Domingo 14 de enero
Me encuentro postrada en una silla, analizando la culpa que me pesa y que me es imposible seguir cargando.
Te fuiste y me dejaste sola, me siento navegando en un mar interminable, lleno de fuertes tormentas. Cada vez más y más cosas me afligen, que pesan y van hundiendo de apoco la nave.
Me han dicho hasta el cansancio que te suelte, que te deje ir, que deje ir ese recuerdo. ¿Cómo dejar ir algo que tanto amas? ¿Cómo dejar que te vayas del todo?
Miro hacia mi alrededor y veo como todos siguen con sus vidas, como si no hubiera pasado nada, como si nada les pesara, quizás estoy juzgando mal y aquí a quien debería juzgar es a mí misma por permitirme pensar tal cosa.
Siento que me quede varada ahí, en ese momento, en ese lugar que me tortura en cada minuto que transcurre del reloj.
Mi mirada se ha quedado vacía, sin vida, perdida desde que me has dejado, intento buscarle sentido a la vida, pero las ganas de querer salir de ahí solo son un vano momento que se pierde con las horas.
Me dejaste navegando sin tripulación alguna, solo espero que este mar algún día tenga un fin, que algún día pueda navegar hasta una costa y poder decir lo logré.
Es algo extraño, yo pensaba que el dicho: "todo puede cambiar de un segundo a otro", no eran más que solo calumnias, que no era posible dar un cambio tan drástico de un segundo a otro, y es del todo verdad. Ese día comprendí, lo entendí de la manera más dolorosa que puede existir, ese día en que te perdí, que sentía como mi mundo se caía en pedazos a mas no poder por tanto dolor inexplicable, el mismo día en que me quedé vacía.
De mí solo salen sonrisas vacías sin sentido alguno, al sonreír siento como algo se quiebra poco a poco dentro de mí, como si no me fuera permitido el sonreír con alegría.
Alegría. ¿A qué se le puede llamar alegría? A esas sonrisas que compartimos juntas en diversas ocasiones, a ese momento en el que cruzabas la puerta de mi habitación con una gran sonrisa para avisarme de tu llegada, alegría el recibir tus incontables llamadas telefónicas, alegría al sentir tus cálidos abrazos, alegría al estar recostada a tu lado riéndonos de cualquier tontería, a eso le llamo alegría pura.
Anhelo con ansias el poder estar contigo un momento, poder decirte cuanta falta me haces, cuanto te echo de menos, de cuanto te amo, de pedirte perdón por lo necia que en ocasiones llegue a ser.
A veces me suceden cosas durante el día y aún sigo pensando; le diré a mamá cuando llegue a casa lo que ha pasado, a quien he mirado, de cómo me siento en dicho momento, o simplemente las tonterías que he hecho, ella se pondrá muy feliz, pero solo me bastan unos segundos para razonar que no será posible hacer tal cosa.
También sé que me estarás esperando el día en que yo parta hacia donde tú lo estás ahora, o eso es lo que espero y deseo más en este mundo.
Solo quiero que me perdones si por mi necedad del no soltarte, del no dejarte ir no estás descansando como se debe, es solo que me niego a dejar algo que tanto amo y me aferro a eso.
PD: fuiste, eres y seguirás siendo lo que más amo en esta vida.

ESTÁS LEYENDO
A ti...
PoesíaHola, mi nombre es Sophía Thompson, y este... es mi diario. En este diario, te entrego lo que he vivido. Te dejo mis anhelos y mis sueños, mis desilusiones, mis alegrías, pero sobre todo te dejo mi esperanza por hacer de este mundo, un mundo mejor. ...