Capítulo 5

804 39 3
                                    

5
Matteo dejó de tocar la guitarra y alzó la cabeza para mirarla. Luna y Nina dirigieron la mirada hacia ellos y se veían ceñudas. Pensaban que Emilia no podía traer nada bueno, y además, Luna sentía un poco de celos, que se guardaba. Nina y Luna se miraron interrogativamente, Nina se encogió de hombros y siguieron mirando la escena.
—¿Qué pasa? —preguntó él. No tenía tiempo ni ganas de escucharla, las chicas no eran las únicas que pensaban que a esa chica había que tenerle cuidado.
—Me enteré que van a hacer un Open Music, creo que suena interesante —sonrió ella.
     Matteo la miró largamente, a ver si eso le permitía saber sus intenciones.
—¿Y por eso interrumpes mi ensayo?
—¿Si cantamos juntos en el Open?
     Luna y Nina se volvieron a mirar, la cara de Luna parecía de preocupación, pero Nina veía algo más que preocupación en su cara, veía celos y el intento por disimularlo.
—¿Por qué deberíamos cantar juntos?
—Haríamos la pareja perfecta. Si quiero cantar con alguien, tiene que ser con el mejor.
—Sí, eso no lo discuto. Pero no creo que haríamos una pareja perfecta.
—¿Seguro? ¿Por qué no te lo demuestro? —Dejó la mochila que llevaba sobre el escenario, y se sentó al lado de él—. ¿Por qué no lo intentamos? ¿Ahora?
     Emilia esperaba que Matteo tocara algo.
    Luna miraba a cada rato a Matteo y Emilia.
Jazmín y Delfi miraban, y como extra, Jazmín grababa la escena. Mientras, sus celulares empezaron a sonar, el de casi todos, al mismo tiempo.
     Matteo hizo ademán de querer agarrar su celular del bolsillo del pantalón y leer el mensaje que había recibido, pero Emilia lo detuvo, agarrándole la mano.
—Puedes leer el mensaje luego. Ahora toca la canción.
     Emilia conocía la canción, porque los Sliders estuvieron siguiendo los pasos de varios miembros del equipo del Jam & Roller, y fue así que se encontró con un video de él cantando Allá voy en una de las competencias.
Matteo quitó la mano, pero no hizo caso de Emilia, agarró el celular, como los demás que lo recibieron, y leyó:
Equipo del Jam & Roller: los espero en la pista a las 18hs para hablar sobre el equipo.
    Fue cuando Matteo volvió a dejar el celular, al lado de él, que Emilia insistió.
—Vamos, Matteo, toca la canción, y verás que si cantas conmigo, vamos a brillar más de lo que lo hacemos ahora.
     En ese momento, Matteo largó una risa algo incrédula.
—A mí nadie me hace brillar, yo brillo por mí mismo.
      Pero empezó a tocar. Luna miró a Nina, Nina la agarró del hombro y siguieron viendo. Jazmín volvía a grabar.
     Cuando terminaron, Matteo la miró y ella hizo una media sonrisa con suficiencia…
—Cantas bien, pero voy a cantar solo, lo siento.
—Tú te lo pierdes —le dijo ella con la suficiencia desaparecida. Agarró la mochila, se puso de pie y fue nuevamente hacia la pista.
     Yam y Ramiro estaban caminando por el parque. Acababan de leer el mensaje en cadena que habían recibido por parte de Gary.
—¿Qué nos querrá decir, no?
—Debe haber una competencia y querrá que el equipo empiece a entrenar.
—Sí, puede ser, pero el cambio que hizo en el Roller… No me sorprendería que quiera hacer un gran cambio en el equipo.
—Espero que sepa lo que es bueno —comentó Ramiro, refiriéndose a él. Yam rio rodando los ojos.
—Siempre el mismo vos, Ramiro —dijo.
—¿Qué vas a hacer en el Open, vas a cantar sola o con Jim? Ya saben, me puedo unir y armar una buena presentación que nos lleve a lo más alto.
—Voy a cantar con Delfi y Jim, la banda.
     Ramiro frenó haciendo que ella también, se miraron.
—¿Sabes que no necesitas estar en una banda, cierto? Vas a brillar sola. El mundo necesita escuchar solo tu voz.
—Gracias, Ramiro, pero Jim y Delfi también son talentosas, y me siento cómoda cantando con ellas.
—Está bien, pero recuerda mi consejo: sola brillas más que nunca. ¿Sabes? Tú eres mi estrellita, la única estrella que de verdad brilla para mí —le dijo Ramiro a Yam. Ella sonrió, toda emocionada, no había esperado que le dijera algo así. Era lo más lindo que nadie le había dicho nunca —, y con tu talento vas a llegar alto, vas a ver, vas a iluminar todo.
