Capítulo Quince.

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                  Tobias

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— ¿Sangrando? — pregunta Christina sorprendida — ¿Qué crees que haya pasado?

— Tal vez Marcus sacó a la luz su verdadero carácter — digo mientras doy otro mordisco a mi burrito.

— ¿Dejando que Tris le hiriera la mano? No lo creo — dice Christina dando un sorbo a su refresco.

— Ya está viejo. Debe tener unos cincuenta y tantos años.

— Yo creo que debe tener unos cien — Christina se ríe de su propio chiste y me uno — . Pero es que de verdad, ¡se le pueden ver las canas!

   Río y río, hasta que recuerdo como llegamos a esta conversación. Tris. Tris está herida y no puedo hacer nada por ella.

— Desearía poder hacer algo por ella... — dice Christina

— ¡Oigan! — oigo a alguien gritar por el pasillo que llega hasta el comedor en el que Christina y yo estamos almorzando. Volteo a ver quien grita. Tom.

— ¿Qué pasa? — le pregunto cuando él está al lado nuestro.

— Sólo... oigan — es lo único que dice. Se desploma en una silla y nos pasa la radio.

   Y ahora entiendo por qué quería que oyeramos.

   Se puede oir con claridad unos ronquidos desde el lado de El Plano de la radio.

   Me entremezco y siento como un miedo profundo se apodera de mí. Conozco muy bien esos ronquidos, de cada noche que esperaba junto a su puerta a oirlos, para saber cuando él se dormía, dejándome en una paz inmensa que se acababa cada vez que él despertaba.

— Empezó a sonar hace unos quince minutos — dice Tom.

— Debió atrapar a Daniel — digo — . Él dijo que lo tenía que cuidar, ¿cierto?

— Lamentablemente, sí — dice Christina.

   Pateo al piso, y sin poder resistirme más, finalmente grito:

— ¡Ya no sabré que es de ella! ¡Podría estar muriendo! — digo entre sollozos — . Ella... Ella podría... Ya no ser la misma.

   Y me impresiona que lo haya dicho. Aunque no quiera, tengo que aceptar que es verdad. Ella puede ya no ser la misma nunca más.

— Marcus. ¡Marcus! — gritan por la radio. Más para Marcus que para la propia radio — . Leí la nota de Daniel. Y aquí estoy.

   Reconozco esa voz esa es... ¿mi propia voz?

— Voy — y la señal se apaga.

— ¡¿Y ahora eso qué significa?! — grito ahora más desesperado que nada. ¿La nota de Daniel? ¿Mi voz? ¿La urgencia de Marcus? ¿Qué se supone que está pasando?

— Cuatro... — dice Christina. No termina lo que iba a decir.

   Al igual, no hay mucho que decir, sólo hay mucho en qué pensar.

— Quiero estar solo — digo mientras empiezo a salir directo a mi apartamento.

— Pero Cuatro... — empieza a decir Christina.

— Lo único que quiero es estar a solas — le corto — ¿Podrías hacerme ese favor? — Christina asiente.

  Salgo del comedor y empiezo a caminar sin un rumbo fijo, hasta que llego a una zona que recuerdo perfectamente.

   La estatua está allí. La estatua donde estuve con Tris en nuestros últimos momentos. La estatua donde hay un significado que nunca entenderé.

  Y entonces pienso por primera vez que si tanto la amo y tanto me amó, debí pelear, gritar, insistir una, diez, cien, mil, las veces que fueran necesarias; con los ojos abiertos, cerrados y llorosos; de pie, sentado o agachado. Pero como nada funcionó, tengo que dejarla ir.

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                    Tris

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   Siento como la oscuridad se apodera de mí. La historia se repite. Pero no me dejaré olvidar. No esta vez.

   ¿Estoy muerta? ¿O viva? ¿O soy... nada?

   Los pensamientos me invaden. Mi cabeza pesa. La luz escasea. La oscuridad me rodea. ¿Quien soy? ¿Qué me está pasando?

   Soy Tris Prior. Tengo diecisiete años. Me reiniciaron en La Oficina. Vivo con Marcus. Tobias es bueno. Pero también es malo. No lo entiendo, ¿por qué es bueno pero a la vez es malo? ¿Por qué es todo tan complicado?

   ¿Por qué todo no se acaba y ya? ¿Cuándo saldré de esta tortura?

***

   No más oscuridad. Eso es bueno, ¿verdad?

— Hola cariño — es Rebecca, la madre de Daniel. ¿Cómo llegué hasta aquí?

— Rebecca — susurro.

   Vamos, Tris intenta recordar. ¿Qué pasó?

— Voy a traer a Marcus y Tobias. ¿Te parece bien?

— Sólo trae... Sólo trae a Tobias— digo.

   Rebecca sale de la habitación dejándome sola con mis pensamientos.

   Ahora recuerdo. Ese flashback... ¿Tanto tiempo esperando un flashback, y lo que obtengo es un sangriento y traumante flashback; hablando de un Peter que nunca se muestra en ellos?

— Tris, ¿cómo te sientes? — pregunta Tobias entrando en la habitación y cerrando la puerta tras él.

— Mi... cabeza — digo.

— Déjame ayudarte — dice sentándose en la cama junto a mi cabeza. Me levanta y coloca una bolsa de hielo en el lugar de la herida. Paso mi mano por ella. Puedo sentir como Rebecca suturó la herida. Catorce puntos.

— Gracias.

— No es nada — dice sonriéndome.

— Me refiero... Gracias por todo —  digo. Él me mira un poco extrañado.

— ¿Por todo? — pregunta.

— Sí, por... por estar siempre allí. Por siempre cuiadrme. Por traerme aquí. Por ser tú.

— ¿Por ser yo?

— Sí. Por ser mi razón para seguir — el sonríe, y yo le sonrío de vuelta.

   Y el momento se vuelve perfecto. No pienso nada. No digo nada. No quiero arruinar el momento. Pues ahora, desde hace mucho tiempo, soy completamente feliz.

   Hasta que el sueño empieza a tumbar mi párpados.

— Tobias, ¿podrías traer a... Daniel? — pregunto.

— Ya lo busco.

   No sé donde se habrá metido para buscar a Daniel, pero tarda lo suficiento como para que duerma unas cuantas horas más. Unas cuantas hora más sin sueños que me interrumpan.

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      Nota de la Autora

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   Técticamente no es jueves, son las 2:10 am (al menos donde vivo) entoooonces es viernes por la madrugada y si le sumas un día da sábado así que...

   No tengan miedo de preguntar lo que quieran yo les repondo :)

   Besitos y abracitos y,

   ¡Hasta la próxima semana!

Divergente ~ ¿Por qué yo? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora