Beso
Kacchan siempre era tan frío y distante... al descubrir su timidez volví a darme cuenta de mi sonrisa enamoradiza.
Realmente, me gustaba aquel tonto.
...
Los rayos de luz me despertaron. Era el momento, no podía retrasarme más.
Me levanté como pude, y camine hasta la entrada de la cueva. El amanecer se despertaba con colores pastel. Rosas y azules decorados con esponjosas nubes, y pequeños pájaros volando haciendo piruetas. Por un momento, deseé de manera infantil ser igual de libre que ellos.
-¿Kacchan? –el inútil se frotaba perezoso los ojos. ¿Por qué siempre tenía que aparecer a donde quiera que fuera?- ¿A dónde vas?
Tsk. Tan idiota no era para no ver mis intenciones.
-Me voy –y empecé la marcha.
-¡¿Qué?! –y cómo no, me siguió desesperado-, estas muy débil, la herida no ha sanado por completo, ¡es muy peligroso que vayas así!
-Tengo que luchar y ganar –admito que su expresión fue divertida, palideció al instante.
-¡NO! –gritó de repente. Aun así, no me detuve-, ¡escúchame, no puedes ni siquiera el plantearte luchar, te matarán!
¿Matarme?
La idea no me pareció tan mala. Si es verdad que tenía apenas diecisiete años, mi vida me había parecido larga, y había experimentado más cosas que cualquier ser vivo de todos los mundos y tiempos que había visitado. La muerte... ¿Cómo sería? ¿Podría hallar la paz absoluta?
No necesitaría complacer a nadie, ni siquiera a mí mismo. Tampoco tendría obligaciones.
Sería libre.
La tentación de acabar con todo en aquel mismo instante fue grande. Pero antes, finalizaría las cosas bien, terminaría la misión, aun si todavía no sabía exactamente cuál era.
-¡¿Me estas escuchando?! –aquel llorón dramático seguía fuera de sí.
-¿Y a ti que más te da si muero o no? –pregunté, pudiéndome la curiosidad.
-¿Por qué dices eso? Es obvio que me importa, a nadie le gusta ver morir a otra persona –que respuesta más cliché.
-No me conoces, tan solo dirígete hacia otro lugar y mantente lejos de mí, así no me verás morir, y yo podré hacer lo que me dé la puta gana –me detuve de nuevo, ya que el peliverde hizo lo mismo. Esperaba una respuesta de su parte antes de separarnos.
-Y-yo... -apenas se le escuchaba.
Esa parte de él me sacaba de quicio. Sus dudas eran tan visibles, el brillo incesante de sus ojos me indicaba que estaba a punto de ponerse a sollozar de nuevo, y sus mejillas rojas provocaron que mis sentimientos extraños saltaran, poniéndome aún más nervioso.
-Habla de una maldita vez, Deku...
-¡Me gustas! –me interrumpió.
¿Qué acababa de decir?
¿Qué acababa de escuchar?
Su rostro se puso aún más rojo, se encogió, y con determinación, me miro con esos ojos de cachorro abandonado. Su labio inferior temblaba sin parar.
-Me gustas... por eso no quiero que te pase nada, sé que puede parecer extraño, y es cómo dices, no nos conocemos apenas nada, pero... -el latir de mi corazón era demasiado, iba a estallar-, ¡yo... tengo el presentimiento de que ya nos conocemos!
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Persiguiendo estrellas --KatsuDeku--
FanfictionUn joven destinado a vagar por todo tipo de mundos en solitario. Siempre con la obligación de salvar a los demás, siendo el mayor héroe de todos. Pero todo cambia cuándo se encuentra en sus travesias siempre la misma alma, una y otra vez, obligándol...