Capítulo XXXIII: Sentimientos Encontrados.

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Los días posteriores habían sido más bien... extraños. A pesar de que Ashkore me había besado, realmente la acción no era lo que me trastornaba, sino el porqué. Sabía que no era amor; él parecía querer comprobar alguna clase de hipótesis, y al besarme, parecía haberlo logrado. ¿Pero cuál era esa cosa que se había confirmado con mis labios? Por más que me ponía a pensar en ello, más me enredaba. Pensé más de una vez en decirle a Miiko sobre mis encuentros con el señor enemigo de la Guardia, pero sabía que no era conveniente. Simplemente esa vez fue la última que lo vería por mi propia voluntad.

Chrome, Karenn, un recluta más y yo fuimos ascendidos a la élite de Sombra. Incluso si fui condecorada en frente de todos, realmente no me lo creía. Estaba casi segura de que por mis acciones dentro de la ciudad y mi arresto estaría completamente descartada, pero tal parecía que se habían tentado el corazón no sólo conmigo, sino que también con el pequeño lobito y con su amor imposible. Según Miiko y Nevra, los tres éramos personas muy capaces, pero teníamos el grandísimo defecto de meternos en problemas y tomar decisiones estúpidas. Por más que me ofendiera, no tenía armas para defenderme contra sus insultos.

Nos habían ascendido, pero con la única condición de que, si volvíamos a meter la pata, seríamos vetados de la Guardia. No de la ciudad, pero tendríamos que acostumbrarnos a vivir como ciudadanos comunes y corrientes sin ningún tipo de beneficio económico. Imaginarme intentando vender las baratijas que Laïa me traía me daba escalofríos, por lo que sabía que tenía que evitar dejarme llevar por mis instintos. Con sólo faltar a un entrenamiento ya era motivo para sancionarnos... sí, las medidas eran demasiado duras, pero justas.

Como pude imaginarlo, los entrenamientos de la élite eran muchísimo peores que los normales; a pesar de que ya era casi mi segunda semana en la élite, mi cuerpo aún no se acostumbraba a los tormentos que nos hacía pasar Nevra. Si así era estando de buen humor, imaginarme sus entrenamientos cuando está de mal humor me provocaba pesadillas bastante aterradoras.

Aunque dudaba que estuviera de mal humor próximamente por el cambio que accedí hacer a su estúpida apuesta.

Ahora, tenía dos cosas en mente; en primera, tenía que seguir con mi nueva investigación, y la única pista que tenía era una maldita pluma que me parecía casi un sacrilegio tener escondida en mi habitación. A pesar de que ya había descartado a Leiftan como posible sospechoso, algo en mí me obligaba a seguir investigando. Por lo mismo, había pedido bastantes libros sobre especies eldaryanas junto con uno que otro libro de historia. Aunque tenía el material para investigar, la combinación de los entrenamientos con lo prohibido de mi investigación me dejaba poco tiempo para realmente dedicarme a ello, por lo que no llevaba mucho avance.

La segunda cosa estaba intacta sobre mi cama, elegantemente elaborada y con un sello bastante peculiar.

Suspiré al volver a darle una ojeada a aquella cosa. Por la mañana, Chrome había actuado como el cartero de los guardias; recibía los paquetes que llegaban a la puerta y los entregaba a sus respectivos dueños. En mi caso, mi ahora compañero de élite había tocado a mi puerta bastante confundido antes de entregarme una carta. Según él, era muy extraño que recibiera algo porque era una doña nadie en Eldarya.

Era una carta de... mi madre. Estaba algo pesada, por lo que supuse que tenía algún objeto dentro. La quería abrir, pero tenía un poco de miedo por su posible contenido. Aparte, estaba molida por el maldito entrenamiento, así que, si era algo referente a sus disculpas que no pensaba aceptar, el gastar siquiera mi energía en enojarme era más bien una pérdida para mí, pero...


—Agh, maldición.— dejé mi orgullo de lado, y abrí el sobre con desesperación. Dentro de este, estaban dos hojas y un pequeño costalito, por lo que saqué todo y comencé por inspeccionar lo que creí que era la carta. —Aerye; sé que sigues molesta y todo eso, pero no quería dejar pasar la oportunidad de que tuvieras acceso a algo que es tuyo. Aunque no quieras hablar conmigo, por favor acepta las cosas dentro de este sobre.— tras terminar de leer, volví a suspirar.

Re;Birth [Eldarya] (Re;Birth #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora