Capítulo 12

124 7 1
                                    

Pasaron un par de semanas desde ese raro encuentro con Esteban, y hoy me llegaba un mensaje de él invitándome a una fiesta de un viejo amigo:

Katjia: No sé.

Esteban: Dale veni, la vamos a pasar bien.

Katjia: Bueno dale, pasame la dirección.

Y a la noche me encontré con un grupo de amigos que no veía hacía años, durante estos días me estuve encontrando mucho con gente del pasado. En un momento fui a buscar algo a la cocina y estaba Esteban completamente dado vuelta y lo llevé para mi casa porque no lo podía dejar solo así.

Llegamos a mi casa y lo tiré en mi cama, traté de acomodarlo, me agarró y me acercó a él llegando a estar muy cerca uno del otro, trató de besarme pero yo me corrí y lo dejé durmiendo.

A la mañana siguiente suena el timbre, abro y era Pato con medialunas:

- Buen día mi amor - me besó y entró.

En ese momento no me acordé de que Esteban estaba con resaca durmiendo en mi cama, aunque yo sabía que no tenía nada que ocultar.

Mientras hablábamos se escuchó un ruido y en eso se abre la puerta de mi pieza y aparece Esteban:

- ¿Y este quién es? - dijo Pato enojado.

- Un amigo, ayer salimos y tenía un pedo tremendo, entonces lo traje - le dije con total naturalidad.

- ¿Y vos esperás que me lo crea o qué onda?

- Bueno, no pasó nada igual - dijo Esteban.

- ¿Vos qué podes decir si estabas completamente dado vuelta? - respondió Pato elevando el tono de voz.

- Bueno, calmate, te estamos diciendo que no pasó nada - dije ya enojándome un poco.

- Dale, perfecto. Los dejo así pueden terminar lo de anoche - dijo Patricio y se fue.

- Y ese era tu novio ¿no? - dijo Esteban sentándose.

- Si.

- Igual, no pasó nada ¿No? - dijo con un poco de preocupación.

- No, no pasó nada; estabas dado vuelta y no te iba a dejar así.

- Que amorosa, igual perdón por el quilombo que te armé.

- Vos no armaste nada, él fue el que empezó con el quilombo en vez de escuchar.

- Bueno, quedate tranquila, ya te va a escuchar. Vos entendelo, está enojado. Me voy antes de armarte otro lío - se despidió y se fue.

Después que se fue llamé a Alessio y le conté todo lo que pasó:

- Vos te tenés que calmar ahora, vos sabés lo que hiciste y lo que no; y si él no te cree es problema de él - me dijo.

- Pero yo lo amo y no lo quiero perder por esta pelotudez - dije casi llorando.

- Es la primera vez en tu vida que le querés dar explicaciones a alguien ¿te diste cuenta?

- Sí, pero es porque en serio me importa.

- Y entonces andá y decile lo que le tenés que decir, y escuchá lo que él tiene para decirte.

- Bueno, ahora veo cuando nos podemos juntar.

- No te preocupes mucho, fue por el momento y seguro estaba enojado, vos lo debés saber mejor que yo.

- Puede ser, pero en serio me da mucho miedo perderlo.

- No lo vas a perder, quedate tranquila.

- Bueno gracias.

Corto esa llamada y Gastón me llama:

- Hola.

- Hola - dijo casi llorando.

- ¿Qué pasó?

- Chocó.

- ¿Quién?

- Patricio chocó. 

Mi historia con los SardellisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora