(Dieter, dimensión de humanos)
Si algún otro hechicero se enteraba y decidía llevar el caso a las autoridades, el castigo que Dieter y Lacus conseguirían no sería nada bueno. Se imaginaban desde encerrados en una burbuja hasta condenados a muerte, tal vez despojados de su magia o exiliados de la dimensión. Todo escenario posible significaba un terrible contratiempo para ambos.
Por otra parte, Dieter no estaba tan preocupado, Mohamed le había dado suficientes dones como para poder escapar y valerse por sí mismo, y puesto que era su culpa que Lacus estuviera en esa situación, estaba decidido a ayudarlo en caso de que las cosas se complicaran.
Sin embargo, esperaba que no llegaran a ese punto.
-¡Dieter!- lo llama Lacus, parece que ha estado llamándolo por un rato –Estás muy distraído, ¿qué sucede?
-Estoy pensando qué ingrediente usar- responde Dieter mientras deja un frasco al lado y agrega unas hojas verdes a su poción –Jamás eh hecho esto
-Lo sé... yo tampoco- agrega Lacus –Supongo que estamos haciendo esto por puro instinto
-Chicos, sigo aquí- anuncia Jess entrando al lugar con un vaso de jugo en la mano –Puedo escucharlos, y no me tranquiliza nada el hecho de que me vayan a dar algo que no saben si funcionará
-Lo siento... pero si te sirve de consuelo, no te envenenaremos, te lo aseguro
Jess sonríe, no es que no esté preocupada, pero por alguna razón, siente que ya no puede perder nada más.
-Confío en ti... en ambos- se corrige inmediatamente Jess –Pero les agradecería que tuvieran más confianza en ustedes mismos y dejen de hacer comentarios sobre si saben lo que hacen o no
-Pues gracias por el voto de confianza- dice Lacus sintiéndose extrañamente motivado –Y descuide, señorita, está en manos de profesionales
-De los mejores- agrega Dieter.
Lacus y Dieter chocan sus palmas y continúan agregando extraños ingredientes a su poción. Jess aún no se atreve a preguntar qué hacen, así que prefiere solo mirar.
***
(Marianela, dimensión de fantasmas)
El hecho de que la mayoría de las dimensiones estuvieran condenadas a un sueño profundo facilitaba el trabajo de Marianela. La única dimensión que pudiese representar una amenaza era la de quimeras, y Aprire le había dicho que ella misma se encargaría de ellas.
Ahora vagaba por la dimensión fantasmal. Era un lugar misterioso, pero no por eso aterrador. De hecho, se sentí intrigada en sus habitantes, se preguntaba cómo era que los fantasmas llegaban al lugar.
Había hecho una lista mental. Una criatura muere, su alma reposa durante siglos, luego aparece en la dimensión fantasmal. ¿Era eso posible? ¿Era así de lógico? ¿Así de simple? Se preguntaba si había algo más.
Incluso metida en sus divagaciones, no logra separar la mirada de sus objetivos. La joven no le era de mucha importancia, cuanto mucho, la había visto en alguna ocasión cuando era prisionera de Aprire... o de su hermano. El joven era quien ella vigilaba.
Michael era su nombre, lo conocía de sobra, pero claro, todo el mundo conocía al fantasma que había sido consejero de Abril y la había ayudado a ganar sus primeros juegos... antes de que la niña enloqueciera.
¿Por qué Michael la había ayudado? ¿Por qué ayudar a esa niña? El fantasma se había metido en demasiados problemas solo por ella.
Y al otro lado de la calle, disfrutando de un paseo con su mejor amiga, Michael presiente que algo no iba bien, se sintió vigilado y en peligro.
ESTÁS LEYENDO
Creadores del pasado [Las crónicas de Abril #6]
FantasyAprire regresó de su viaje a otro mundo. Regresó débil, con magia muy básica, sin los dones que en algún momento le dieron su grandeza y gloria. Ahora deberá esforzarse más que nunca para recuperarlos antes de que alguien se aproveche de ello. Sin e...