Domingo 13 de mayo
Recuerdo el día en que comenzó todo. Como cuando no sabía en qué momento me perdería, en qué momento dejaría de ser yo, por convertirme en lo que querías tú que yo fuera.
Comenzó por la mañana de un 1ro de enero con un hola e infinidades de mensajes y llamadas.
Después de eso fue una invitación a mi casa.
Al mirarte entrar por esa puerta supe que me perdería si proseguía, ya no sería yo, pero me arriesgue porque por un momento pensé que eras el indicado, pero uno que puede saber sobre lo que le reparará el futuro.
Te invité a pasar a la sala de estar y tuvimos una conversación casual, de un momento a otro no paraba de reír por lo que decías. Puedo recordarlo con lucidez.
El mismo día en que me vendiste una ilusión, la cual decidí comprarla con desesperación.
Estaba tan necesitada de ilusiones, amor, fantasías, o por lo menos eso era lo que yo creía. Supongo que todos nos equivocamos.
En algún momento nos creamos expectativas erróneas.
Ahí me encontraba viviendo un amor de fantasías e ilusiones, bellas y profundas ilusiones.
Creí todo lo que escuchaba de tú boca porque entre las ilusiones que me vendiste estaba la de la confianza, me hiciste creer en ti, en lo que eras o en lo que quisiste hacerme creer que eras.
No sé en qué momento, pero un día decidiste vendarme los ojos para que solo me dejara llevar.
Y ahí fue donde comenzó, hiciste de mi cuanto quisiste y yo lo permití porque creí que todo lo que hacías era por mi bien, para nuestro bien.
Fuiste destruyendo poco a poco todo lo que era, todo lo que había logrado, todo lo que tenía, pero no me importó, porque por un momento sentía que todo iba bien, cuando en realidad era todo lo contrario, pero decidí ignorarlo.
Me encerraste en una cápsula y yo lo acepte porque te quería.
Eras para mí, mi mayor adicción. Sabía que eras dañino, pero allí estaba dejándome llevar y consumiendo de mi mayor adicción, tú.
En algún momento pensé en alejarme de ti porque mis amigos me decían que no eras bueno, que eras dañino y destruías todo lo que era, pero de nuevo aparecías tú y me hacías cambiar de parecer.
Me aleje de mis amigos porque no me gustaba que me dijeran que no eras bueno para mí, que no valías la pena, que había chicos mejores, pero, ¿a quién le gusta que le griten la verdad en su cara? A nadie.
Pero una mañana desperté preguntándome si valía la pena seguir, si valía la pena todo lo que estaba perdiendo por él, si valía la soledad en la que estaba sumergida y ahí fue donde comprendí.
Ahí fue donde entendí que lo que me hacía falta no era su amor, no era su compañía, no eran sus mentiras, ni mucho menos sus ilusiones. Comprendí que lo que me hacía falta no era él, lo que me hacía falta era amor propio.
¿Cuántos de ustedes han estado en una situación así? ¿Son ustedes fieles al amor al propio ser?
Me costó mucho entender que era lo que yo necesitaba, me costó entender que yo no podía darle amor a otra persona sino me a amaba a mí misma.
Es lo que debemos empezar a hacer, amarnos a nosotros mismos. Muchos de ustedes le llamarán egocentrismo, pero desde otro punto de vista, desde otra perspectiva, se le llama amor propio.
Amate, amate incluso cuando no sepas porque, pero nunca dejes de amarte sobre todas las cosas.
PD: encontré el amor propio y lo abracé.
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A ti...
PoetryHola, mi nombre es Sophía Thompson, y este... es mi diario. En este diario, te entrego lo que he vivido. Te dejo mis anhelos y mis sueños, mis desilusiones, mis alegrías, pero sobre todo te dejo mi esperanza por hacer de este mundo, un mundo mejor. ...