Capítulo Veinticuatro.

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                   Caleb

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   Según lo que vi en el mapa, la dirección en la que nos mandaron no nos lleva a ningún lugar. Lo que es lógio, pues no nos tienen confianza.

   Ya es de mañana, nos quedan unas ocho horas para llegar al helicóptero.

— Necesito. Descanzar — dice Cara. Amar nos ha tenido avanzando toda la noche para poder encontrar algo. No hemos encontrado nada, y hace poco decidimos devolvernos.

— Diez minutos — dice Amar. Él está un poco estrezado por no haber econtrado nada.

— ¿Creen que los demás hayan encontrado algo? —  pregunto.

— Deberían — dice Cara.

— Y más les vale. Si nos enviaron hasta acá para deshacerse de nosotros será mejor que lo hicieran por algo lógico.

— Oh, entonces, ¿no nos considaras algo? — oigo decir una voz detrás mío.

    Levanto mi cabeza lentamente. Dos personas de unos veinte años están justo detrás de nosotros. Ambos tiene grandes músculos que lucir y muchas armas con las que nos matarían en un segundo. Pero aún así, se ven muy cansados.

   Amar lleva su mano a su bolsillo, donde se que tiene una pistola cargada.

— Yo no haría eso si fuera tú — dice el compañero del que tengo atrás mío mientras levanta una pistola.

— ¡No dispares! — grito. Levanto mis manos.

— ¡¿Esto es en serio?! — grita Amar. Obviamente, dispara.

   Los dos caen al suelo. Ambos tienen un disparo en la cabeza.  Pero aún así, no sangran.

— ¿Pero qué...? — empieza Cara.

   La interrumpen unos disparos desde los árboles. Varios fallaron, pero uno le dio a Amar en su hombro izquierdo.

— ¿No crees que los clones son algo especial en esta vida, compañero mio? — pregunta una voz desde donde salieron los disparos.

— Definitivamente, compañero — le responde el otro.

   Otra bala más. Ésta le pega a Cara en su brazo derecho.

— Dulces sueños — dicen. Siento un dolor en mi pierna, y todo se vuelve negro.

***

— Tenemos tres v oigo a alguien decir.

— No fue fácil lidear con el grande — dice otro más refiriéndose a Amar — . Al ser Divergente...

— No puedes ser controlado.

   Y la oscuridad vuelve.

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                   Tom

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   No es que conozca a Tris de toda la vida, pero se le nota muy cansada.

   Christina sigue emocionada por que seamos el grupo en encontrarla, sin olvidar que no ha parado de hablar con ella ni por un segundo.

— Oh, no tienes idea de cuánto te ha extrañado Cuatro — dice Christina una y otra vez.

   Es impresionante como se toma esto como si fuera un paseo y no como si estuviéramos escapando de alguien que quiera matarte.

— ¿No vamos a ir en busca de Marcus? — pregunta Peter.

Divergente ~ ¿Por qué yo? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora