Capítulo V

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Tercer mundo

-Gracias, Kacchan...

No. No quería.

-¡Izuku! –grité. Pero ya estaba solo en mi habitación.

...

Mi respiración era cada vez más pesada. Las lágrimas resbalaban por mis mejillas. Era la primera vez en mi vida que la tristeza me invadía de una manera prácticamente insoportable.

"Debes centrarte..." me susurraron las voces superiores.

"No te desvíes de la misión..."

"Tu responsabilidad es muy grande..."

-¡CALLAOS, JODER! –putos entrometidos de mierda. No dijeron nada más. Pero no hacía falta saber que con aquello, tan solo me dejaban más en claro que las ilusiones que tenía solo se quedarían en eso, simples esperanzas.

¿Por qué ese chico siempre se cruzaba en mi camino? ¿Qué quería de mí?

-Quiero seguir adelante, pero con él en medio es muy difícil... -a pesar de sincerarme, no obtuve ninguna respuesta de su parte.

Justo un año después de aquello, tuve unas semanas sin ningún entretenimiento, hasta que la luz me envolvió, dejándome en un sangriento campo de batalla.

Una guerra.

Sonriente y con ganas de desfogar mis intensas emociones, agradecí por aquel objetivo.

Atravesaba el cuerpo de mis enemigos con mi espada, sin pararme a descansar. Uno tras otro caían después de enfrentarse a mí. En el bando que futuramente sería victorioso por mi presencia, no tardé en hacerme popular, llamado siempre para estar en primera fila. Aquello me calmaba, no había nada mejor para mi distracción que una buena lucha, deteniendo los pensamientos sentimentales y demás cosas innecesarias, alzarme con la victoria en aquel lugar era mi único propósito.

A los pocos meses ya faltaba poco para derrotar al enemigo, acorralándolo en las laderas de unas montañas que daban pie a un inmenso bosque de aspecto tenebroso. La táctica que había desarrollado estaba funcionando, y nuestro ejército crecía más y más al ver que la victoria sería nuestra.

Era la batalla más importante hasta la fecha, en la que obligaríamos a todos los soldados enemigos a retirarse hacía el bosque si querían huir. Por lo que tenía entendido, aquella zona era terrible, llena de criaturas extrañas y magias inexplicables. Con esto, ganaríamos.

Un hombre vino hacía mí corriendo, repleto de sangre y tierra húmeda. Ágilmente me aparté a tiempo y le herí las rodillas, dañandole los tendones con un profundo corte. Agonizando cayó, y sin más preámbulos me dispuse a matarle. Pero un gritó me distrajo, uno de los guerreros del bando contrario estaba a punto de atravesar con una lanza a un joven que apenas se sostenía en pie.

Molestó por la inutilidad de algunos, lancé mi espada acertando donde quería, en el cuello de aquel desgraciado. Sin pararme a observar si quiera a quien había salvado, rápidamente recogí mi espada y me alejé de allí. No tenía tiempo de nada más. Tan quería solo ganar. Tan solo hacía mi trabajo. No era de ningún sitio. No era nadie.

Constantemente me lo repetía para no engañarme a mi mismo. 

 

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Persiguiendo estrellas --KatsuDeku--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora