C18: "Dejar ir"

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Después de despedirnos en la casa del árbol, me quedé un momento para calmarme, Max me gustaba muchísimo pero parecía incapaz de dar un paso más conmigo y eso lo hacía frustrante. Cuando estuve más calmado me fijé en el tanuki de peluche, bajé rápidamente de la casa, atravesé la chabola y fui hasta su casa. Miré su puerta, seguro lo habrían regañado por llegar tarde, solté un soplido y rodeé la casa hasta la ventana de Max. Busqué en el suelo algo que lanzar, encontré un puñado de piedritas pequeñas adornando una maceta y comencé a lanzarlas a su ventana, pero no respondía.

—¿Tú no eres el amigo de mi hijo? –Dijo su padre. —¿Qué haces? Mejor entra, fue a darse una ducha hace un rato, ya debe haber terminado, sube...

—Este... —Escondí el tanuki es mi espalda, sé que su padre lo sabe y lo entiende, pero aun así es vergonzoso. –Está bien.

—Hey Kim, sube sigiloso –Me guiñó el ojo.

Subí las escaleras pensando en qué decir, sólo iba a devolverle su peluche, podría haberlo hecho en la escuela pero... había algo más que quería decir... lo que iba a hacer en realidad en la casa del árbol era... pedirle que fuera mi novio...

La puerta estaba entre abierta y de pronto oigo su voz como si discutiera con alguien más, lo veo parado, con una expresión seria.

—¡No merezco olvidar lo que te hice! —Grita —¡No voy a lastimarlo! ¡Nos queremos!

¿Está hablando por teléfono? ¿Es esa la persona de la que me habló? ¿Su primer amor? Entro pero no había nadie ahí y tampoco estaba su teléfono cerca, estaba hablando... no, estaba discutiendo solo.

—Perdón por entrar así, intenté golpear tu ventana y dártelo pero... tu papá me descubrió y me dijo que te lo entregara de forma sigilosa.

—¡VETE! ¿POR QUÉ TENÍAS QUE ENTRAR SIN AVISAR? –Grita con una expresión tan molesta que me deja paralizado.

—Max, cálmate –Logro decir.

— ¿¡Qué me calme!? ¡SE FUE! ¡Por tu maldita culpa se fue! Estábamos en medio de una conversación.

— ¡Max no había nadie aquí contigo! Estabas hablando solo.

Sus ojos se enturbian, me apego contra la puerta con el peluche aún en las manos, no lo entiendo, no puedo moverme, Max empieza a buscar algo que no existe por la habitación, mientras se rasca la cabeza y comienza a llorar.

— ¿Eric, Eric, Eric?

Se queda un momento mirando la nada, y cae sobre sus rodillas y empieza a llorar con fuerza, quiero ir hacia él, pero no logro descifrar lo que sucede, parte de mi arde en celos por el estado de Max ¿Lo sigue amando con tanta intensidad? No dejo de preguntármelo, empieza a ahogarse con sus lágrimas, mis piernas flaquean y caigo sentado, voy a gatas hacia él, lo abrazo, pero no me siente, ni siquiera se mueve. Entra el padre de Max y me aparta con suavidad, le doy el peluche a su padre y me largo, pero a penas cierro la puerta comienzo a llorar.

—¡Max! ¿Me escuchas? Papá está aquí. –Logro oír.

—Deberías pasar la noche aquí –Levanto la cabeza, la madre de Max me mira con ternura, levanta mi mentón. –Max es un chico sensible, lo lamento, debiste verlo ¿No? Ojalá las personas vinieran con una etiqueta de "frágil"... lo siento, no sé por qué te digo esto. –Apunta hacia un costado, ahí hay una habitación para visitas.

Al rato el padre sale de la habitación, yo estoy sentado en las escaleras, con la escena de Max gritándome grabada a fuego en mi cerebro. Su padre se sienta a mi lado y me rodea con el brazo. ¡Dios! ¡Eres tan afortunado Max! ¡Tienes un padre genial! Comienzo a llorar sobre su brazo y él acaricia mis hombros y da unas palmaditas en la espalda.

Melodías del SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora