12. Diez mil dias

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[La forma en que se siente, tu aliento en el viento y la forma en que debo ir, en mi vida. Juro, ir, a donde sea que estemos, porque habrá algo que ver y encontrar.

No sé el significado de la vida, pero sé que es realmente precioso; la vida, no es para comparar cosas así que abrazó ambos luz, y sombras.

Los anillos de estrellas, me llevaran a ti, por los oscuros cielos, viendo el camino ser iluminado.

No se que es lo correcto para nuestras vidas, pero se que es la verdad para mi amor.

Esas memorias que no debía tener, siempre estarán en mi corazón...]

Always in my heart by Yamada Tamaru

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Ocho años, fue la edad en que Feliciano se le dijo el día en que iba a morir; que su vida sería poco menos de nueve mil días.

Cuando supo de su muerte, y comprendió lo que significaba, pasó días llorando en su cuarto; el hombre sin expresión, como solía llamarle, paso esos momentos tristes a su lado. Lovino no podía verlo, pero su hermano, ni su abuelo, tampoco lo dejaron solo: Feliciano no pudo decirles que le ocurría

Al morir su abuelo, tomo una decisión: cada día sería un tesoro para él. Feliciano moriría teniendo poco más de veinte, pero ese sería el tiempo suficiente para demostrarles a todos que podía ser la persona más feliz en el mundo, que llegaría el día que no podía pedir nada.

Cuando tuvo catorce años, se enteró de la razón por la que su vida sería corta: su corazón era débil, incapaz de ser fuerte y proveer una vida larga. Sabiendo ya que su vida sería fugaz, lo tomo con bastante tranquilidad, sonriéndole a su hermano mayor, que le gritaba al doctor, mientras parecía contener las lágrimas.

«—Tal vez ni siquiera pase los dieciocho años.» Fue lo que le decían los doctores; su cuerpo de por si tenía una fragilidad innata por su segundo género, y su corazón, frágil como era, daba ese destino.

—Está bien Fratello, algunos nos vamos antes, otros después —Fue lo que le dijo a Lovino días después, cuando este buscaba algún otro cardiólogo que le dijera algo diferente. El mayor lo miró atónito, incrédulo de que un alguien que todavía era un niño le dijera eso; que aceptara el hecho de que su vida sería corta tan fácil.

Y su vida fue como un milagro, vivió más de veinte años.

Todavía lo pensaba mientras era transportado en una camilla, con su corazón deteniéndose después de un infarto; su único arrepentimiento, era que su hija tuvo que presenciar eso.

—Todo estará bien —le confirmó el hombre sin edad, mientras acompañaba a Feliciano en la camilla, aferrándose a lo poco que le quedaba de vida.

Hubo cambios en su vida, unos que surgieron al conocer a Ludwig; entonces, el escenario de sus últimos días le fue angustioso nuevamente, él no podía enamorarse, no podía lastimar a las personas que quería; pero no pudo evitarlo, su vida le condujo a ese hombre.

Volvió a encontrarse con La Muerte, y esta le mostró nuevamente a donde llegaría su vida; le mostró cuanto tiempo le quedaba. Feliciano moriría cuando ocurriera otro milagro: traería un ser humano al mundo. El joven entonces, decidió ser egoísta, y suplico un único deseo a aquella antigua entidad.

«—¡Por favor! ¡Es lo único que te pido! —comenzó Feliciano—. ¡Dame más tiempo! Quiero estar con mi familia más, ver crecer a mi hijo, solo un poco...hare lo que sea. —Las lágrimas cubrieron sus mejillas, y se limpió estas con el dorso de sus manos.»

As the seasons go by [Hetalia] [Gerita]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora