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Marcus
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Luego de ver a Tris y comprobar que todo está en orden, Rebecca me pide que la deje dormir en su casa. Ella cree que es mejor no moverla de donde está.
— Rebecca, te lo agradezco mucho. No sé que haría sin ti. ¿Quieres venir a comer en mi casa, como muestra de agradecimiento? — digo antes de devolomerme.
— Sería un placer, pero quiero quedarme con un ojo encima de ella — dice Rebecca refiriéndose a Tris — . ¿Por qué mejor no te envío a Daniel? Como representación mía, claro.
— ¡Mamá! — grita Daniel — Yo no pienso estar más tiempo junto a ese viejo.
— ¿Por qué no? Tú me ayudaste con mi mano, después de todo — digo. Ahora no puedo perder esta oportunidad, donde tendré al posible traidor justo en mi casa, sin Tris que me descubra haciendo lo que sea que tenga que hacer para hacerlo hablar.
— Y puedes quedarte a dormir en su casa — dice Rebecca — . Así lo ayuda si tiene algún problema con su mano.
— ¡Qué buena idea! — digo. Y si que lo es. Una madre dejando a su hijo justo en las manos de su enemigo por más de quince horas.
— Busca una mochila, cariño — le dice Rebecca — . Te recojeré mañana.
— Pero mamá...
— Pero nada. Vas y ya.
Esto demuestra que Rebecca no le pone disciplina a Daniel. Cuando tienes un hijo tienes que hacer lo que sea por su propio bien.
— ¿Quién va a dónde? — pregunta Tris asomando la cabeza por la puerta. Debió haber escuchado la pelea entre Daniel y Rebecca.
— Daniel va a dormir en casa de Marcus. ¿No te parece genial? — dice ella entuciasmada — Tú te quedas aquí conmigo. Ve a decir adiós, Daniel.
— Nos vemos mañana — dice Tris dándole un abrazo de despedida.
— Adiós — dice Daniel.
***
Al terminar de comer, la copia de Tobias se va a su cuarto, justo como le dije.
— Voy a dormir. Grita si me necesitas — dice Daniel encaminándose a la escalera.
— Todavía no — digo. Señalo el asiento en la sala, en señal de que se siente, lo cual hace.
— ¿Qué quieres? — dice cruzándose de brazos.
— ¿Se te perdió algo? — digo.
— Nop — noto como muerde su mejilla. Miente.
— No me gusta que me mientan — digo — . Llevas una mentira. ¿Sabes que le pasa a los mentirosos como tú?
— Yo no te estoy mintiendo — dice firme.
— Tengo tiempo. Puedes decir cuantas mentiras quieras, pero siempre sabré cuando lo haces. Te voy a preguntar por última vez: ¿no se te perdió algo?
— No. No he perdido nada — dice. Muerde su mejilla tan fuerte, que creo que le va a salir sangre.
— Me estás mintiendo. Cambiemos la pregunta: ¿Qué trajiste de tu casa en la frontera?
— Nada.
— Yo tú dejaría de moderme la mejilla. ¿No te duele un poco de tanto morderla por solo mentir? — digo. Automáticamente él deja de morderse.
— Tengo que irme — dice parándose.
Al parecer él no sabe que no se saldrá de ésta tan fácil.
— ¿Por qué? ¿Acaso tienes algo que ocultarme? — digo. Me levanto y cierro la puerta de la entrada con llave, la cual guardo en mi pantalón.
— No sé de que me estás hablando — dice. Esta vez, sus pupilas se dilatan dejando solo un poco del azul de sus ojos visibles.
— Cinco mentiras en un día. ¿No te sientes sucio?
— ¿Debería?
— Estoy intentando ser bueno contigo. Pero veo que no me dejas opción.
— ¿Qué vas a hacer? ¿Desaparecerme? ¿Matarme?
— No tienes idea.
***
— ¡Yo sé que esto es tuyo! ¿Con quién te has estado hablando? — le grito. Aunque estemos en el cuarto especial, con él atado a la silla sin que nadie lo oiga; sigue insistiendo en no decirme nada.
— ¡No es mío! — otro golpe. La sangre se escurre por su mejilla.
— ¡Dime la verdad!
— Sobre mi cadáver.
Esta vez el golpe es en su estómago. Se encoge de dolor.
— ¿Por qué no me inyectas con el Suero de la Verdad para terminar con esto?
— Es muy arriesgado tener un suero en El Plano que pueda arruinar todo este plan. Además, así aprendes la lección.
— ¡¿Qué lección?! ¡¿Qué se supone que tenga que aprender... a golpes?! ¡Estás loco, viejo!
— ¡Nunca. Me. Vuelvas. A. Llamar. Loco! — ahora lo golpeo en la nariz.
Creo haber escuchado un "crack".
— Tengo una idea — digo. Tomo la radio de mi chaqueta y la pongo frente a él — . ¿Por qué mejor ellos no nos dicen la verdad?
Presiono el botón. Ahora cualquier ruido que hagamos, lo oirá quienquiera que esté allá.
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Tobias
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— Podemos tomar esta ruta — digo señalando con mi dedo el camino que dibujé en el mapa — . Y empezar a buscar justo aquí — señalo a la parte sur de Oakville.
Todos estamos en silencio buscando rutas alternas o lugares donde ellos pueden estar escondidos.
Hasta que oímos la radio.
— A que no adivinan quien está conmigo — dice una voz.
No fue Caleb, ni Peter, ni Christina, ni Ann, ni Tom. Ninguno parece saber de quienes la voz. Pero yo se perfectamente de quien es. Llevo un dedo a mi boca en señal de que hagan silecio.
— ¿Por qué no mandas un saludo, Daniel? — vuelve a decir la voz. Ahora todos reconocen la voz — . Vamos, no seas tímido.
— No te vas a salir con la tuya, Marcus — dice Daniel. Se oye débil y adolorido.
Oigo un golpe por el otro lado de la radio. Por favor, que Daniel le haya pegado a Marcus, por favor, que no sea al revés.
— Creo que no cumpliste tu misión — dice Marcus. Otro golpe — . Por que ya lo hice.
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Nota de la Autora
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Volvimos con lo mismo... Digamos que hoy es sábado.
Dicho y hecho. Estoy intentando hacer los caps lo más largos posibles :D.
Y sin más,
¡Nos vemos la próxima!
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Divergente ~ ¿Por qué yo? [Editando]
Fanfic~~ESTA HISTORIA CONTIENE SPOILERS DE LEAL~~ "No es un espejo, es real. Somos dos. Tienes que ser valiente, Tris" Después de un año entero de estar en coma, Tris despierta de la "siesta" en la que se sumergió al reiniciar a La Oficina. Cuatro...