Este NO es mi Diario |Amor entre Diarios #1|

Capítulo 5. Galletas quemadas

Abro los ojos lentamente, suspiro quejándome un poco por el sonido de la alarma, volteo mi cabeza al otro lado, tomo mi almohada y la colocó fuertemente sobre mi oreja para evitar el sonido pero aún así este se burla de mí e insiste en que me levante de la cama. Es como si la alarma de mi celular gritara: "¡No seas flojo y levántate de la cama Jayden!"

—¡Ah, de acuerdo! —grité deslizando el dedo sobre la pantalla para desactivarla.

Me senté en la cama metiendo mis pies en las suaves pantuflas de unicornio que me regalo mi hermana Diane por mi cumpleaños el año pasado (no pude decirle que no las quería pero están muy cómodas, así que no me quejo), bostecé y me estiré lo más que pude para luego volver a caer en la cama mirando al techo. Todavía sentía dolor de cabeza pero poco a poco iba desapareciendo, al igual que la sensibilidad por la luz, aunque creo que esa sensibilidad es natural en mí.

—Mmmm, está bien se acabo la flojera, vamos... ¡arribaaaa! —dije estirando mis brazos tratando de impulsarme.

Suspiré de nuevo, era muy difícil levantarme de la cama esta vez; ayer dormí como pude. Siento que estoy mejor que anoche pero con mucha flojera, sentía como si la cama fuera un gigantesco imán y mi cuerpo el metal que no puede separarse de este tan fácilmente; sin embargo lo logré, me levanté y despegué el trasero de la cama al fin.

Mi habitación tiene un baño así que fui y me lavé la cara para sentirme más vivo, mi cabello era un nido para pájaros así que lo cepillé un poco pero noté el desagradable olor a alcohol y recordé que anoche tuve relaciones así que me metí a la ducha y me lavé todo el cuerpo junto con mi cabello. Pasaba el jabón por mis músculos, el pecho, abdomen, espalda, entre algunos otros lugares más y cuando terminé salí secándome con una toalla blanca. Luego de eso fui a mi armario.

Después de escoger una camisa negra, un suéter gris, un pantalón de mezclilla azul marino y unas botas cafés, bajé por las escaleras. En la cocina encontré a mi padre con un delantal de corazones puesto y a mi hermana cocinando huevos con tocino, mi hermana menor Diane estaba en la sala viendo "Gravity Falls" en la televisión.

—¡Hermano! —dijo Emilie vestida con un delantal rosado—. Me alegra mucho verte, ¿cómo te fue en la fiesta?

—Es verdad hijo, ¿te divertiste? —dijo mi padre con el sartén en la mano volteando los huevos.

—Jmm preferiría contarles en otra ocasión —respondí sin ánimos.

—Bueno, ¿nos ayudas a preparar la comida? —preguntó papá sonriendo.

—En realidad quedé de ir a una cafetería con Nat.

—Oh ya veo, bueno no te preocupes y ve.

—Te perderás de las galletas que hicimos como postre —dijo Emilie.

—Es verdad señorita, ya deben de estar listas, sácalas con cuidado del horno —dijo mi padre mirando a Emilie, señalando el horno.

Emilie tomó un par de guantes y abrió el horno, mucho humo comenzó a salir y ambos tosieron por ello, yo me cubrí la nariz con la manga de mi suéter mientras veía la escena trágica que ocurrió con las galletas.

—¡Noo! ¡Se quemaron otra vez!

—Es la tercera bandeja de galletas —dijo papá quejándose.

—Bueno creo que probaré mejores galletas en la cafetería —dije sonriendo.

—Ja ja, muy gracioso hermano —dijo mi hermana frunciendo las cejas y soltando una risa sarcástica.

—No probaras mejores galletas que las de los cocineros Emilie y Edward Harris —dijo papá sonriendo y abrazando a Emilie, rodeando su brazo en el cuello de mi hermana.

Mi padre probó una galleta e hizo una mueca graciosa pero no le importó que estuvieran quemadas y sonrío.

—Mmmm... deliciosas... las chispas de chocolate lo mejoran todo.

Todos reímos, incluso Diane que nos veía divertida desde la sala.

Mi padre es el mayor causante de sonrisas en sus hijos. Su nombre es Edward Harris, es un hombre realmente generoso, amable, divertido, honesto y responsable. Es un hombre alto, (aunque yo ya le gané en tamaño) es de tez blanca, ojos azules, cejas algo gruesas, cabello castaño y corto, barba castaña, mentón partido y usa lentes. Su cuerpo es fuerte, ya que él come de manera saludable y va al gimnasio. Siempre es gracioso y divertido con nosotros, acompaña a Diane a explorar los bosques en busca de la inspiración para sus historias, baila y se divierte con Emilie cuando juntos cantan música K-poper y ensayan coreografías del grupo favorito de Em (así le digo aveces de cariño) y conmigo práctica juegos deportivos o simplemente nos sentamos en la terraza viendo las puestas de sol.

Es un gran hombre pero con una gran cicatriz en el corazón.

Cuando yo llego a casa nunca menciono a mi madre, no la veo, no hablo de ella... y eso es porque no existe, al menos no existe para mí. Ella nos abandonó a mis hermanas, a mi padre y a mí hace años solo por buscar: "Una nueva vida con un nuevo hombre", una vida sin nosotros y a un hombre más joven que papá. Mi padre cayó en depresión por cinco años cuando descubrió a mi madre y a su pareja en nuestra casa teniendo sexo... en.. NUESTRA casa, donde Emilie, Diana y yo vivíamos en aquel entonces; además se enteró de que ella lo engañaba desde hace años, después de haber tenido una discusión, donde ella lo confesaba todo, dijo que la traición había comenzando antes de que yo naciera.
El lloró por noches enteras y se culpaba por lo que pasó, pensaba que era su culpa por no ser el hombre más guapo del mundo, por no ser tan joven como ese hombre, por no ser el que mi madre deseaba y siempre se preguntaba: "¿Debí haberle dado más de mí?", estaba tan triste... hasta que se dio cuenta de que lo único que necesitaba en su vida para ser feliz era estar con nosotros. Esa es la razón por la que odio a mi madre, rompió a papá en mil pedazos para dejarlo así e irse por una pieza completa, ni siquiera quiero mencionar su maldito nombre... me da asco.

Miré a mi familia, era todo lo que necesitaba en el mundo. A mi padre con una galleta en la mano persiguiendo a Emilie, quien corría por su vida temerosa de morir por intoxicación de galletas quemadas, el solo decía: "¡Pruébala, no sabe tan mal si muerdes el lado de chocolate!" y ella decía: "Ni siquiera se nota el chocolate" y luego miré a Diane quien se reía a carcajadas de ellos dos. Suspiré sonriendo y luego salí de mis pensamientos por un momento. Si seguía aquí llegaría tarde al café con Nat.

—¡Ya tengo que irme!, los veo en el almuerzo —dije abriendo la puerta principal.

—Esta bien hermano, cuídate mucho —dijo Em sonriendo.

—Bueno —papá me aventó sus llaves del auto—. Diviértete hijo, me traes un capuchino si puedes por favor.

—Y a mí unas galletas, porque estas de aquí están carbonizadas —dijo Diane mientras señalaba las galletas quemadas.

—¡Diane! —se quejaron mi padre y mi hermana, con una sonrisa en sus rostros.

—Ji... perdón.

—Descuida, te las traeré —dije entre risas.

Salí y cerré la puerta detrás de mí, ahora me siento mucho mejor. Subí al auto de papá y comencé a conducir con destino a "BBO Coffe" por las calles de Ovilmont.

Ovilmont es una pequeña ciudad montañosa donde lo único que nos rodea son hermosas y grandes montañas, árboles como pinos, grosellas rojas, sauces blancos, ciprés, abedul blanco, entre otros árboles. En cuanto a la fauna hay muchos conejos, zorros, gatos, pájaros, caballos, entre otros animales más con distintos colores que adornan su pelaje, piel o plumas.
El clima aquí es frío y sobre todo cuando es Otoño e Invierno, aunque en la época de verano es el único momento en que hace calor.

A pesar de ser una ciudad pequeña es muy agradable, las casas son de madera (o al menos la mayoría, porque la mía si lo es), también son modernas pero hay varias que conservan su estilo artesano o cap hod.
En esta ciudad hay muchos cafés, tiendas de todo tipo, una centro comercial (aunque este es pequeño), cines, teatros, universidades, high school's, etc.
Es un sitio tranquilo, es de esos lugares donde puedes ver por la ventana y escuchar música con tranquilidad mientras observas los bosques, las montañas, las hojas de otoño caer o la nieve cubriendo el césped como si fuera una suave manta.

Me gusta vivir aquí.