Capítulo XVI

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Control

-Oh –ladeó su cabeza sin quitar aquella maldita sonrisa-, ¿no te acuerdas? ¿tienes amnesia?

Se acercó, y la presión y la angustia en mi interior aumentó de golpe. Todos mis sentidos me pedían a gritos que huyera. Su aliento acarició mi oreja, y su pelo me hizo cosquillas en la nariz.

-Te haré recordar, Kacchan –susurró, dejándome en claro que aquí, él era un villano.

...

Ah, tan vulnerable.

Tan confundido.

Me encanta.

-¡Kacchaaaaan! –le pellizqué una mejilla. Sus ojos color sangre se abrieron al momento, perdidos-, tienes que estar despierto, si no, no es divertido.

-¿Qué...?¿Dónde estoy, maldito engendro? -su voz era tan... prometedora. Quería oírle gritar, sollozar, rogar... quería hacerle tantas cosas a esa boca.

-En mi esplendida guarida, ¿verdad, esbirro? –Shigaraki sonrió, negando con la cabeza desde las sombras.

-No me llames así, Deku.

-Bueno, dejémoslo aparte, esto es entre tú y yo... -acaricié su torso, musculoso. Era real, tan real que me hacía excitarme de la emoción. Era como un sueño, el mejor de todos-, es genial que tenga una segunda vez contigo, Kacchan.

-¡¿De qué hablas, loco de mierda?! –se escandalizó, e intentó zafarse de las cadenas que lo inmovilizaban.

-¡Ups, no lo malentiendas, Kacchan! –gruñó, mirándome con desprecio-, nosotros no hemos hecho nada de eso, que mente más lasciva tienes –me reí sin poder evitarlo.

-¿Deku, vas a acabar ya?

-Me estas molestando más de lo usual hoy, Shigaraki –avisé cambiando mi tono de voz a uno más serio.

-Bueno, tenemos cosas que hacer, y esta copia del chico bomba no me gusta, no sabemos de dónde ha salido ni-

-No es una copia, es él.

-¿Pero qué dices? El verdadero está muerto, no hay duda alguna, lo sabes –bocazas, no estaba yendo como yo quería.

-Vete, no tardaré en salir –y sin rechistar, salió cerrando la puerta tras de sí. Aun así, noté su molestia. Pocas veces le ordenaba, y cuando lo hacía, lo odiaba.

-¿Qué coño te ha pasado, Deku? –a pesar de la tensión, él parecía ignorarlo. El odio que tanto lo distinguía brillaba menos en sus ojos.

-¿Y a ti, Kacchan? –cogí una silla y la arrastré, parándome en frente suyo. Me senté, esperando a que hablara.

-¿Para qué quieres saberlo? Por lo que veo, lo que realmente quieres es matarme –perspicaz como siempre.

-Oh, no, no, no es tan simple –crucé las piernas y apoyé mis brazos en mis muslos. No pude evitar mirarlo de arriba abajo, deseoso, contradiciéndome a mí mismo en mi interior por lo que había dicho-, explícame quien eres.

En silencio, hizo lo mismo que yo, analizarme. Su disgusto era demasiado perceptible.

-No soy de este mundo, tan solo sé eso –lo soltó sin mirarme. Aquella ira desmedida que lo caracterizaba parecía calmada... ¿qué le habían hecho a mi querida bestia?

-¿Y que hay en tu mundo? –frunció el ceño.

-Estás tú...

-¡Oh! Cuanto me alegra escuchar eso, cuéntame, ¿qué hay de mi otro yo? ¿qué hace? –burlón, continué preguntando.

Persiguiendo estrellas --KatsuDeku--Donde viven las historias. Descúbrelo ahora