Capítulo Diez.

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                   Tobias

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— El cuchillo estaba oxidado. Eso hizo que se le infectara el brazo y... Bueno... — Caleb no termina de decir lo que sea que iba a decir.

  Puede que él fuera de Erudición, pero aún así sigue siendo un nacido de Abnegación. Aún se sigue sintiendo mal por los otros y hace lo mejor por ayudarlos.

— De seguro te dan una de esas cosas extrañas que tienen aquí. Algo que reemplace tu brazo — informa Tom, con odio en su voz. De seguro tiene rabia de que la gente en La Frontera no tiene tal oportunidad de arreglar heridas así — . En La Oficina tienen dinera hasta para alimentar un continente entero si hace falta.

— ¿Estás seguro? — pregunta Peter viéndolo a los ojos.

— Claro — dice Tom cruzándose de brazos y viendo el piso. Es obvio que está mintiendo. Lo único que está saliendo de su boca son palabras llenas de envidia hacia La Oficina.

   Un silencio llena la habitación. Todos sabemos que no hay mucha esperanza para mejorar su salud, pero ninguno lo acepta.

— Tom, ¡Tom! ¿Me copias? — dice una voz. Ésta hace que Peter se sobresalte y caiga al piso sobre su brazo vendado.

   Peter grita y se pone rojo -seguramente rojo por el dolor- y una enfermera entra a ayudarlo.

— Te copio — dice Tom — ¿Ahora qué?

— Pillé a mi padre hablando con Marcus. Ya él piensa que mi padre es de suficiente confianza — explica Daniel. Hace una pausa como si estuviera viendo alrededor suyo por si alguien está escuchando — . Dijeron algo de Toronto.

— ¿Toronto? Eso queda en otro país — dice la enfermera y vuelve a su trabajo de curar a Peter — . Si van en avión pueden llegar en un par de horas.

— Si vienen en avión se darán cuenta — dice Daniel desde la radio — . Deben venir por tierra.

— ¿Sabes en que parte de Toronto es? — pregunto.

— Lo único que sé es que estamos en un bosque. Lo más cercano que hay son unas vías del tren a como quince minutos en carro.

— Si es que conseguimos uno — dice Caleb — . ¿No crees que Marcus se la llevó al lugar más recóndito de este planeta? No debe ser fácil llegar hasta allí.

— Que gran optimismo el tuyo, Caleb — dice Christina rodando los ojos.

— Hay que ser realistas — dice Caleb.

— Hay que tener esperanzas— le contradice Christina.

— Hay que conseguir cómo llegar hasta allá — dice Tom.

— Hay que callarse la boca. Me están poniendo nervioso — digo poniendo mis dedos en mis sienes.

— Tom me tengo que ir — dice Daniel por la radio — . Cambio y fuera — dice antes de que Tom pueda responderle.

— ¿Qué acaso ese tipo no tiene tiempo para hablar? — dice Christina.

— ¿Al vivir cerca de Marcus? No lo creo — digo — . Debe tenerles el ojo encima las veinticuatro horas del día.

— ¿Por qué nos habrá dejado esta vez? — pregunto.

— Debe ser algo con su padre — dice Christina.

   Peter vuelve a dejar escapar un gemido de dolor. La enfermera quito el vendaje, y a la vista quedo su magullado brazo con una pinta de no estar bien.

— Peter — dice la enfermera con una cara de angustia — . Hay que llevarte a cirugía.

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                    Tris

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— Así que... ¿Tú eres Daniel? — digo.

   Marcus ha estado presentándome a todos los habitantes de El Plano. Daniel tiene mi misma edad, aunque me lleva una cabeza de altura.

— Mucho gusto — dice con una gentil sonrisa en su cara extendiéndome su mano. La tomo y la estrecho firmemente.

   Él aparta un mechón amarillo de su cara, dejando a la vista una pequeña cicatriz.

— Creo que se llevarán bien — dice Marcus — . Ya vengo.

   Daniel sigue con la mirada a Marcus, esperando para decir algo que seguro no quiere que él sepa.

— ¿Marcus mencionó en que parte del mundo estamos? — pregunta Daniel.

— ¿A que te refieres? — digo. Se supone que él vive aquí. Él debería saber donde estamos ¿cierto?

— Solo quiero saber — dice Daniel. Tiene en su mirada una chispa de curiosidad.

— ¿Para qué quieres saber? — pregunto alzando una ceja.

— Sólo quiero saber— repite cruzándose de brazos.

— Él dijo... Dijo que estamos en un bosque al sureste de Oakville. Cerca de un lago — digo. Daniel me cae bien. Tiene algo en su personalidad que me agrada.

— Oakville... — dice para sí mismo.

— Tris — llama una voz desde atrás. Volteo a ver. Es Tobias — . Marcus manda a decir que la cena está lista.

— Hasta pronto — dice Daniel.

***

   Para cenar hay un plato de sopa simple para cada uno. Durante la cena no decimos mucho, principalmente es Tobias intentando sacar un tema para hablar y yo respondiéndole con monosílabos.

— Tengo sueño — digo bostezando — . Voy a dormir.

   No sé por qué, pero siento que la cena me dio este repentino sueño.

— Duerme bien — dice Marcus secamente — . Recuerda, tu cuarto es el segundo a la izquierda.

— Ajá — digo parándome de la mesa. Me dirijo a mi cuarto. 

   Mi cuarto no es gran cosa. Es como el resto de la casa. Simple y sin adornos. Tiene una cama, un escritorio y una ventana. Me gusta. Me recuerda a mi infancia, aunque no la recuerde.

   Cuando termino de subir las escaleras el sueño empieza a apoderarse cada vez más de mí. No estoy segura de si llego hasta mi cuarto, pero caigo dormida profundamente.

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       Nota de la Autora

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   Si, si yo sé está corto.

   Sin más preámbulos les dejo un chistesito malo por el cap corto:

— Un elefante se cayó por un pozo. ¿Te dio risa?

 No.

— ¡Al elefante tampoco! xD

   #OkNo

   ¡Hasta el próximo sábado!

Divergente ~ ¿Por qué yo? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora