𝚌𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 13: 𝚂𝚒 𝚜𝚞𝚙𝚒𝚎𝚛𝚊𝚜 𝚕𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚎𝚡𝚝𝚛𝚊𝚗̃𝚘

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[𝓑𝓻𝓸𝓬𝓴]



El dolor se hace presente en mis sentidos, me cuesta trabajo respirar con normalidad, no puedo mover varias partes de mi cuerpo, el dolor de cabeza se hace presente, y el zumbido irritante de una de las máquinas no ayuda mucho, parpadeo pausadamente para acostumbrarme a la iluminación, por lo que puedo percibir es de noche y sólo una pequeña lámpara de pared colgada en los dos laterales de la cama ilumina la habitación, logro reconocer el cuarto de hospital, giro con cuidado mi cabeza a un costado sólo para ver a una figura sentada en una silla a mi lado sosteniendo mi mano, es una cabellera azabache larga, puedo ver cómo su espalda se eleva varios segundos para volver a descender en una respiración pausada y tranquila, sea quien sea se que está durmiendo y se que la conozco pero no logró recordar muy bien de donde, mi vista viaja a una figura desparramada en uno de los sillones individuales a un costado del cuarto, logro ver que esta cubierto por una chaqueta a forma de manta, sus cabellos rubios me hacen reconocerle, una sonrisa se abre paso por mis labios, lo cual al costarme me hace notar un tubo dentro de mi garganta, un quejido ronco sale de mi boca al tratar de quitarlo, mi brazo se encuentra con una intravenosa por la cual pasa el suero junto con otra sustancia la cual desconozco pero deduzco que se trata de vitaminas o algo que mantenga en funcionamiento mi sistema, trato de moverme lo cual provoca que una máquina chille al desconectarse un cable de mi, el sonido irritante provoca una fuerte jaqueca y que me irrite al no poder encontrar cual de todas las malditas máquinas es la culpable de que el sonido no se calle, maldigo mentalmente mineras con mi brazo libre tanteo al aire en busca de un interruptor para acallar el maldito pitido de la máquina.

Pronto la figura femenina recostada sobre el colchón de mi cama se incorpora en un microsegundo, cuando veo su rostro la reconozco, hebras rebeldes de cabellos cubriendo su rostro. La nerd, ¡Ay perdón! Karen es su nombre, si es la costumbre, me observa totalmente desorientada.

Sus ojos se encuentran con los míos, todavía está presente el aturdimiento en ellos, cuando analiza la situación su boca se abre con asombro antes de lanzarse sobre mi y rodearme con sus brazos, internamente sonrió, esta chica nunca cambia, siempre deja a la vista sus sentimientos como si se tratara de un libro abierto, y no tiene problemas de mostrar sus sentimientos ante alguien conocido, cómo puedo rodeo su delgado cuerpo con mi brazo.

Al separarse de mi puedo ver varias lágrimas bajando por su rostro, trato de quitárselas con mi mano derecha pero me es imposible al verme conectada con el suero, ella lo nota, me ayuda a acomodar el cable y el suero, con una sonrisa adornando su rostro.

- Tranquila, todo está bien, estas en el hospital, una señora te encontró tirada y casi muerta cerca de una alcantarilla por los barrios bajos de la ciudad, el profesor de detención nos trajo a todos.- explica, mientras se encarga de acomodar mi cama para que quede en una posición sentada.

Asiento con la cabeza para que sepa que la he escuchado, el tubo en mi tráquea me empieza a incomodar, hago el intento de quitármelo pero ella me lo impide.

- No, no te lo quites, te lo pusieron para que pudieras respirar, espera a que llame a un médico.- me retiene.

Quiero objetar que puedo respirar sin la ayuda de esta cosa, pero al ver que me es imposible prefiero quedarme como estoy. La veo desaparecer por una de las puertas, pronto fijo mi mirada en Jace el cual sigue durmiendo como un bebé, si tiene el sueño pesado, aunque le pasen veinte camiones por al lado no se va a despertar, busco en la mesa de luz de mi costado algo para tirarle, cuando veo una botella de agua, una idea macabra cruza por mi mente, me estiro un poco para tomarla para levantarla sobre mi cabeza, para luego tirarla en su dirección, la botella golpea contra la pared y luego cae en un golpe sordo sobre la cabeza de Jace. Sin esperar más me vuelvo a recostar sobre la camilla, antes de hacerme la dormida, reprimiendo lo más que puedo la sonrisa que amenaza con abordarme.

Siento sus quejidos, junto a un gruñido seguido de una palabrota, lucho con las fuerzas que me quedan para no sonreír, luego se hacen escuchar sus pasos caminando en mi dirección, al llegar a mi lado su mano se encuentra con la mía y nuestros dedos se entrelazan. Su perfume haciéndose presente en mi sistema olfativo.

- Ay piojosa, si supieras lo que te extraño, sabes muy bien que no puedo seguir sin ti, eres lo único que tengo, y si, lo sé, tengo a mi familia adoptiva pero sabes muy bien como yo que no es lo mismo.- las palabras salen dolidas.- Necesito que te despiertes, que vuelvas a molestarme, incluso te dejaría seguir usando mi ropa y que me molestes por mi ropa interior de los héroes de Marvel, dejaría que me despertaras con tu forma peculiar de gritar como si estuvieras loca, lo cual lo estás, para luego tirarte sobre mi pobre cuerpo junto con mis hermanitos menores.- una sonrisa amenaza con asaltarme.- extraño nuestras noches de películas, te extraño demasiado Brock, ¡Maldición! No puedo más con esto, si te fueras a ir antes de tiempo, ¡Dios!  No se que sería de mi cordura Brock, no puedo hacerme una imagen sin ti a mi lado, eres todo lo que tengo y necesito, ¡Malditasea Brock! Despierta,  grítame, dime uno te tus tantos comentarios sarcásticos sobre las chicas que se me echan encima, por favor Brock, me prometiste que no me dejarías, que estarías siempre a mi lado, que nunca te irías sin mi, y sobre todo que nunca nos separaríamos sin despedirnos como se debe, no te despediste, no te puedes ir, no ahora...- su voz se quiebra y mi corazón se parte. No era mi intención ponerlo así.

Abro uno de mis ojos sólo para encontrarlo sosteniendo mi mano entre las suyas, su cabeza gacha cubierta por una gorra, como puedo me incorporo sin que lo note y con un buen tirón me saco de la garganta el tubo, el dolor se hace presente, si debo dejar de ser tan imprudente, pero decido no prestarle atención al dolor latente en mi traquea.

- Yo nunca dije que me iba a ir rubia.- pronuncio con una sonrisa tirando de mis labios.- además tengo tiempo de sobra para molestarte, ¿Te crees que es tan fácil deshacerte de mi? Claro que no mi amigo, yo de aquí no me muevo hasta que yo lo diga.- digo con la voz ronca pero divertida, mientras aprieto su mano, en un gesto gentil.

Lo veo incorporarse de inmediato, sus ojos celestes observándome con auténtico desconcierto, antes de envolverme entre sus brazos.

- Piojosa... ya te echaba de menos.- su rostro se esconde en el hueco de mi cuello, su cabello haciendo cosquillas en mi rostro.

- Si ya lo he notado.- suelto entre risas, al tiempo que hundo mis dedos en su cabello.

Pronto la habitación se encuentra concurrida por médicos enfermeras y los chicos de detención que se adentran de sopetón sin importarle las quejas de las enfermeras, todos están aquí junto con el profesor, sonrisas se extienden por sus rostros al verme, y se toman su tiempo para saludarme, importándoles un rábano el echo de que el médico les observa con desaprobación desde un costado.


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𝐍𝐔𝐄𝐕𝐀𝐒 𝐍𝐎𝐕𝐄𝐋𝐀𝐒 𝐄𝐍 𝐌𝐈 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐈𝐋

𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐀𝐓𝐎: 𝐇𝐀𝐑𝐑𝐘 𝐒𝐓𝐘𝐋𝐄𝐒

𝐅𝐔𝐆𝐈𝐓𝐈𝐕𝐀: 𝐒𝐇𝐀𝐖𝐍 𝐌𝐄𝐍𝐃𝐄𝐒








Eʟ Cʟᴜʙ ᴅᴇ Dᴇᴛᴇɴᴄɪᴏ́ɴ (Eᴅɪᴛᴀɴᴅᴏ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora