Capítulo 6

842 38 3
                                    

6
Los chicos se estaban preparando a puro trote para el Open Music. Luna estaba sentada en la cama de su cuarto de siempre (no había querido cambiarse a una habitación más amplia, le gustaba donde estaba y lo iba a extrañar) ensayando para el Open cuando se asomó Alfredo. La puerta estaba abierta por lo que no resultó difícil para Luna verlo.
—Abuelo, ven —le dijo ella a un sonriente Alfredo, quien le hizo caso, entró y se sentó al lado de ella en la cama.
—Quería venir a visitarte. Te escuché cantar. Qué lindo que cantás. Mi nietita.
Luna sonrió.
—Abuelo…
        Ambos se sonrieron.
—Lo que pasa es que se acerca un Open Music en el Rolle… —al darse cuenta de lo que iba a decir, puso los ojos al cielo—. Red Sharks —se corrigió sin ganas—. Tienes que venir.
—Ay, sí, me encantaría —se entusiasmó Alfredo—. ¿Ámbar también va a cantar? —quiso saber Alfredo.
—Sí, también se inscribió. Entonces, ¿vienes?
—Por supuesto. No voy a perderme ver cantar a mis dos nietitas —dicho esto, Alfredo tomó las dos manos de Luna entre las suyas y las apretó con cariño. Se volvieron a sonreír.
   En el Red Sharks, Pedro secaba vasos mientras Delfi y Jazmín hablaban en una mesa cercana. Desde ahí era imposible no escucharlas ni verlas. Jazmín dirigía una mirada atontada a Nina y a Gastón, que estaban sentados en un rincón, hablando, sonriéndose y riendo, y hasta en un momento llegaron a abrazarse.
—Ay, son muy tiernos, Delfi, ¿no hacen una linda pareja? —Empezó a grabarlos.
—¿Pero la mejor pareja somos Pedro y yo, no? —Pedro escuchó confundido.
—Ay, Delfi, eso después se va a definir.
—¿Cómo que “después se va a definir”?
—Por mis suscriptores, Delfi. Ahora acércate a Pedro y hace algo para que pueda grabarlos.
—¿Por eso querías cantar conmigo? —preguntó Pedro. Delfi hizo un gesto de “uy, fui atrapada” antes de darse vuelta a enfrentarlo—. ¿Por qué no me dijiste? Podría haberme preparado más —dijo después, agrandándose un poquito, pero en broma. Delfi suspiró aliviada.
—Quiero demostrar que somos la mejor pareja, nada más —comentó luego Delfi.
—¿Sabés que eso no hace falta, no, Delfi? Con que nosotros nos sintamos bien en nuestra relación es suficiente, no debe importar cómo nos ven los demás —Al decirle eso, le puso la mano en el hombro.
—Sí, lo sé —sonrió Delfi. Pedro le devolvió la sonrisa, dio media vuelta y regresó a la barra.
     Jazmín estaba grabando, pero cortó el video cuando Pedro se fue.
—Delfi, no hiciste nada —le recriminó a su amiga.
—¿Nada de qué, Jazmín?
—No sé, lo hubieras abrazado, o besado, o algo, no tengo material Pelfi.
Delfi rio.
—¿Pelfi?
—Pedro y Delfi —aclaró Jazmín.
—Ay, Jazmín —rio Delfi.
     Se acercó de pronto Nico a su mesa.
—¿Y cómo van, chicas? ¿Vos Jazmín no vas a participar en el Open?
—Esta vez no.
—Falta poco, pero si te decidís, tendrías que empezar a practicar enseguida.
—¿Te estás ofreciendo como mi profesor? —preguntó entonces Jazmín, apoyando el mentón en la mano, sonriendo y casi haciendo ojitos. Delfi parpadeó confusa al ver esa expresión de Jazmín dirigida a Nico, pero después llegó a pensar que solo fueron imaginaciones suyas. Jazmín ni cuenta de lo que había hecho.
—Si querés cantar en el Open, yo no tengo problema. Avísame, pero no tardes mucho, hay poco tiempo. Y también nada de tablet.
—¿Por qué lo decís? —preguntó Jazmín desconcertada.
     Nico rio.
—¿Te recuerdo el Open solista? —preguntó él.
—No es necesario —Dijo Jazmín, y Delfi y Nico largaron una risa.
Los días que faltaban para el Open pasaron rápido, entre ensayos a las apuradas y nervios a flor de piel. Luna había cambiado algo en la canción que había pensado en cantar, Delfi iba a cantar con Pedro, pero también pudo inscribirse para cantar con Jim y Yam, y Pedro cantaba con la banda también.
       Los chicos preparaban el micrófono y los equipos de sonido para el Open. Mientras esperaban, a Gastón se le ocurrió una idea.
—¿Por qué no corremos las mesas y dejamos espacio para bailar, no? Es un Open Music, hay música, nunca pensé que quedarse sentado fuera un opción.
—Qué buena idea, ahora lo hacemos —habló Pedro.
Simón, Pedro y Nico empezaron a correr las mesitas y sillas al fondo o al costado. Pero dejaron un cierto espacio para los que querían sentarse. Era un espacio chico, no quedó mucho lugar, pero al menos algunas personas podían sentarse sin problemas.
      Ámbar, Emilia, Jazmín, Ramiro, Yam, Jim, Matteo, Nina y Gastón, y la Roller Band, ya estaban en el Red Sharks. Luna apareció una media hora antes de que empezara el evento, del brazo de Alfredo, que miraba todo muy contento. Vio a Ámbar entonces, sentada en una de las sillas que quedaron para ser utilizadas.
—Ámbar —llamó Alfredo con voz potente de entusiasmo. Ámbar volteó a mirar hacia donde venía la voz y al ver que él estaba ahí, se mostró confundida al principio, pero después le dio una mirada de desdén y siguió con lo suyo, hablando con Emilia. Alfredo se la quedó mirando triste. Simón, desde el escenario, vio todo aquello y negó con la cabeza con desaprobación a la actitud de la chica.
—¿Quién era ese señor? —preguntó Emilia.
—El abuelo de Lunita —respondió disgustada. Ámbar no podía creer que Alfredo estuviera ahí, pero luego pensó que cómo no iba a estar ahí, si Lunita iba a cantar. Seguramente, quería ver a su nietita.
    Pedro, Nico y Simón se habían acercado a Luna y a Alfredo.
—¿Así que la banda va a abrir el Open? Bueno, ya quiero ver todo —dicho esto, Alfredo se frotó las manos.
     Nina se acercó de pronto y le dijo a Luna luego de saludar a Alfredo:
—Luna, canto después de la banda, necesito tu ayuda para vestirme y maquillarme.
—Ay, sí, Nina —miró a su abuelo—. Tengo que ir a ayudar a mi amiga…
—Claro que sí. Vayan.
      Luna y Nina se fueron al camarín. Y Pedro se acercó a una silla libre y le dijo a Alfredo:
—Movimos un poco las mesas para que haya  lugar para bailar, pero acá puede sentarse, venga.
—No hará falta, muchacho, no se preocupen. Nadie dice que no pueda mover las caderas —Hizo entonces un paso de baile con las caderas, moviendo un poco los pies y los brazos. Ámbar no lo dejaba de mirar, seria.
    Pedro, Nico y Simón se miraron entre sí y se rieron mientras aplaudían.
      Ya estaba casi repleto el Red Sharks y todo listo para el comienzo del Open.
     La banda abría el Open, por lo que todo ya estaba dispuesto para su presentación, y a los cinco minutos la Roller Band cantaba su nueva canción, que hablaba de seguir los sueños y nunca rendirse. Todos bailaban, salvo Emilia y Ámbar, ambas sentadas donde pudieron encontrar lugar, al fondo. Emilia estaba ante la mesita y Ámbar al costado, con los brazos cruzados. Estaban serias, y de vez en cuando, se miraban: Ámbar, aburrida, como queriendo que la canción terminara de una vez, y Emilia la miraba con una sonrisita burlona.
     Jazmín y Delfi estaban cerca de la barra viéndolos mientras bailaban y grababan. Jazmín, con su tablet; y Delfi, con su celular.
—Jazmín, dejá de moverte tanto, el video saldrá todo movido.
—No lo puedo evitar, Delfi —sonrió Jazmín.
      Matteo estaba apoyado contra una mesa, serio y aburrido, pero no dejaba de ver a la banda tocar, no dejaba ver que le gustaba como sonaba. Nina y Luna seguían en el camerino. Nina se había pasado rímel en las pestañas, se había puesto un poco de rubor y sombra de ojos celeste, porque combinaba con el vestido también celeste, que tenía cuello cerrado y solapas blancas.
     Gastón se puso al lado de Matteo, de brazos cruzados.
—¿Cuándo les toca cantar a ustedes?
—Después de Ramiro.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Matteo.
—La voy a extrañar mucho. No sé qué voy a hacer.
      En ese momento, llegaba Gary y se sentaba en un lugar apartado y casi oculto.
      Matteo le apretó fuerte el hombro para darle apoyo y Gastón le dio unas palmaditas de agradecimiento en la espalda al tiempo de que la Roller Band terminaba la canción y varios allí aplaudían, vivaban y silbaban. Algunos habían dejado ya de bailar y agarraban sus vasos con bebida para darle unos tragos. Después de correr los instrumentos, los chicos bajaron y se acercaron a la barra, dónde se encontraban Delfi y Jazmín.
     Juliana estaba presentando en ese momento al siguiente, que se trataba de Ramiro. Él no entró al escenario pero llamó a Juliana desde uno de los lados. Ella se acercó confundida y, a la vez, preocupada, deseando que no hubiera pasado nada. Todos esperaban con ansias cuando, de repente las luces del escenario se apagaron y también varias de las del bar. Emilia y Ámbar se miraron sorprendidas, aquello las había sacado de sus expresiones anteriores. Todos se miraban entre todos de igual manera que las chicas, pero entonces entró Ramiro al escenario con zapatillas que se iluminaban por todo alrededor. Se veía genial, para todos. Hasta Ámbar y Emilia se habían quedado sin palabras feas que pensar ni que decir. Gary lo miraba atento.
Ramiro empezó a cantar y, mientras bailaba, las zapatillas dejaban una estela de colores luminosos que impresionaba. Jazmín casi olvidaba prender la cámara de la tablet, y Delfi también grababa con el celular. Todos los empezaron a acompañar con aplausos, salvo Ámbar y Emilia.     Después se iluminaron pequeñas luces en los pantalones, en la remera y hasta en la gorra del chico. Más vítores y aplausos al ritmo del rap que cantaba Ramiro. Gastón ya se había acercado al escenario para no ir a último momento.
—¡WOOOO! —gritó alguien caminando por delante de Delfi, Jazmín y la Roller Band, al tiempo que levantaba el brazo que sostenía el vaso con el jugo y parte de este caía al piso. Jazmín notó que algo le caía en la mano, pero solo atinó a acercarse a la barra para agarrar una servilleta y limpiarse con reticencia y asco por no saber qué era ni de dónde había venido el líquido. Luego volvió a su lugar al lado de Nico.
      El Open estaba muy animado con la canción de Ramiro, música movida y rap. Cuando terminó su presentación, las luces se encendieron y el lugar prorrumpió en aplausos y silbidos. Solo Emilia, Gary y Ámbar estaban mirando serios.
      Juliana subió nuevamente al escenario felicitando a Ramiro por su show, como muchos otros hicieron después también. Entonces presentó a los próximos en cantar: Nina y Gastón. Ambos fueron al escenario tomados de la mano, Nina un poco tímida. Luna apareció en ese momento, mirándolos con una sonrisa ancha. Fue directo hacia Alfredo, quien la vio acercarse y la abrazó. Ámbar vio todo eso con el odio llegando a su mirada. Mientras, Delfi y Pedro iban a prepararse, porque eran los que seguían.
    La música de Nina y Gastón empezó a sonar. Era algo movida, por lo que Jazmín grababa y bailaba al mismo tiempo. Nico, que estaba al lado de ella, aplaudía mientras también bailaba un poco.

Te veo ahí, en ese lugar (Nina cantaba mirando a Gastón)
Con un brillo en tu interior
Que me guía hacia vos
Estés donde estés
Siempre nos volveremos a encontrar
Aquí o allá


Estribillo (más rápido)
Estés donde estés
Nuestro amor nos esperará
Mi corazón siempre te cuidará
Nuestro mitad y mitad completo estará
Estés donde estés
Siempre seremos nosotros dos
Nada o nadie nos separará
Nuestro amor nos esperará

      Cuando Delfi terminó de prepararse, volvió al bar, pero se quedó cerca del escenario viendo a los chicos. Ella los miraba y no podía evitar sonreír. Tenía que admitir que sí se veían lindos juntos, justo como Pedro y ella. Intentar competir había sido una total estupidez, pensó después, al tiempo que Pedro se ponía al lado de ella y le rodeaba la cintura con el brazo. Al segundo se sonreían y juntaban sus narices.
     Jazmín seguía bailando mientras grababa. Quiso grabar la reacción del público y empezó a moverse enfocando con la tablet y girando desde la derecha y deslizándose hacia la izquierda hasta Nico y moviendo los pies, es así que resbaló con el jugo que había caído y la había manchado antes.

Y aunque nos separe la distancia
Nuestro amor es más fuerte que los kilómetros
Y tu corazón pensará en mí
Mi corazón pensará en vos

—¡Ay! —gritó Jazmín, porque por el resbalón se iba hacia atrás. Nico se dio cuenta en seguida y reaccionó rápido: volteó, la rodeó de la cintura y la trajo hacia delante con tanta rapidez que pegó contra él. Jazmín de pronto se encontró con unos ojos claros y brillantes fijos en los de ella.

Estaré cuidándote desde lejos
No olvidaré tus ojos mirándome
Ni tus besos de miel

     Nico se puso un poco nervioso porque tampoco esperaba encontrarse con el rostro de Jazmín tan cerca de la de él. Jazmín no pudo apartar la  mirada. Nico y ella estaban muy cerca. Y era la primera vez que ella sentía los brazos de Nico rodeando su cintura.
—¿Estás bien? —le preguntó él.
     Jazmín estaba pasmada
—No, sí, digo, ¿hace cuánto tenés esos ojos? —preguntó Jazmín con interés, se le escapó en realidad.
—¿Eh? —se rio Nico confundido, pero a la vez seguía algo nervioso.
—Nada, no me hagas caso.
     Nico la soltó en ese instante, al darse cuenta de que la agarrada se había prolongado más de lo pensado.

Estés donde estés
Nuestro amor nos esperará

    Nina y Gastón terminaron de cantar, agarrados de la mano y con las frentes juntas. Jazmín se apresuró a grabar para no perderse el momento en el que se besaron. Los aplausos llenaron el lugar en ese momento. Enseguida, se bajaron ellos del escenario y Juliana presentó a Pedro y Delfi. Eso hizo que Nico y Jazmín olvidaran el percance y se concentraran en ellos
     Jazmín seguía grabando. Mientras, Luna se ponía un vestido, y se alisaba el cabello.
     Gary divisó a Juliana frente al escenario viendo a los chicos con una sonrisa de mamá orgullosa. De pronto, toda ella se había convertido en el centro de atención de su mirada, y al darse cuenta, redericcionó la mirada a Pedro y a Delfi, que ya habían terminado.
     De pronto Luna escuchaba la voz de Juliana que la llamaba para que fuera al escenario y, antes de ir, le pidió a Nina, que había llegado después de su presentación:
—Deséame suerte.
—¡Suerte, amiga!
      Se sonrieron y se abrazaron. Después Luna corrió al escenario, y Nina, al bar para ver el show.
     Luna se puso en el centro del escenario con el micrófono en la mano. Llevaba un vestido de tirantes de color azul, rosa y verde, brilloso. Matteo la miraba como si hubiera bajado una estrella. Pero la música no empezaba todavía. Ella estaba callada mirando a todos, que, a su vez, también la miraban, expectantes. Ámbar y Emilia con el odio reflejado en el rostro.
No empezó a cantar, sino a hablar. Miró a Alfredo y sonrió. Ámbar miraba cada vez más seria. Esa sonrisa que le había dirigido a Alfredo no le había gustado nada.
—Hola a todos. Hace un tiempo me pasó algo muy fuerte que quiero compartir con ustedes —A Luna se le llenaron los ojos de lágrimas. Matteo no le sacaba la mirada penetrante, todos estaban atentos. Matteo intuía de lo que iba a hablar y pensó en lo valiente que estaba siendo. No la quería ver llorar tampoco, quería ir y abrazarla. Decirle que no estaba sola. —Quiero decirles algo muy importante, porque ustedes son muy importantes para mí y tienen que saberlo. Solo muy pocos saben. Estuve buscando a mis padres biológicos, y los encontré. —Los chicos se miraron entre sí, emocionados. Luna largaba lágrimas. —Soy Sol Benson. Mi abuelo es Alfredo —Lo miró—. Y mis padres fallecieron en el accidente por el cual me llevaron a México y me adoptaron. Ahora tengo dos familias.
Ámbar tragó saliva.
—Lo que voy a cantar es una mezcla de canciones, que yo siento que me identifican con personas muy importantes en mi vida, que llevo muy a dentro. Gracias por escuchar.
La música empezó a sonar finalmente.

Estoy aquí, sin nada más
No sé por qué, lo siento así
Parece que esta vida no es real
Relámpagos, memoria
Un fuego que me separó
Quieren que yo pueda encontrar
Mi verdad
Pero hay tanto amor alrededor (en esa parte miró a Alfredo, que la miraba con lágrimas en los ojos, emocionado)
Y mariposas en mi pelo
Sueños en el aire, sueños en el aire
Y la llave que abre el cielo

(La música cambió)
Al principio me sonabas diferente
Tan distinta en medio de toda la gente (miró a Nina en esa parte, que empezó a sonreír anchamente)
Y al final, me di cuenta, es extraño,
Pero yo te entiendo igual
Puedo sentir, puedo confiar
Sincronía en movimiento
Es el mismo sentimiento
Puedo decir, puedo escuchar
Sé que tú estás conmigo
Y no estoy sola (Nina y Luna se vuelven a sonreír)
La amistad la inventamos a nuestra manera
Y no tiene fronteras, ni idioma, ni bandera.

(La música volvió a cambiar, y esta vez Luna giró a mirar a Simón. Matteo y Ámbar lo notaron y no les gustó nada)
No me esperes porque estoy aquí
Andaremos el camino
Buscaremos aventuras
No paremos de rodar
Juntos todo tiene más valor
Desafiamos al destino
El secreto es ser amigos
Con los sueños a volar

(Bailaban y aplaudían)

Yo, siempre aquí contigo
Tú y yo, siempre conexión
Tú y yo, cómplices y amigos
Suena divertido
Juntos siempre sin parar
Tú, siempre aquí conmigo
Tú y yo, socios y testigos
Andaremos el camino
Juntos hasta el final

(La música cambió otra vez pero Luna trató de no mirar a nadie en particular)
Esto es verdad, lo puedo sentir
Llegaste a mí y todo cambió
Y ahora por fin
Sé lo que es amar

(Matteo estaba nuevamente atento, esperaba que ella le dirigiera una mirada y que con ella le dijera que esa canción era por él)

Mi destino es así
A tu lado volar
Tu mirada me estremece el alma
Eres para mí

Un verdadero amor
Que llega al corazón
Si es de los dos es para siempre
Sin tiempos, ni razón
Eres mi inspiración
Porque el destino fue más fuerte

Y ahí terminó la canción. Pero en ese momento hizo la mirada que Matteo estaba esperando. Fue muy breve, solo un segundo, pero certera.
Las lágrimas de Luna se derramaban, Alfredo, Nina y Simón se acercaron y ella bajó del escenario. Se abrazaron fuerte, con lágrimas en los ojos, pero sonriendo. Matteo no se acercó, solo miraba. Luego de decirles que no se preocuparan, que todo estaba bien, Luna dijo que ya volvía y fue en dirección del camerino.
     Matteo no lo dudó un segundo y fue tras ella. Emilia vio eso y no le gustó nada, por lo que disgustada le dirigió una mirada cómplice a Ámbar.
     Matteo entró al camerino y la vio llorando frente al espejo.
—¿Cómo estás? —preguntó él. Ella no había escuchado la puerta y escucharlo a él le hizo dar vuelta.
—Matteo —dijo, secándose las lágrimas con la mano. Luego agarró un paño y se lo pasó por la cara para arreglarse el maquillaje—. Estoy bien.
—Fuiste muy valiente —le dijo. Luna volvió a mirarlo con fijeza.
—Todo lo que me pasó… —estaba casi apunto de llorar otra vez—… no lo puedo asimilar…
   Matteo se acercó a ella. Él no tuvo que decir nada, pero después de una mirada, Luna se acercó a abrazarlo fuerte. Matteo la abrazó a su vez y empezó a acariciarle la cabeza.
—¿Por qué no confiaste en mí?
    Luna se apartó de él y lo miró.
—Matteo, muchas cosas pasaron... Esto fue muy fuerte para mí.
—Tenías tiempo de decirme que estabas investigando sobre tus padres biológicos, eran dos segundos…
—Matteo, estaban pasando muchas cosas. Tú estabas con lo de solista, hacías todo lo que Bruno te pedía, había cosas que no me dejaban pensar en contarte lo que estaba haciendo.
—Era tu novio.
—¿Eras mi novio, Matteo, en serio? ¿Te recuerdo cuando negaste que tenías novia?
—Eso fue para los fans, Luna, yo no olvidé que eras mi novia. No lo olvido.
     Luna se lo quedó mirando, ella tampoco olvidaba, pero no quería decirlo. Bajó la mirada. Matteo le levantó la cabeza con el dedo en el mentón, para que lo mirara.
—Esa canción… Solo para ti…
    Luna tragó saliva, esperaba que no le hablara de por qué cantó esa canción. O más bien de por quién.

Red Sharks vs. Jam & RollerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora