C16: ¿Será porque el destino aún no lo quiere?

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Ámbar

— ¡Ámbar! — escuché mi nombre.

No puede ser...¿Ahora en qué se ha metido?

Corro rápidamente y llego donde ella. Un montón de gente se encontraba a su alrededor, pero que gente más chismosa.

— ¡Ámbar! ¡Aquí, Ámbar! — levanta su mano, pido permiso a las personas para poder llegar a ella — quiero que lo veas — me entrega una polera — ¿Cuál es la diferencia? ¿EH? ¿Seguirás negando que nos copiaron, ah?

Tenía que ser Carolina pero tiene razón.

— El color es diferente, la línea también lo es — responde una señora. Supongo que es la dueña de la prenda.

Que ridícula, es obvio que esto es una copia. Miro de mala gana a la señora y luego le aviento la polera en su cara.

Oh, cuánto lo siento, ya se puso furiosa.

— No son iguales — no quería darle vuelta al asunto.

Quise irme pero Carolina me detiene.

— Ámbar...

— Oye — la miro — esta ropa es de una calidad inferior a la nuestra. ¿Tú crees que las personas compran basura? Ellas tienen buen gusto, saben comprar.

Observe la cara de la señora y estaba ardiendo de la rabia. Que graciosa se ve, ni se imaginan las ganas que tengo de reírme ahora mismo en su cara.

— Cuando quieran copiarnos algún diseño, espero que lo hagan mucho mejor que eso.

— ¡Oye! — la señora me toma de los brazos, que se cree la vieja esta — solo porque te crees valiente — no me creo, lo soy — ¿Te crees con derecho de burlarte de mí? — usted misma se lo buscó.

— Oye, quita tus manos — no quiso hacerlo, me comenzó a samaquear y luego quiso golpearme, ni crea que se lo permitiré vegestorio. No pues así no se puede, su grupo de la vieja se abalanzó hacia mí. Yo y Caro nos defendíamos mutuamente.
Derrepente siento que alguien me rodea la cintura, me fijo y era Gastón, mi héroe que me protege.

...

— ¿Tú me viste copiando tu diseño? ¡EH! ¡Dime! — dice la vieja, perdón señora.

— ¿No lo hiciste? — fingí sorpresa.

— ¿Y yo que culpa tengo? Tú me golpeaste y yo te voy a demandar — le dice un señor a Gastón.

— ¿Golpearte? — ríe Gastón y yo hago lo mismo.

— Copiar los diseños de otros es un delito. ¿Que no lo sabías?

Estábamos a punto de pelearnos otra vez pero...

— ¡Basta! — interrumpe el
oficial — tienen que llegar a un arreglo.

— No quiero ningún
arreglo — dice la vieja. ¡Hug! Digo, señora.

— Yo tampoco — me limité a responder.

— Porfavor lleguen a un
arreglo — insiste el oficial.

— ¿Y si no queremos, qué
pasa? — lo reta Gastón.

— Oficial pida algo de comer, tengo hambre — interrumpo.

— ¿Acaso no desayunaste? — pregunta Gastón.

- ESCALERA AL CIELO -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora