C12: "Entre recuerdos y pesadillas"

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Aquella noche cuando él vino a visitarme ni siquiera lanzó cosas por la ventana, sólo apareció de repente y me dio un susto de muerte, traía cara como si se hubiera peleado con alguien.

-No viniste -Me dijo molesto. Me eché hacia atrás, pensando que me lanzaría un golpe.-Todo es culpa de él, te tiene embobado, pero él no lo sabe Max.

-Yo... no... no me sentía capaz de ir...

-¿Y así dices ser mi amigo?

-¡Lo soy, no hay necesidad de ser tan dramático! -Bufé algo dolido.

-¡Ni siquiera he tocado el tema Max! ¡Ni siquiera te he recordado lo que hiciste! pero parece que tendré que hacerlo.

-¡Cállate! -mi voz se esfumó ante el esfuerzo, luego sólo pude suplicar. -Por favor

-No Max, no lo haré, están todos a punto de saberlo ¿No crees que después de todo, merecías que te lastimaran de vez en cuando? ¿Crees que a Kim le interesarás luego de que lo averigüe? ¡Responde maldita sea! ¡Esa chica sabe la verdad! Es cosa de tiempo para que te reconozca ¿Qué harás? ¿Lastimarás también a Kim? ¡Lo dejarás sólo porque no puede corresponderte?

-Vete por favor. -Dije lanzándome a mi cama, sollozando y luego soltando todo el llanto que había acumulado. -Me alejaré de él ¿Ya estás feliz?

No respondió, y no fui capaz de levantar mi cabeza para ver en que momento se marchó.

Tuve una pesadilla en que todos lo descubrían, en que mi familia, la de él y Kim me odiaban, desperté agitado a las 4 a.m. Debía hacerme las cosas fáciles, dejar de ilusionarme con que Kim se sentía de la misma manera ¿Qué estaba mal conmigo? ¿No hay nadie que pueda amarme? Quizás si mis padres me amaran lo suficiente vendrían a casa, no se sentirían que llevan una vida vacía y aburrida.

¡Demonios! ¿Hace cuánto que no me sentía así? Me levanto de la cama, sé que no volveré a dormir, me siento en el sofá y me abrazo las piernas ¿Cuándo volverán? ¡Me siento solo mamá, te extraño papá!

Cuando mi alarma suena ya me he duchado y vestido para el colegio, y estoy tomando desayuno con un café de la estación de servicio cercana, y tostadas con palta y huevos escalfados

Me miré al espejo por última vez antes de salir.

-¡Vamos Max! Luces genial, nadie diría que das asco. –Pero lo daba, por dentro me sentía podrido.

Cuando llegué al colegio, Kim me he miraba de forma tan encantadora que casi olvido mi misión, tomo asiento junto a él sin dirigirle la palabra, y lo siento tanto por renunciar a ti, pero es mejor que nunca llegues a quererme, porque para empezar, si me quieres como amigo nunca será suficiente para mí, pero si llegara a quererme, a amarme, no tendría nada de ofrecerle más que los restos de un chico que prometió no volver a dañar a nadie más.

-Te traje algo –Tenía la mochila sobre las piernas, metió la mano y arrastró algo ruidoso hasta mi lado de la mesa, levantó la mano y vi unos skittles tropical... no me lo esperaba, y no planeé tampoco mi mala reacción, pasé mi mano por encima y los lancé volando, muy lejos de nuestro puesto, como si fuera un fantasma o un bicho malvado que va a asesinarme. Kim se asustó, quise pedir perdón inmediatamente, lo sé, no era su culpa, no tenía como saberlo, que aquel es el dulce favorito de mi mejor amigo.

-¡¿Qué diablos te pasa Max!? –Vociferó Luis, quién recibió los skittles por la cabeza, la chica nueva se voltea y me mira fijamente, me pongo las gafas y la evito mirando hacia otro lado. La chica recoge los caramelos y va a dejarlos a mi mesa.

-¿Tienes Skittles fobia, eh Max? –Se echó a reír. –Pensé que jamás volvería a verte.

Sé que Kim no comprendía nada en lo absoluto ¿Pero qué se supone que debo decir en una situación como esta? Me siento atrapado, pronto todos lo sabrán y... entonces sabrán me merezco su odio y más, quizás incluso su indiferencia ¡Maldición! Yo sólo quería pasar desapercibido mi último año escolar.

Melodías del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora