Capítulo XV

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Verdad

-Kazuki se siente feliz al protegerme...

-¿Otra vez lo haces por su bien?

-Sí, pero puedes estar tranquilo, si se pasan de la raya siempre puedo patearles el culo –y con una media sonrisa y un destello lleno de determinación, no pude echarle nada más en cara.

-Sois una familia de tontos.

...

Y allí estaba yo, con un ridículo gorro puntiagudo de color azul con un pompón de plástico amarillo, y una incómoda goma rodeándome toda la cara para que no se me cayera el maldito gorro.

-¡FELICIDADES! –gritaban Deku y Kazuki sin parar, mientras Hiroko, avergonzada y llena de una alegría que intentaba controlar, sonreía con timidez.

-Que mayor estás ya, ¿verdad, mi pequeña? –rió por las cosquillas que le hizo su madre en el cuello.

Desde tan temprano y ya provocando escándalo.

-¡Augh! –una patada en la espinilla me hizo reaccionar. Obviamente, era el niñato de siempre.

-¡Felicítala tú también! –chasqueé la lengua. Los ojos de Deku y Hiroko brillaban expectantes.

-Felicidades... -me guardé el: ya queda menos para que te mueras.

-Gracias –con las mejillas sonrosadas, me agradeció escondiéndose detrás de Deku.

-¡A Hiro le ha entrado vergüenza! –se burló Kazuki.

-¡NO! –y más animada, se fue dispuesta a discutir con su hermano, por lo cual empezaron a correr. Las risas resonaban en toda la casa.

-Supongo que celebrareis su cumpleaños, ¿quieres que me pase el día fuera? –aproveché el momento para preguntarle a Deku.

-No, no, tranquilo, nos gusta pasarlo en familia, damos un paseo y cenamos un delicioso pastel –simple, pero no me parecía ni tan mal.

-¿Entonces me quedo?

-Sí, celébralo con nosotros –lo dijo con duda, se mordió el labio inferior y sus ojos verdes se me clavaron, presionándome.

-No tengo otra cosa que hacer.

-Me alegro –y el dolor recorrió todo mi cuerpo. Pero como ya últimamente pasaba, no era tan agudo, se podía soportar.

-¡Niños, vestíos, nos vamos!

La calidez de esta casa me estaba empezando a gustar, y el sentirme cómodo no era una buena señal. Me iría, estaba seguro de eso, lo sentía, por muy extraño que pareciera.

Ya estábamos todos subidos en el coche, de camino a un parque de atracciones nuevo en las afueras de la ciudad, cuando de repente el móvil de Deku empezó a sonar.

-¿Sí? –contestó con una sonrisa que desapareció al momento- ¿qué...?

Silencio. Kazuki y Hiroko, al notar la atmosfera, se callaron también.

-Mami, ¿qué pasa? –la preocupación de los niños aumentaba, impacientes, se inclinaban en sus asientos.

-N-nada, cariño, solo será un momento –continuó con el móvil, escuchando lo que le decían desde la otra línea. Por su cara, tenían que ser muy malas noticias-, entiendo, sí, sí...

Tragó saliva, pestañeó varias veces. Sus ojos estaban llorosos. Paró el coche en una gasolinera.

-Iré ahora mismo –se despidió y colgó-, lo siento... hay un pequeño cambio de planes.

Persiguiendo estrellas --KatsuDeku--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora