IX. Kiss The Rain.

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-Solo relajate. Estarás bien, Louis.

Louis suspiró y asintió. Estaba tras bambalinas terminado de echar un vistazo a las luces, micrófonos, escenarios y cualquier cosas que le quitara los nerviosos. Mientras estaba el señor Argent detrás de él sonriente recordándole que sólo serían unos minutos mientras él terminaba de prepararse. Pero ahora sería solo él. Él pasaría las próximas dos horas tocando frente a muchas personas, estarían sus amigos, su familia, personas importantes frente a él, mirando cada acción que él hiciera.

Todos hablarían sobre lo que hiciera esa noche, y normalmente serían las cosas malas. Nadie hablaría sobre su traje, o sus melodías, o sus pausas, o su peinado, o sus zapatos, no. Todos se fijarían en si dijo algo mal, si no se abotonó como era, si su peinado lo hacía ver ridículo, si se había equivocado, si no había hecho una pausa bien, si casi se tropieza,... cualquier detalle malo.

-¿Qué pasa si hago algo mal, señor Argent?

-No pienses eso. Estarás bien. Tan bien como aquella vez en la fiesta de Robert Bourdain, ¿recuerdas?- Louis rió.

-Sí. Estaba tan ebrio que bailó con la hermana de su esposa, ella estaba tan furiosa.

-¿Recuerdas que Robert Bourdain vomitó sobre el piano y aún así seguiste tocando?

-Sí. Estaba nervioso porque esos hombres me miraban y anotaban todo lo que hacía.

-Esos hombres eran críticos. Y, ¿sí te acuerdas de lo que te dijeron?

-Dijeron que tenía una gran concentración por no distraerme o salir corriendo... o vomitar. Estaban felices de que siguiera tocando.

-Así es. Sólo tienes que hacer lo tuyo. Estarás genial. Yo estaré justo al frente de ti dándote apoyo. Tú puedes hacerlo, Louis.

-Está bien... Lo haré. - sonrió y asintió.

-Bien. Vamos, Emma.

La niña corrió hacia Louis y lo abrazó. Él la alzó y la abrazó también. -¡Lo harás genial, hermano mayor!

-Gracias, Emma.

La bajó y ella agarró la mano de su papá. Se despidieron por última vez y salieron por la puerta.

Louis se mordió el labio y respiró profundo. Tenía que hacer esto ya. Faltaban tres minutos para que empezara. No podía estar así. Su papá y su hermano se reían de él. No quería preocupar a sus amigos. Ni dar una mala impresión a todos los que habían llegado a saber de él y conocerlo. Este era su momento. Había esperado, luchado, ensayado, se había desvelado tanto por esto. Estuvo desde la una de la tarde vigilando que las últimas cosas estuvieran en orden. Era su oportunidad. Su momento de brillar. Su destino. No podía autodestruirse. No podía decepcionarse. No podía decepcionar al señor Argent. Después de todo lo que hizo por él.

Escuchó su reloj de muñeca avisarle que eran las ocho en punto de la noche.

Era hora.

Tomó un último respiro y salió.

Todos le aplaudieron. Saludó al público con una cordial reverencia y luego se volteó hacia los músicos de apoyo detrás de él, violinistas, flautistas y otros amigos del señor Argent que se ofrecieron a ayudarle con el evento. Él estaba muy agradecidos con ellos, eran simpáticos, había tenido conversaciones con ellos y estaba feliz de tenerlos ahí con él.

Antes de sentarse en su lugar, vio al señor Argent darle una gran sonrisa. Louis estaba listo para esto. Era su momento.

Kiss The Rain era su primera interpretación. Le había tomando tanto tiempo aprenderla, pero lo logró. El señor Argent había tenido tanta paciencia con él. Y estaba feliz de empezar algo tan importante para él con esa canción.

Puso sus manos en su sitio y sus dedos comenzaron con el trabajo. Sonó una melodía preciosa que hizo a varios aplaudir. Louis tomó su tiempo perfecto en las pausas. Tal como le enseñó el señor Argent. Se concentró y se dejó llevar.

Cuando finalmente terminó, sonrió y miró al señor Argent y a Emma. Ellos estaban sonriendo y aplaudiendo, aunque para la niña era sólo otro gran espectáculo de su hermano.

Louis sonrió y se preparó para su próxima pista, For Alice. Sabía que para el señor Argent era como un homenaje a su esposa. Así que también lo era para Louis.

Se preparó para tocarla, sin embargo, escuchó que él señor Argent empezaba a toser. Lo miró y lo vio sujetarse de un asiento para no caer. Tenía algo como una tos seca, parecía doler mucho. Iba a parar, siempre lo hacía. El señor Argent se había tomado sus pastillas como lo hacía todas las mañana. Pero la tos no paraba, su cara empezaba a ponerse roja. Clevon y Troye, que estaban junto a él, empezaron a darle golpes en la espalda y decirle como tratar se respirar, pero parecía imposible.

Louis se levantó de su lugar y caminó espantado hacia el borde del escenario. El señor Argent estaba en el suelo sin poder respirar.

-¡Señor Argent!- gritó, pero él sólo hizo señales que siguiera con el espectáculo. No podía hacerlo. -¡Clevon, por favor llama a una ambulancia!

Louis saltó del escenario y corrió hacia el señor Argent. Estaba su cara poniéndose morada. Estaba más allá de asustado. ¿Qué le estaba pasando? ¿Había comido algo que le dio alergia? ¿Hacía mucho frío? ¿Tomó algo que tenía mucho alcohol? ¿Le habían dado algún tipo de veneno? ¿No se tomó algún medicamento? ¿Qué le estaba sucediendo? ¿Qué?

-La ambulancia ya viene.

-Gracias, amigo.

-¡Louis!- Louis se volteó y vio a una de las muchachas que conoció en el baño en la subasta. -¿Qué pasa?

-¡No tengo idea! ¡Tengo miedo!

-Tal vez esto ayude.- ella sacó una inyección de su bolso de mano, la abrió y se la insertó en la pierna del señor Argent.

El hombre respiró profundo y después vomitó. Vomitó... flema. Mucha espuma blanca y algo verde con amarillo.

-¡Hermano!- Emma abrazó a Louis. -¡Hermano! ¿Qué está pasando?

-Tranquila, princesa. Papá estará bien.- dijo abrazándola.

El señor Argent se limpió la boca y tosió un poco.

-¿Qué tenía eso?- le preguntó Louis a la chica.

-Es un medicamento para desinflamar las vías respiratorias.

-¡Abran paso!- gritaron los médicos con una camilla.

Las personas alrededor abrieron una entrada y los médicos lo revisaron rápidamente si seguía respirando y lo subieron.

-¡Esperen! ¡Tengo que ir con él!- gritó.

-¡N-no!- dijo débilmente Derek Argent.

-Señor Argent, por favor...

-Quédate con Emma... Sólo toma esto.- sacó un papel doblado de su sacó. Louis caminó con la niña en sus brazos todavía.

-¿Qué es...?

-Prométeme que cuidarás a mi niña y a ti mismo.

-Por supuesto que sí, señor Argent. Siempre lo haré. Pero por favor, dígame que...

-Señor, debemos llevarlo al hospital ya mismo.

El señor Argent asintió. Y los hombres empezaron a llevarlo a la ambulancia.

-¡Hijo, estoy muy orgulloso de ti!- gritó antes de que las puertas se cerraran y la ambulancia se fuera.

KISS THE RAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora