Capítulo 8

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Después del Open hubo muchos sentimientos para todos. Simón no entendía por qué iba tras Ámbar siempre; Ámbar no podía concebir que Simón la tratara de mala manera cada vez que podía y no entendía tampoco por qué él se acercaba tanto a ella. Emilia estaba encantada por haber cantado con Matteo, algo que él y Luna no lo habían tomado a bien. Luna seguía muy dolida y Matteo estaba enojado con Emilia por su atrevimiento y preocupado por lo que Luna estaría sintiendo y pensando por haberlo visto cantando con otra, que, además, se trataba de Emilia.
         Todos estaban también pensando en el evento que iban a realizar para demostrar a Gary que extrañaban el Jam & Roller y que este debía volver.  Jazmín estaba tan entusiasmada y con una gran confianza en que eso iba a funcionar, que, al no soportar las sonrisitas de suficiencia de Ámbar y de Emilia, las quiso asustar.
      En un momento en el que no había demasiado trabajo en el Red, Simón, Pedro y Nico se pusieron tras la barra uno al lado del otro para ver volar las moscas. Al mismo tiempo, Gary entraba y después miró hacia ellos, que se pusieron rectos. Los saludó con un asentimiento de cabeza y luego vio el escenario. Jim, Yam y Delfi estaban ensayando para la banda, sentadas en el escenario, pero al ver a Gary se corrieron de ahí por si se le ocurría decir que ellas no podían ensayar en el Red Sharks. Simularon estar viendo algo en sus celulares y hablaban de eso.
    Gary había ido al Open y había estado considerando dejar que la banda de su sobrino cantara en los Open, aunque pensaba que Nico estaría mucho mejor fuera de esa banda, como solista. Pero lo que había hecho Jazmín no le había gustado nada. Si les gustaba provocarlo, que soportasen las consecuencias.
     Enseguida, vio a Emilia y a Ámbar sentadas a una de las mesas. Mientras se acercaba a la mesa de las rubias, él miraba todo, pensativo, porque debía conseguir una banda que representara el lugar. Para eso ya había hecho una página web del Red Sharks y había colocado un anuncio. Pero también necesitaba otra cosa.
—Chicas…
      Ellas lo miraron.
—¿Cómo están? —Y sin esperar a que contestaran, si es que iban a hacerlo—. Algún día de estos, las necesitaría en la pista para unas fotos para la página web. Todavía tengo asuntos que resolver. Estamos en contacto.
       Luego dio media vuelta y se fue. Enseguida, se pusieron a buscar la página web en sus celulares. Fue en ese momento en que Emilia encontró un mensaje en su cuenta de la página de los Sliders. Pensaba que se trataba de algún fan que imploraba su vuelta al equipo. Ámbar miraba la página web del Red hasta que llegó al anuncio de la banda. Sonrió.
—Ámbar, ve esto —le dijo Emilia, haciendo que levantara la cabeza. Emilia le mostraba su celular, específicamente, el mensaje que había recibido.
—No puedo creer hasta qué punto van a llegar —comentó Ámbar después de leerlo.
—No podemos dejar esto así.
—Estoy de acuerdo. Y mira esto.
     Ámbar le mostró su celular a Emilia ahora.
—Necesitan una banda —Ámbar sonreía de satisfacción.
—¿En qué estás pensando? —preguntó Emilia.
—La pregunta sería: ¿en quién estás pensando?
—¿Por qué presiento que esto me va a gustar? —sonrió Emilia esta vez.
      Mientras Ámbar y Emilia decidían ir a hablar a la pista y se levantaban e iban hacia allí, Luna, Nina y Jazmín entraban y se acercaban a los chicos de la Roller Band, que hablaban, todavía en la barra. Jim, Yam y Delfi se habían sentado en el escenario otra vez al ver que Gary se había ido y empezaban a hablar sobre una canción propia y original. Pero al llegar chicas, que se habían puesto a hablar con los chicos sobre el evento, las llamaron para que estuvieran presentes.
—Ahora que terminó el Open, vamos a ocuparnos del evento —comentó Nico.
—Bueno, yo pensé en algo —habló Luna—. Todos tenemos que patinar, eh —declaró después, mirando a Pedro y Nico significativamente y riéndose luego, aunque hablaba muy en serio—. Y no vale decir que no.
      Pedro y Nico se miraron algo dudosos, pero luego estuvieron de acuerdo.
—Todo sea por el Jam & Roller.
—A mí no me miren —aclaró Nina, aunque nadie la había mirado—. El Jam & Roller me necesita, pero lejos de la pista.
—Ay, Nina —casi rio Luna—. Por esta vez te perdonamos, eh —se rio Luna.
—Bueno —rio Nina también—. Pero para otra cosa que necesiten yo voy a ayudar con gusto.
—Pero entonces, chicos, ¿qué vamos a hacer en el evento? Tiene que ser algo grande —dijo entusiasmada Jazmín. Tenía su tablet en la mano.
—Tal vez deberíamos hacer algo con el Red Sharks de la paredes —habló Yam.
—Sí, chicos, no representa al evento —siguió Jim.
—Buena idea —continuó Nico—. Tal vez deberíamos hacer unos carteles gigantes que diga "Jam & Roller" para taparlos.
—Sí, qué genial idea —se entusiasmó Jim.
—Si quieren, puedo encargarme de eso —habló Nina.
—Sí, sí.
—Ay, claro.
—Sí, por supuesto.
—Ya estoy publicando toda la información —comentó Jazmín, tecleando la tablet.
—¡Jazmín, no! —exclamaron los demás, al mismo tiempo, asustándola un poco—. Pero ¿por qué no?
—No queremos que se entere gente indeseada, Jazmín —le respondió Yam.
—Mejor enviar mensaje privado a varios usuarios de la página del Jam & Roller —dijo Delfi.
—Principalmente, Ámbar y Emilia no pueden enterarse.
—Está bien. Voy al baño, ya regreso —Jazmín se había puesto colorada y se fue casi corriendo. Nico la vio algo extraña pero después dejó de pensar en eso.
—Bueno, si voy a patinar, voy a tener que empezar a recordarle a mis pies cómo se hacía —dijo Nico.
      En ese momento llegaba Juliana y lo escuchó. Se acercó a ellos.
—Hola, chicos. ¿Escuché bien? ¿Vas a patinar? —le preguntó Juliana.
      Todos juntos y al mismo tiempo empezaron a explicarle sobre el evento, por lo que tuvo que callarlos y pedirles que le explicaran de a uno. Simón fue el que habló. Al terminar, Juliana se los quedó mirando seria, lo que asustó un poco a los chicos.
—Yo estoy con ustedes —habló Juliana, que luego sonrió. Los chicos casi gritaron de alegría y hasta los que podían la abrazaron. —Bueno, bueno, chicos. —Los chicos se alejaron. —Yo me ofrezco a ayudarlos en la coreografía en patín, ¿qué les parece? Que ensayen para este evento especial les viene bien para practicar para la prueba de Gary.
—Sí, sí.
—Perfecto.
      Todos estuvieron de acuerdo y se lo hicieron saber. Nina estaba informando a Gastón lo que hablaron allí, por mensaje de texto.
—Y bueno… ¿Ya pensaron en algunos pasos? ¿Algo?
      Los chicos se miraron entre sí.
—Chicos, vamos, el tiempo corre. En un rato los quiero a todos en la pista. Avísenle a los que faltan. Rápido. Y por favor, piensen en una canción —dicho esto, Juliana fue en dirección de una mesa—. Ah, ¿me traen un jugo de naranja? Gracias.
       Simón empezó a preparar el jugo, Nico quería practicar un poco en patines antes que nada.
—Creo que voy a ir a practicar algo… ¿No les molesta?
—No.
—No, tranquilo, andá, en serio —dijo Pedro y luego le dio una palmaditas en el hombro.
     Nico fue entonces en dirección de los vestuarios, mientras Yam, Jim y Delfi (confundida por la tardanza de Jazmín), decidían seguir con los ensayos de la banda. Luna y Nina se acercaron a una mesa después de pedir unos licuados.
      Jazmín estaba en la zona de los lockers, caminaba de aquí para allá.
—Ay, haber mandado ese mensaje a Emilia sobre el evento no fue una buena idea —dijo ella en voz alta, se sentía avergonzada.
—¡¿Qué?! —en ese momento apareció Nico, que la había escuchado.
      Jazmín se encontró con la mirada seria de Nico.
—¿Les dijiste? —preguntó entonces el chico, acercándose más a ella.
       Jazmín estaba que se comía las uñas.
—No te enojes.
—No me enojo, pero no podés andar contando ciertas cosas a todo el mundo.
—Sí, te enojaste.
      Nico la miró y sintió que no podía enojarse con ella. Fue un pensamiento extraño, porque nunca había pensado algo así por Jazmín.
—Ya sé que no tenés mala intención, Jazmín —le dijo él. Ella lo miraba con la palma sobre el pecho y parecía angustiada.
—Solo quería que vean que el Jam & Roller no se rinde, que somos mejores que el Red Sharks, que, claramente es out.
—En esas chicas no hay que confiar.
—¿Estás enojado? —preguntó Jazmín, que de pronto se sentía mal pensando eso.
—No, Jazmín, no me enojé.
—¿Se lo vas a decir a los chicos?
       Nico se la quedó mirando unos segundos antes de responder. Jazmín se veía realmente asustada.
—No te preocupes. No les voy a decir.
       Jazmín respiró aliviada.
—Tenemos que tener mucho cuidado desde ahora.
       Más tarde...
      Simón vio a Luna sola sentada a una mesa y se acercó a hablarle. Lo del Open no la había dejado bien y quería asegurarse de que estuviera mejor.
—Luna —la llamó, mientras se sentaba frente a ella.
—Simón.
       Ambos lo dijeron tan serios que terminaron riéndose.
—Bueno, ya —cortó Simón—. ¿Cómo te sientes?
       Luna entendía a qué se estaba refiriendo.
—Me siento algo aliviada, ¿sabes? Ahora ya lo saben todos, Simón.
       Simón asintió.
—Estuvo padre lo que hiciste.
       Pero Luna no sonreía, y Simón también sabía por qué.
—¿Qué onda con Matteo?
—¿Que onda con Matteo qué?
—Luna… —dijo su nombre mirándola como diciéndole: “A mí no me engañas”.
       Luna resopló, porque no le salía mentirle.
—Nada, solo que… —Y ahí no dijo nada más.
       Simón esperó, pero como Luna no siguió hablando, lo hizo él.
—Los interrumpí, ¿cierto?
—No interrumpiste nada. Me salvaste, la neta.
—¿Estás así por lo de Matteo y Emilia?
       Luna no había querido hacerlo, pero lo miró mal. Pero no fue en realidad por él la intención de esa mirada.
—Luna, ¿piensas que Matteo quería cantar con Emilia? —Simón se lo preguntó de una manera que daba a entender que él pensaba que no.
—Estaban los dos en el escenario, Simón, tú los viste.
—Matteo parecía confundido cuando Emilia apareció para cantar.
—Sí, muy confundido. Simón, ya, neta, si Matteo quiere estar con Emilia, no me interesa. —Después de decir eso se lo quedó mirando.
—¿Qué? —rio él al notarlo.
—¿Y tú qué onda con Ámbar? Fuiste tras ella después de que cantara.
      Ahora el serio era él.
—Sí, no sé, Luna, pero no puedo evitarlo.
—¿Qué no puedes evitar, Simón?
—La veo, y no sé —se frotó el pelo, desesperado, mirando a la mesa. Cuando levantó la mirada, tenía los ojos llenos de lágrimas—. No puedo olvidarla —declaró—. ¡Lo intento, Luna, eh, lo intento, pero cada vez que la veo…! Yo solo quiero estar con ella y besarla. A veces la espío. Unas veces se da cuenta y otras veces no. Y cuando le hablo, lo único que hago es tratarla mal. Pero no quiero. Sé que no tengo que pensar en ella, pero…
      Simón se calló, y trató de tranquilizarse porque el llanto no había tardado en llegar. Al fin, pudo descargarse.
—Simón… —susurró Luna y le agarró y le apretó el puño que el chico apoyaba sobre la mesa.
      Ámbar y Emilia habían salido del Red Sharks para tomar aire, estaban en el parque caminando y acercándose a un banco. Emilia iba prendida a su celular.
—La verdad que no puedo creer que se atrevan a hacer algo así —despotricaba Ámbar contra los chicos y su idea del evento. Emilia sonreía de pronto.
—Esa molesta de Jazmín —llegaron al banco y se sentaron— eliminó el mensaje.
—Se arrepintió tarde —espetó Ámbar—. Jazmín siempre tan discreta.
—Vamos a hacer algo.
—Pero por supuesto, Emilia, no saben con quiénes se metieron.
—Esos losers no saben a qué juego están jugando y van a perder.
—Con nosotras nadie podrá.
      Dicho esto, ambas se agarraron fuerte de la mano posicionando los brazos como si fueran a jugar a las pulseadas en el aire y se miraban con sonrisas fieras.
—Tenemos que ponernos a trabajar y averiguar qué día será el evento.
—La única que puede decir algo es Jazmín.
—Será difícil. Eliminó el mensaje donde se reía de nosotras por el evento. Se arrepintió de abrir la boca.
—Jazmín no sabe mantener la boca cerrada.
      Jazmín llegaba a la pista con sus patines, ya casi era hora de encontrarse con los chicos y Juliana, y vio a Nico ahí, patinando de un lado a otro. Sonriendo, se acercó a él.
—¿Qué hacés? —le preguntó cuando llegó a él y este frenó.
—No patino hace mucho, mis pies necesitan recordar.
—Lo hacés bien.
—Gracias, pero necesito más práctica.
—A ver. ¿Me seguís?
—Sí, dale.
      En ese momento Juliana entraba a la pista para esperar a los chicos y se quedó mirándolos mientras hacían unos pasos.
       Jazmín patinaba, daba vueltas y Nico la imitaba. Juliana los miraba atentamente. Terminaron agarrados de la mano y Nico haciendo que ella diera una vuelta, luego se separaron. Nico sonrió asintiendo con la cabeza y ella se tiró el pelo hacia atrás mientras también sonreía. Entonces empezaron a llegar los demás y tuvieron que acercarse al centro de la pista porque Juliana los estaba llamando. Nina entró después y se sentó en la zona del público para observarlos.
—Entonces, ¿preparados para el evento especial?
—Yo no hice nada —dijo de pronto Jazmín y Nico entendió a qué se refería.
—¿Cómo?
—¿Qué?
      Nico se acercó y le susurró, casi sin mover los labios:
—Jazmín, cállate.
—Bueno, entonces, ¿los Red Sharks no saben de esto?
—No, nada —respondió Luna.
      Jazmín abrió la boca para hablar pero Nico se dio cuenta a tiempo. Nico agarró su mano y se la apretó, en una señal de que mantuviera la boca cerrada. Ambos se miraron y luego Nico la soltó.
       Jazmín se veía nerviosa.
—¿Y? Vamos, chicos, estoy esperando la canción.
—Siempre juntos —contestó Luna.
—Muy bien. Yo estaba pensando en dividirlos en parejas o tríos para que cada uno pensara en un paso. Este se realizará en el estribillo.
—No entiendo —habló Jim.
—¿Cada pareja hará un paso distinto en esa parte de la canción? —preguntó Yam.
—Ajá —respondió Juliana moviendo la cabeza de arriba abajo—  Y bueno. Empecemos.
      Juliana miró a Nico y Jazmín, que seguían uno al lado del otro.
—Nico y Jazmín. Los acabo de ver. Ustedes serán pareja.
—¿Qué? —preguntaron Nico y Jazmín al mismo tiempo, confundidos.
—Ay, no, chicos, no, pareja de patín, pareja para la coreo.
—Ah.
      Los demás chicos largaron unas risas. Pedro y Simón se miraron apretando fuerte los labios para no seguir riendo.
—Luna y Matteo será otra de las parejas.
—Lutteo —aclaró Jazmín. Todos la miraron.
—Sí, Jazmín, Lutteo —dijo Juliana para que dejara de hablar.
      Luna y Matteo se miraron serios.
—Y si están enojados, los problemas fuera de la pista —aclaró.
      Pero más que enojados, los dos se sentían tristes. Matteo tenía la esperanza de que en los ensayos iba a tener la oportunidad de hablar con Luna, y Luna pensaba lo mismo, pero más que esperanza, tenía miedo.
—Pedro y Delfina.
—Pelfi —dijo Jazmín y Juliana la miró.
—Como digas, Jazmín —rio Juliana.
—Gastón con Jim. Simón con Ramiro y Yam. Pero eso lo dejamos para que lo ensayen en otro momento. Ahora vamos con los demás pasos.
      Cuando estuvieron como media hora ensayando pasos para el grupo entero, entraron Ámbar y Emilia a la pista.
—¿Qué hacen? —preguntó Ámbar.
      Todos las miraron y se quedaron en silencio.
—No estamos haciendo lo que vos crees que estamos haciendo —habló Jazmín.
       Muchos la miraron confundidos, otros con: ¿qué dice? Y Nico le dio un golpecito para llamar su atención y no siguiera hablando.
—Están entrenando para las pruebas del equipo —habló Nina apresuradamente.
      Varios la miraron y asintieron con la cabeza.
      Ámbar y Emilia la miraron, Emilia con una sonrisa de qué me importa lo que estás diciendo y Ámbar fue más bien una mirada vaga. Nina no se dejó intimidar y le sostuvo la mirada a Emilia con cierto enojo.
—¿Te recuerdo que sos nuestra entrenadora? —preguntó Ámbar, volviéndola a mirar a Juliana.
—Está entrenándolos para las pruebas, así que, prácticamente, estaría entrenando el equipo. —Volvió a hablar Nina.
     Emilia y Ámbar volvieron a dirigirle la mirada, fastidiadas de que hablara.
—¿Y quién te preguntó a vos?
—Basta, Ámbar, termínala —cortó Gastón.
—Sí, soy su entrenadora, y por eso tengo que pensar en lo mejor para el equipo. Y todos ellos pueden ser parte, y todavía no empezamos con su entrenamiento, así que no veo el problema.
      Ámbar soltó una risita y después miró a Emilia.
—¿Que todos pueden entrar?
—Eso está por verse, bola de losers.
—¿Nico y Pedro van a estar en el equipo?
      Estos se dirigieron miradas cómplices pero no dijeron nada.
—Sí, ¿por qué? —preguntó Juliana.
—Cada vez más nefastos.
—Guárdate tus comentarios, que a nadie le importan, Ámbar, ¿sabés? —dijo Jazmín.
      Ámbar miró a Jazmín levantando una ceja, dio media vuelta y se fue a otra parte de la pista. Emilia, antes de seguirla, miró a Matteo y le sonrió. Él no mudó su mirada seria. Luna se puso furiosa.
     Los chicos siguieron con los pasos y Emilia y Ámbar se pusieron a hablar en la baranda. Ámbar recordó lo de la banda que necesitaban para el Red Sharks y sacó su celular del bolsillo del pantalón.
—¿Qué haces?
—Tengo que mandar un mensaje. No puedo perder más tiempo.
Entonces empezó a escribir.
Tengo una noticia interesante para vos.
     La sorprendió que no tuvo tiempo de guardar el celular que ya le respondía.
Ámbar, creí que nunca me ibas a volver a hablar.
¿Te sorprendí?
No puedo mentirte. Sí, me has sorprendido. Pero eres una linda sorpresa.


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