Creadores del pasado [Las crónicas de Abril #6]

El génesis (Primera parte)

(Aprire)

Se sentía liviana, como flotando. No veía nada, ni siquiera cuando abría los ojos, pero se sentía mejor manteniéndolos cerrados. Tampoco escuchaba nada más que sus pensamientos, ni siquiera su propia voz cuando intentó llamar a alguien.

"¿Qué pasó?" se preguntó Aprire "¿Acaso ella me venció? Seguramente... ¿Estoy muerta? ¿Es así como se siente la muerte?"

Incluso sintiendo que flotaba, también sentía que descendía, y a una lentitud terriblemente relajante.

Ella no quería estar relajada, no debía estar relajada, ¿pero qué más podía hacer? Al final, el hecho era que había sido derrotada y asesinada. Un infinito nada le esperaba. Solo eso. Un infinito y relajante descenso, tal vez.

"Finalmente... un tiempo de paz" se dice a sí misma, disfrutando de lo que podría ser su propia eternidad "Pero cómo fue que llegué aquí... ah, claro, todo empezó en ese lugar..."

Jamás se había detenido a pensar en todos los descubrimientos que había realizado en su viaje al aquel mundo... el conocimiento de un inicio, su propio inicio. Tal vez era momento de analizar tranquilamente, después de todo, ahora podría tener toda una eternidad para pensar en ello.

"¿Cómo fue que empezó? Fue con ella... estoy segura...

Hace mucho, mucho tiempo, en algún lugar, existió aquella alma.

El alma de un hombre valiente y poderoso.

Cabellos oscuros, ojos grises, musculoso, mentón bien definido, mejillas suaves, voz grave, ropas negras... todo un caballero, valiente, confiable, leal, amigable, honesto...

¿Cuál sería su historia?

Puedo imaginarla...

Él un día despertó en medio del universo, y le pareció un lugar muy vacío, oscuro y desolado, así que decidió emprender un viaje en busca de algo más.

Pero por más que viajara, siempre estaba solo, rodeado solo de oscuridad.

Tal vez si se hubiese detenido a pensar un momento en lo hermosa que es la soledad, nada de esto habría pasado, pero él quería más que solo eso, tal vez alguien con quien hablar, alguien con quien compartir sus pensamientos y deseos, alguien a quien poder compartirle todos sus secretos...

O tal vez... solo quería alguien con quien compartir su soledad.

Aunque lo más seguro, es que ni él supiera lo que quería.

Era un alma aventurera, dispuesta a cualquier reto, y si el reto era encontrar algo, pues lo tomaría.

Y así pasó años.

Años buscando algo... algo que ni él sabía si existía o si valía la pena encontrarlo.

Y por años viajó. Y él era la única luz a millas de distancia, lo único que parecía tener vida en ese infinito de nada.

Hasta que por fin, un día, algo apareció.

Un tipo de construcción, muy deformada, un montón de piedras amontonadas entre sí, dando ninguna forma en concreto y sin otorgar pistas de qué se podía encontrar alrededor.

Él sabía que no era lo que estaba buscando, pero al menos había abandonado la nada para entrar en algo.

Un brillo rodeaba las piedras, dándoles una hermosura especial, tal vez mística, tal vez mágica... aunque realmente eso era lo primero que él veía, no podía describirla con facilidad.