Capítulo 3

302 11 0
                                    

Cuando se separó se me pasaron mil cosas por la mente. Se dio cuenta y me dijo:

- Yo sigo si vos querés.

- Estoy muy confundida.

- ¿Por qué?

- Por esto - dije como media enojada.

- ¿No te gustó?

- Sí, pero no, está mal.

- ¿Por qué está mal?

- Porque somos como primos y no da y no se. Me da miedo.

- ¿Qué te da miedo?

- Me da miedo perderte como persona por un momento de calentura.

- No me vas a perder yo siempre voy a estar con vos, son muchos años y estoy cien porcieto seguro que no te dejaría, es más, sería tu novio perfectamente.

- ¿Es una propuesta? - dije riendo.

- ¿Querés? - dijo con una sonrisita de egocéntrico.

- No.

Su cara borró esa sonrisita y se puso serio.

- No quiero ahora, pero se puede intentar en un futuro - dije.

Se acercó y nos besamos otra vez. Cuando el beso terminó me fui a mi casa.

Mi cabeza estaba a ful, no paraba. Me preguntaba mil veces si era joda o si no era nada serio. Yo nunca le conocí una novia que haya superado los dos meses con él. Sentía que era el momento de tener una relación seria, después de todo yo casi tenía 26 años y nunca había tenido una relación estable. Por ahí era una boludez pero no tenía ganas de llorar como una pendeja de 16 que se ilusionó con un pibe que al final era cosa de una noche.

Eran las 5 de la mañana y no había podido dormir, por ahí era que el día anterior había dormido todo el día pero bueno. Llamé a Guido y le pregunté si nos podíamos juntar a almorzar, quedamos a las 3 de la tarde en un bar cerca de mi casa ya que él no vivía muy lejos.

Le conté y me dijo que algo le había parecido raro cuando estábamos en el teatro aquella noche:

- Te miraba diferente - dijo.

- No sé, pero el problema ahora soy yo.

- ¿Por qué?

- Porque no quiero que sea cosa de una noche y después hacer como que nada pasó, no puedo a esta altura.

- Si querés puedo averiguar - acepté la propuesta del rubio. Me dijo que más tarde se iban a juntar a grabar e iba aprovechar para preguntar.

Cuando volví a mi casa me puse a organizar un poco y a las 7 de la tarde empezó a sonar la alarma que me avisaba que tenía que irme a ensayar con la banda. Estuvimos hasta las doce de la noche tratando de terminar de componer una canción y tratar de que quedara lo mejor posible, y por fin la habíamos terminado.

Llegué a mi casa y me duché, cuando me iba a hacer algo para comer suena mi teléfono por una llamada de Guido:

-Hola - dije.

- Quedate tranqui que por su culpa no vas a llorar - dijo.

- ¿Qué?

Se ríe - No te hagas la desentendida estabas esperando mi llamado.

Me quedé en silencio unos segundos y respondí:

- Ah, me había olvidado - algo en esa frase era mentira.

- Claro - dijo en tono sarcástico - bueno la cosa es que está enganchado como nunca lo vi con una mina.

- Me imagino - dije con sarcasmo.

- No me creas, vos te lo perdés.

Nos quedamos hablando de boludeces hasta que suena otro llamado, era Patricio.

- Me está llamando.

- ¡Viste que te dije! - dijo gritando y riéndose.

Me reí -Me voy.

- Ojo con lo que hablan.

- Si si - dije riendo.

Atendí el otro llamado:

- Hola.

-Hola Katja ¿como estás?

- Bien ¿vos?

- Bien, pensando en algunos temitas que me tienen dando vuelta la cabeza.

- ¿Y en qué estabas pensando?

- Quiero hablar con vos sobre lo que pasó anoche - era obvio que se iba a disculpar y a decirme que fue un error, mi sonrisa se había borrado de mi cara.

- Ah, pero creo que no hay nada para hablar.

- Si, hay que hablar ¿te espero mañana para comer?

- Bueno dale nos vemos.

Me fui a dormir, al otro día me levanté y fui a su casa a almorzar, raro en él porque casi nunca almorzaba. Subimos hasta su departamento, comimos; estábamos hablando lo más normal hasta que salió el tema:

- Yo no te quería incomodar - dijo como con culpa pero al mismo tiempo sin arrepentirse de nada.

- No, no me sentí incómoda. Me pareció raro, después de tanto tiempo.

- Eso es lo que pasa, después de tanto tiempo de conocernos me doy cuenta que vos me gustás.

- Pero por ahí te estás confundiendo - me dolió lo que dije y me odiaba por eso.

- No creo, pero si lo intentara por ahí me de cuanta... - dijo haciéndose el misterioso.

Me reí - ¿Y qué pensás hacer?

- Tratar de tener algo así como una relación. ¿Aceptás?

- Bueno, dale, intentemos - se sorprendió cuando dije eso.

Nos quedamos hablando hasta que me di cuenta que estaba llegando tarde a una reunión.

- Me voy

- ¿Ya?

- Tengo una reunión

- Bueno, suerte - se acercó, nos despedimos con un beso y me fui, todo el tiempo pensando en él. 

Mi historia con los SardellisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora