del brazo y se lo. ataron a un reposador. 

La mujer, empezó su trabajo, clavando el cuchillo levemente en la piel, haciendo bromas de números. Edith gemía de dolor, consiguiendo que le pusieran un trapo en la boca, para no alarmar a las demás judías.

Al terminar esta tortura, la mujer pronunció.

-Este es tu nombre ahora, y apréndetelo, porque no te va a durar hasta tu muerte- su risa malévola, consiguió que los pelos se le pusieran de gallina, ¿era esta su muerte?

Salieron lentamente de allí, Edith y su compañera, agarradas de la mano, desnudas entre la nieve.

- Helena, me llamo... Helena.- su mano apretó aún más la de Edith, que se fueron abrazadas a su próximo destino



Por fin he vuelto. Me alegro de haber vuelto a 1945 después de varios meses. Seguramente para navidades estará acabado. 

Espero que os haya gustado mi regreso.

1945Donde viven las historias. Descúbrelo ahora