     Yam sonrió y él también. Después él le agarró la cara con una mano y la cintura con la otra para así besarla.
     Simón estaba apoyado en la barra, había estado viendo a Emilia y a Matteo cantar juntos. No lo había visto con buenos ojos, pero parecía que Matteo tampoco había querido que Emilia se le acercara. De repente, Nico se le puso de un lado y Pedro del otro. Los dos habían estado hablando de Jazmín y de su insistencia en Simón.
—Jazmín sigue enamorada de vos, Simón. Vino a preguntarme si estabas con Luna.
—Y a mí también —agregó Pedro.
Simón se agarró el cabello y bajó la cabeza.
—Ay, no, no —se lamentó y alzó otra vez la cabeza, quedó con los pelos parados, despeinado. —No sé cómo decirle. Ya le dije, no entiende, no sé cómo hacer, chavos. ¿Ustedes dicen que esto del reality la va a confundir?
—Jazmín no es mala chica —habló Pedro—. Tal vez no ahora, pero más adelante…
—No sé, chavos… —La mente de Simón estaba en otra parte. Pero, como él podía constatar, no solo su mente, sino también su corazón, que no olvidaba, que recordaba. Nico y Pedro, ante el silencio del chico, se dieron cuenta y se dirigieron miradas afligidas. Era evidente que todavía sentía muchas cosas por Ámbar, y a la vez no quería sentirlas, pero le era imposible.
—Simón, allá en la mesa te llaman —dijo Nico y miró. Una chica hacía un gesto para que alguno de los tres fuera a tomarle el pedido.
     Simón miró a los chicos disgustado porque lo estaban haciendo ir a él y Pedro y Nico rieron. Pero les hizo caso y salió de atrás de la barra para acercarse a la chica.
—¡Peínate un poco! —le gritó Nico al ver que Simón estaba despeinado.
—¡Tú también! —contraatacó Simón.
     Nico se pasó la mano por su cabello levantado. Pedro río. Pero después miró hacia un sitio y volvió a mirar a Nico, que seguía tocándose el pelo con suavidad.
—Ah, mirá, y Jazmín te llama a vos —mintió Pedro, esta vez para que Nico se moviera.
—Ya voy.
   Jazmín, después de haber alzado la mano para llamar a alguno de los chicos, para que se acercara, había apoyado su mentón en la mano y miraba dolida el escenario.
—Jazmín, ¿qué querés pedir? —Pero Jazmín siguió en la misma posición, solo reaccionando para largar un suspiro—. Jazmín, ¿qué te pasa? —preguntó después sentándose al lado de ella.
—Extraño al Jam & Roller.
—Sí, la verdad que sí se extraña —concordó Nico, mirando alrededor.
—Ya todos se van a olvidar de él —habló Jazmín, sin cambiar de postura.
—Los chicos no lo vamos a olvidar. Era el único lugar en el que sentía que podía ser yo —en esa parte, Jazmín le dirigió la  mirada —y sentirme libre.
Jazmín sonrió al escucharlo decir aquello.
—Qué lindo lo que decís.
—Es la verdad, es lo que siento. Me alegro de haber encontrado este lugar. ¿Vos no sentís lo mismo?
—Siento que fui muy feliz.
—Mi tío no puede seguir con esto. La apariencia, el nombre, los uniformes, la banda, y ahora el equipo, creo…
—¡Ay, no, por favor, el equipo también! ¡Qué horror!
—La presentación tiene que servir de algo.
—Sí, obvio que sí, va a ser increíble —le dijo con una ancha sonrisa, pero después la borró—, igual, no entiendo, ¿qué es lo que vamos a hacer en ese evento? —preguntó la chica, bastante perdida.
—Bueno, cantaremos canciones con la banda, y ustedes también si quieren, y debemos armar coreografía en patines, para que Gary vea lo que se pierde.
—¡Ay, me encanta! —sonrió Jazmín y aplaudió. —Déjenme ayudarlos con el vestuario… —dijo de pronto Jazmín, agarrándole el brazo a Nico que tenía doblados sobre la mesa.
—Sí, perfecto, pero la banda no necesita ayuda, gracias.
Jazmín se desinfló.
—Nunca voy a ser de utilidad para ustedes.
     Nico sonrió, pero después se puso algo serio.
—No digas eso. Con tu canal nos vas a ayudar mucho.
     Jazmín sonrió, y él la imitó.
Emilia se había sentado en el sitio de los lockers, para descansar, y al segundo, apareció Ámbar.
—¿Vas a participar en el Open? —preguntó, cruzándose de brazos.
     Emilia recordó que Matteo la rechazó, pero eso no la doblegó.
—Matteo tiene que cantar conmigo.
—Ay, sí, por favor, Matteo está cegado por Lunita. Si le sacas la venda de los ojos, me harías un gran favor.
—Claro que sí. No dudes que Matteo va a ser mío.
     Delfi estuvo pensando mucho sobre eso de que Gastón y Nina y Lutteo eran “la mejor pareja”, y sentía que la pareja que hacía con Pedro tenía que ser la más linda y la mejor. Así que pensó en algo y corrió hacia la barra, donde él se encontraba.
—¡Pedro!
—¿¡Qué!? —gritó el chico, dándose vuelta hasta encontrarse cara a cara con Delfi.
—Ay, perdón, te asusté.
—No, no, estoy bien, estoy bien —se hizo el duro él.
   Delfi rio porque no le creía nada.
—Voy a hacer como que te creo —siguió riéndose ella. —¿Y si cantamos juntos en el Open?
—Delfi, voy a tocar con la banda...
—Ay, dale —uniendo sus manos como si estuviera rezando—. ¡Por favor, nunca antes cantamos los dos solos, como pareja!
Pedro la miró ceñudo.
—¿Por qué querés cantar conmigo? ¿No vas a cantar con las chicas?
—Después les digo, ellas van a entender.
—No sé por qué este cambio tan de repente, Delfi —comentó el chico.
      Delfi estaba entusiasmadísima y Pedro no sabía cómo decirle que iba a ser la última vez que tocaría con la banda allí y no quería perder la oportunidad.
     Ramiro, Luna, Yam, Jim, Jazmín, Delfi, Simón, Gastón y Matteo estaban esperando en la pista desde la hora indicada, había pasado diez minutos y Gary brillaba por su ausencia. No sabían de lo que él iría a hablarles pero tenían la sospecha de que tenía algo que ver con el equipo. No esperaban nada bueno si el mensaje venía de Gary. Se miraban, nerviosos, ansiosos, esperando una explicación, cuando entró Gary, junto con Juliana, Ámbar y Emilia. Automáticamente, Juliana se puso al lado de sus chicos y se cruzó de brazos, esperando que el hombre hiciera el anuncio. Ámbar y Emilia estaban una a cada lado de él.
—Ahora que están todos. Les voy a decir los cambios que implementamos. El equipo del Roller ya no existe más, como se habrán dado cuenta —Ámbar y Emilia sonrieron en aquella parte, intercambiando una mirada—. Pero en este momento lo estoy haciendo oficial.
—¿Qué?
—¡No!
—¿Qué dijo?
—¡No puede hacer eso!
—Lamentablemente, chicos, no pude hacer nada —habló Juliana.
—Los de Videa parecen interesados por mis cambios.
—Eso no puede ser —espetó Luna.
     Ámbar y Emilia seguían sonriendo.
—Ya lo imaginamos —dijo Delfi.
     Nico estaba apoyado en la baranda mirándolos y escuchándolos. Como él no era del equipo, no lo habían llamado, por eso estaba un poco apartado y veía como todos protestaban por su tío. Negó con la cabeza con tristeza, dio media vuelta y se fue.
     Cuando por fin se hizo el silencio, Gary se subió los anteojos oscuros que habían quedado en la punta de su nariz al mirar a los chicos por encima de ellos. Entonces, habló otra vez.
—Pero tengo que buscar un equipo nuevo. Haré una prueba. Están todos invitados a hacerla. Ámbar y Emilia ya están dentro del equipo.
—¿Por qué ellas no hacen ninguna prueba? —preguntó indignada Jim.
—Ellas resaltaron en la coreografía de la última fase de la competencia, que ganaron.
—Sí, con trampa —escupió Yam en voz baja.
—Y supongo que no tengo por qué explicarles las decisiones que tomo —aclaró Gary—. Bueno, la fecha de las pruebas será pronto. Practiquen —Después miró a Juliana y le dijo—: Vos podés ser la entrenadora de los Red Sharks.
—Videa te prohíbe despedirme, seguramente —replicó Juliana, su mirada era seria.
—Ahí te equivocas —dijo Gary, sacándose los anteojos y manteniendo la mirada fija en ella—. Yo no pensaba en cambiarte —dijo después, lo que la tomó por sorpresa a ella—. Yo voy a estar supervisando, eso sí —terminó.
Cuando Gary, Ámbar y Emilia se fueron, Juliana se volvió hacia el grupo.
—Van a tener que hacer la prueba si no quieren estar fuera de la competencia.
     Todos se miraron entre sí. Aquello quería decir que tal vez no todos quedarían en el equipo.

Red Sharks vs. Jam & RollerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora