3. Me gusta, no me gusta.

804 112 56
                                    

  "Chrysanthemun Leaucanthemum = Amor lleno de pureza. Inocencia."

• • •

Apoyó su rostro sobre el mostrador, sintiendo el frío del mismo tratar de calmarle el calor que de sus mejillas florecían. No espero ni lo preparo mucho, simplemente lo penetro y allí se quedó hasta sentir que sus cuerpos se aceptaban mutuamente.

Alec le tomaba de las caderas mientras le penetraba no muy suavemente, con una mano le acarició la espalda, pero no dejaba de ser brusco.

Los jadeos de ambos se hicieron audibles. Mas fuertes eran los de Magnus, su pene se encontraba atrapado entre la espada y la pared, entre el calor y el frió del mostrador. Temía acabar y manchar los muebles, pero a la vez no quería que se detuviera, le estaba gustando.

Le gustaba el.

Los minutos se hicieron cortos cuando el éxtasis llego y se quedo. Alec se lo hacia duro y lo estaba disfrutando demasiado.

- Me gusta lo obediente que sos.

Le susurro Alec y Magnus sonrió. Un cumplido de alguien tan bruto era mas que un halago y mas para alguien que adoraba tomar lo salvaje y convertirlo en una hermosa pieza de arte.

Y eso iba a hacer con Alec Lightwood.

- Me gusta obedecer. - Le susurro y todo se puso negro.

Algo le hizo darse cuenta de las cosas.

Se despertó.

- ALARMA DE MIERDA. - Grito y la apago furiosamente deslizando su dedo sobre la pantalla.

- Ay dios que te pasa? - Le reclamo Sonia, el enseguida se sentó en la cama.

- Nada. Una pesadilla... - Ella extendió su mano y acarició su espalda desnuda, estaba transpirado y tenía una erección.

- Parece una pesadilla hot.. - Lo abrazo por detrás y Magnus cerró los ojos. - Veni... Desayunamos por ahí después..

Magnus se dejo atraer al centro de la cama donde su mujer se le trepo y termino de encargarse de lo que Alec había empezado en su mente.

Se abrazo a su cuerpo mientras ella se movía, quería impregnarse de ella, quería quitarse esa idea de la cabeza.

Por que lo recordaba tan bien, su rostro, su sonrisa y su perfecta voz? Se giro en cama y se cogio a su novia como si fuera el y ella parecía mas que feliz.

• • •

Ambos cafés estaban en el mostrador. El barista siempre le hacia un corazón junto a su nombre " Mags ♥ " y ella era " Sonia " la que estaba en el medio. A veces Magnus sentía pena por ella. Después de todo, era increíble como pasaba por la puerta.

Se sentaron junto a la ventana en silencio, al menos por dos minutos, lo máximo que ella duraba en silencio. Mujeres.

- Fue hermoso lo de esta mañana, hace mucho que no me lo hacías así..

- Estaba inspirado. - Contestó Magnus mientras le daba una bocanada a su roll de canela.

- Me pregunto por quién... - Sonia lo miró mientras le daba un trago a su café latte común y básico, " como ella " pensaba Mags.

- ¿Te estas quejando? - Le contestó.

- Jamás me quejaría. - Le respondió.

Ambos se quedaron hablando de cosas que ni venían al caso por un rato hasta que llego la hora de abrir la florería.

El día transcurrió como si nada. Un par de muertos, alguien pidiendo direcciones, los tipos que traían la comida. Así pasaban los días en la florería. Al menos por un par de semanas. Eso se tardó Alec en volver. Tres semanas.

Cuando entro a la florería Magnus sintió dos grandes felicidades, la primera era que Sonia no estaba, había salido al banco y la segunda, era que Alec probablemente había cometido otro error. Era infiel. Que le importaba a él.

- ¿Que cagada te mandaste ahora?

- Murió mi padre.

- Oh... ¿Lo mataste para verme de nuevo? - El tacto, siempre tan sutil.

- ¿Te caíste de chiquito o algo? ¿Un golpe fuerte en la cabeza, naciste sin corazón tal vez? No podes ser tan...

- Me críe con plantas y flores, no se como hablar con humanos. ¿Te ofendí?

- No.. - Alec soltó una risa triste. Tal vez estaba muy mal como para pelear, cualquier humano lo haría, Sonia lo haría.

- Lamento lo que dije. Voy a hacerle el mejor ramo del mundo. Lo prometo.

- Gracias. - Alec se lo quedó mirando las flores en general, debía de elegir el tamaño y demás cosas. Magnus simplemente se acerco y lo abrazo. Rodeo su cuerpo con sus brazos y lo apretó como al girasol unas semanas atrás.

Se sostuvieron mutuamente. Con algo mas que un simple consuelo.

- Los funerales son buenos para tener sexo.

- No me digas. - Alec se rió, al menos lo hacia reír.

Magnus lo aparto y planto un beso en su mejilla.

- Cuando las cosas son difíciles, ofrecemos un servicio para que las personas no tengan que hacerse cargo de estas cosas. Dame los datos y yo hago todo.

- ¿De verdad? No sabía. - Alec se sorprendió.

- El mismo que hicimos con tu hermano. Bueno, mi papá en ese caso.

- Oh... - Mucha confusión en su rostro se hizo presente.

- Los datos Alexander.

- Si.. - Sacó un papel y se lo dio, Magnus le saco una foto y luego le palmeó el brazo.- Gracias...

- De nada. Nos vemos luego. 

Magnus tomó una margarita de uno de los tarros de muestra y lo puso en el bolsillo del saco de Alec. Lo miro a los ojos por última vez y giró sobre sus talones, yéndose al fondo del local, sin ver si Alec se iba o no. No le importaba en ese momento, debía de hacer el mejor decorado para su suegro muerto.

Miro a un costado, al girasol ya podrido de antes y se dio cuenta.

Había atendido un asunto de muertos.

- Mierda... - Susurro para si mismo.

Eso solo podía significar una cosa.

Alec le gustaba.

El floristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora