Capítulo 3. Alcohol y chicas, mis dos cosas favoritas

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Mientras conducía por la calle, logré encontrar la casa de Max Anderson; así que me estacioné en uno de los pocos lugares vacíos que habían. Lo único que noté al llegar fue el casi interminable mar de autos que se encontraban estacionados alrededor de su casa, es increíble que apenas yo pude encontrar un lugar. Todos bajamos del auto y entonces recordé que debía traer cerveza.

—No puede ser... —dije suspirando hondo quejándome un poco y recargando la cabeza en el auto.

—¿Qué sucede? —preguntó Natalie, mirándome con algo de preocupación.

—Olvidé por completo la cerveza...

—Ay, no te preocupes por eso, ¿tú crees que eres el único que traería? —la expresión preocupada de Nat desapareció por completo, reemplazándola con una más relajada y confiada—. Hay muchos chicos que les encanta el alcohol, además habrá mejores bebidas que una cerveza, recuerda que es casa de un Anderson a la que asistimos, toda su familia es rica.

—Bueno, tienes razón —dije levantando la mirada y sonriendo con tranquilidad.

Los tres caminamos hacia la casa, mirando como más gente llegaba a la fiesta. Cuando llegamos a la puerta principal, esta se encontraba abierta por completo, al parecer no necesitas invitación para unirte a las fiestas de Max, puedes pasar como si nada.

Al pasar vimos a una que otra pareja besándose y acariciandose recargados en las paredes de la casa, muchos chicos en el celular tomándose Selfies o publicando lo genial que era la fiesta en las redes sociales; también vi a mucha gente que no conocía para nada pero todos ellos hacían retos, se drogaban, bebían tirados en la sala, sacando cosas de la cocina para comer, entre otras más que ocurrían dentro de la casa, cosas que ocurren en fiestas grandes como esta. No es el cumpleaños de Max, solo quiso festejar y ya, supongo que aveces no debe de haber un motivo por el cual festejar y solo lo haces para divertirte.

La casa se ve muy lujosa y elegante por dentro. Fue construida con un estilo contemporáneo; las paredes son blancas, tiene muchas ventanas, las escaleras negras y curvadas, una de un lado y otra del otro llevándote a un solo punto, al segundo piso de la casa, los barandales son de madera fina, la cocina tiene muchos aparatos modernos y eléctronicos, la sala tiene una pantalla plasma gigante, los sillones son blancos y hay una elegante alfombra negra en el suelo. En resumen la casa es de ricos, efectivamente.

Cuando fuimos al patio trasero vimos a varios adolescentes bailando por la música electrónica que dirigía un DJ profesional, el cual se encontraba en el lado extremo de la alberca. Lo mejor de la vista eran las chicas, tal y como lo predije muchas de ellas con sexys bikinis.

—Bueno, ¡diviértanse muchachos, yo iré a nadar! —dijo Ethan hablando en un tono alto ya que por la música no se escuchaba muy bien lo que la gente decía.

—¡Está bien!, yo estaré en la sala con mis amigas —gritó Natalie a un tono más alto que el de Etahn.

Asentí con la cabeza y fui a la cocina por una cerveza. Cuando llegué y abrí el refrigerador me encontré con mi novia; ella traía puesto un vestido rosado y escotado, tenía el cabello ondulado, seguro fue a una estética a que la peinaran así, usaba tacones altos y un labial fiusha, creo.

—¡Jaydi!, amor que bueno que te encontré.

No me gusta que me llame así porque parece que me dice: —"Jedi", en lugar de: —"Jaydi", nunca me interesó ver las películas de "Star Wars", así que por eso no me gusta el apodo. A pesar de que mi padre es fanático de la saga no me interesa verla;  una vez me enseñó la primera película pero me quedé dormido, me parecen muy aburridas, seguramente varios fans me odiarían por decir eso.

—¿Quieres que subamos y nos quedemos en una habitación? —preguntó pasando su dedo indice por mi pecho.

—¿Tienes un traje de baño? —pregunté mirándola.

—Por supuesto, adoro usar bikinis.

—Bueno, ¿por qué no te cambias y te veo en la alberca?

—Perfecto, entonces voy a cambiarme.

La chica corrió a los vestidores para cambiarse mientras yo quería aprovechar el tiempo para beber unas cuantas cervezas más. En un momento cuando bebía recargado en la mesa del comedor vi una copa de Vodka que alguien colocó enfrente de mí, se reconocer los tipos de bebidas alcohólicas.

—¿Quieres disfrutar de un trago conmigo?

Levanté la mirada y vi que se trataba de una mujer; era una chica de unos 19 o 20 años de edad, no usaba otra cosa más que un pequeño bikini negro, era una chica guapísima, sus cejas eran delgadas, sus ojos azules, su piel bronceada, sus pómulos bien marcados, sus labios carnosos y rojizos, con un rostro perfecto. Cuando baje la mirada a su cuerpo me quede sorprendido, unos senos grandes, una cintura hermosa, un abdomen un poco marcado y el vientre plano, sus piernas tan perfectas. Parecía una modelo sacada de una de las mejores revistas.

—¿Sabes quién soy? —pregunté alzando una ceja.

—No, pero sabemos que ambos queremos lo mismo, tú no me conoces y yo no te conozco, solo sexo y ya está ¿no? —dijo mordiéndose el labio inferior.

—¿Entonces quieres embriagarme para que tenga relaciones contigo?

—¿Más de lo que ya estás? No creo que sea necesario, solo es por diversión —sonrío coqueta.

Sonreí y tomé la copa de Vodka bebiéndomela hasta el fondo, sentí una irritación en la garganta al hacerlo y comencé a sentirme algo mareado y animado. La chica estiró su mano hacia mí de manera coqueta y yo la tomé, me jaló guiándome hasta el segundo piso subiendo las escaleras mientras yo le miraba el trasero. Pasamos por los pasillos largos, apenas y podía caminar, chocaba con las paredes y hasta tiré una figurita de madera que estaba en una mesa como adorno, me llevó a una habitación, abrió la puerta y la cerró con seguro.

—Eres muy guapo —dijo besándome el cuello con pasión.

—Y tú muy sexy —dije quitándome la chamarra y lanzándola al suelo.

La chica posó sus labios sobre los míos y comenzó a besarme de manera desenfrenada, yo le devolví el beso, sentía un sabor agrio, seguramente era por el alcohol pero no me importaba. Poco a poco comenzó a quitarme la ropa y yo con tan solo tirar de un hilo hice que su bikini cayera al suelo.

Ella me aventó a la cama, cuando la vi encima de mi desnuda comencé a sufrir más de los efectos del Vodka junto con las cinco cervezas que tomé. Demonios cuando bebí eso no me importaron los efectos que tendría sobre mi cuerpo. Comenzaba a perder el conocimiento, estaba confundido con lo que hacía, solo sentía las manos frías y sudorosas, comencé a ver algo borroso y además me sentía demasiado caliente, movía la cabeza lentamente de un lado a otro riendo y suspirando, los párpados me pesaban, hasta que cerré los ojos y solo vi oscuridad.

Este NO es mi Diario |Amor entre Diarios #1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora