Llevaba desde las 10 de la mañana evitando los golpes de Nevra, que poco a poco subían de velocidad. En mi semana de entrenamiento, había aprendido dos cosas; uno, una baja estatura no siempre es sinónimo de posible debilidad, sino al contrario. Al haber menos espacio para golpear, el contrincante la tendrá mucho más difícil para ganarte. Dos, si este estúpido vampiro era bastante estricto en los entrenamientos grupales, en los individuales parecía más demonio que vampiro.
Mis entrenamientos consistían en lo siguiente; 15 vueltas por la playa, 100 lagartijas, 150 sentadillas y 200 abdominales. Después de eso, tenía 20 minutos para tomar agua o secarme el sudor, y comenzaba mi clase de defensa personal. A pesar de que ya tenía conocimiento en el tema, las técnicas que Nevra me había enseñado eran perfectas para el tema de la guardia; sigilo. Incluso me hacía recordar que mi profesor mencionó de un estilo que era precisamente con la intención de matar, como los ninjas lo habrían hecho en su tiempo.
No decía que este tipo de cosas no me satisfacían; al contrario, terminaba con el cuerpo hecho polvo y con la única intención de darme una ducha y desmayarme en la cama, así no probara ni un sólo bocado en la cena. Pero, joder. Estaba en un mundo fantástico donde tenía la oportunidad de usar arcos, espadas, hachas gigantes, dagas... ¡y nunca me habían ofrecido ese tipo de entrenamiento, ni siquiera Jamón lo había hecho! Siempre repetía de manera predeterminada; Aerye ser debilucha y no estar acostumbrada, Aerye esperar.
Por lo mismo, llevaba insistiéndole a mi maldito jefe que me enseñara a usar un arma, pero siempre se negaba con la misma excusa. Tengo cosas que hacer, ya me harté de entrenarte y cosas por el estilo. Incluso pensé en preguntarle a Leiftan, pero para ser sincera, no se veía del tipo que pudiera empuñar una espada sin sentirse culpable.
—Vamos.— le pedí por enésima vez ese día.
—No.—
—Líder, anda~.— hice la mejor cara tierna que pude. —Llegaré temprano siempre si me enseñas.—
—Esa es tu obligación, no un motivo de chantaje.— respondió con terquedad, negándose ante cada intento que hacía. —Además, ¿por qué quieres aprender a usar armas? Estás a buen nivel en defensa personal sin necesidad de ellas.—
—¡Porque en mi mundo son extrañas, quiero aprender a usar alguna! ¿Qué tal que en esa misión aún súper secreta me aparece un oso? No puedo defenderme de su fuerza con sólo mis manos.— cada vez agregaba algo, pero nunca parecía querer funcionar.
—¿Un oso?— frunció el ceño, no entendiendo mi referencia. Siempre olvidaba que la gente de aquí sólo conocía su mundo y no más allá del mismo.
—Una criatura que sea 10 veces más pesada que yo y 20 veces más alta. Moriré si me enfrento sin armas...— hice como que jugaba con mi pelo, algo húmedo por el sudor del entrenamiento de hoy.
—No existen familiares de 20 metros, que yo sepa.— si no fuera por su sonrisa socarrona, habría pensado que lo decía sin malas intenciones ocultas.
—¿...Acabas de insinuar que mido un metro?— miré a sus ojos de manera amenazadora, con la leve esperanza de que mínimo eso funcionara.
—Escucha, Darianne.— suspiró cambiando de tema al instante, apretando el puente de sus cejas.
—Aerye. A-E-R-Y-E.— le corregí, pues detestaba que me llamaran por mi segundo nombre.
—Aerye.— repitió mis palabras muy a la fuerza. —Tengo suficiente con tu insolencia en los entrenamientos en grupo, tengo que entrenarte en privado y ahora me pides que pierda más de mi bello tiempo que podría gastar en chicas para enseñarte a usar algo en un sólo día. ¿Planeas que nos vayamos de aquí a la 1 de la mañana?— miré el cielo, y pude suponer que aún no eran ni las 4 de la tarde.
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Re;Birth [Eldarya] (Re;Birth #1)
Fanfiction「No hay otra opción.」 ◊Aerye, una joven esper que vivió toda su vida fingiendo ser humana, se ve forzada a huir hacia Eldarya. Por azares del destino y su capacidad de meterse hasta en los problemas más imposibles, termina uniéndose a la Guardia de...